Lucía Rodríguez mira a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028

m. v. f. VIGO / LA VOZ

DEPORTES

RAMON LEIRO

La salvaterrense afronta su primer año en categoría absoluta después de firmar la despedida soñada como júnior

25 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Lucía Rodríguez (Salvaterra de Miño, 2004) califica su 2022 como «impresionante» tanto en lo personal, como en lo deportivo. Para la historia queda el oro europeo júnior en dobles logrado junto a Nikol Carulla, además del hecho de verse número uno en el ránking mundial de la modalidad. También haciendo frente a una lesión que no dejó de darle la lata, y lidiando con el último curso de Bachillerato y el inicio de sus estudios de Comunicación Audiovisual. Salió airosa de todo, pero quiere más.

El 2023 es el año del salto a la categoría absoluta. Tiene asumido que no será fácil, que se trata de un cambio drástico, y que las recetas para que salga bien son dos: trabajo y calma. No tiene prisa. De hecho, sabe que al empezar de cero a sumar puntos para el ránking de mayores, estar en París 2024 es imposible, pero la perspectiva respecto a Los Ángeles 2028 es otra. «Trabajo pensando en ello, y confío en conseguirlo. Sé que hay que trabajar duro, y que no siempre llega la recompensa, pero a veces sí».

Una meta que le hace especial ilusión de cara a esa cita olímpica de dentro de cinco años es clasificarse en dobles. «Me gustan las tres categorías: individual, doble femenino y doble mixto. Pero el doble es lo que más me motiva, porque todavía ninguna pareja ni femenina ni mixta fue a unos Juegos. Me parece un reto, un objetivo chulo que supondría hacer historia», señala. Asegura que si tuviera que elegir, se quedaría con el doble, donde vuelve a competir con Ania Setién —que es un año mayor y ya no podía competir en júnior en el 2022—.

Rodríguez huye de la presión autoimpuesta, pero tiene claros sus próximos objetivos. «Las metas son ganar el Campeonato de España absoluto y algún internacional. Mis entrenadores me dicen que tengo mucho margen de mejora, y eso me motiva mucho», comenta. Sus mayores bajones suelen venir dados por las lesiones y, en ese sentido, ha pasado por una etapa complicada. «Estoy saliendo de una lesión de rodilla, y voy con cuidado, entrenado poco a poco, controlando las cargas. Pero no poder hacer los ejercicios al 100 % es lo que más me desanima», admite.

Ese problema físico le llevó a renunciar a algunos torneos. «El problema es que, cuando suben las cargas, el tendón se resiente. Si la carga es alta, me duele más», ahonda. Desde principios de diciembre sigue un tratamiento específico y de mejora. «Si no paraba y recuperaba, se podía volver crónico y, como no nos queríamos arriesgar, quitamos algún torneo del calendario», revela. Ahora, su compromiso más inmediato es participar este fin de semana con su club, As Neves, en la liga nacional, que se celebra en Almería. La temporada pasada estuvo cedida en el Ravachol, pero regresó para ayudar a salvarse a su equipo.