La pesadilla de Muguruza continúa en el Abierto de Australia

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido COLPISA

DEPORTES

LOREN ELLIOTT | REUTERS

La tenista hispano-venezolana pierde también en su estreno ante la belga Mertens, sigue en caída libre y no aparecerá ni siquiera entre las 80 mejores del mundo tras cinco derrotas consecutivas

17 ene 2023 . Actualizado a las 17:21 h.

«Tendré que hacer un calendario adecuado con mi ránking. Intentaré jugar los mejores torneos también, pero cuando no pueda miraré y valoraré otros de menor categoría. Ahora me toca trabajar humildemente y pasar un poco desapercibida para tratar de escalar otra vez», sentenció Garbiñe Muguruza en rueda de prensa tras caer este martes en Australia y sucumbir de nuevo en una primera ronda de grand slam. La hispano-venezolana confirmó al perder ante la belga Elise Mertens que vive en un estado de bloqueo mental permanente que opaca a la jugadora que, no hace mucho, levantaba dos grandes del tenis (Roland Garros en el 2016 y Wimbledon en el 2017) y que en cada cita lucía la etiqueta de favorita. Ahora, ciertamente, la noticia salta si consigue salvar las primeras rondas de los torneos, una situación anómala para una jugadora de su nivel. Una caída libre con un balance negativo de 12-20, una racha de cinco derrotas consecutivas y el consiguiente descalabro en el escalafón mundial.

Caer de nuevo en primera ronda trae consigo otra consecuencia negativa para la española, que al no poder igualar la segunda eliminatoria que alcanzó el año pasado en Melbourne, perderá muchos puntos y caerá por debajo de las 80 primeras del ránking WTA. Esto condiciona el resto de temporada para Muguruza, que partirá en algunos torneos fuera del cuadro principal. De no levantar cabeza, podría salir del top 100 del circuito en cuestión de semanas.

Lo tuvo en su mano en su mano

Con la derrota de este martes, Garbiñe Muguruza aún no sabe lo que es ganar esta temporada y son tres los torneos donde se despide en primera ronda de forma consecutiva. En el primer grand slam del año, la tenista tenía la oportunidad de resetear la mente y romper esta racha de descalabros, pero los fantasmas de los últimos meses volvieron de nuevo a su cabeza y cayó derrotada en un encuentro que tenía encarrilado ante Mertens por 3-6, 7-6 y 6-1.

Su verdugo este martes fue la número 32 del ránking WTA, a la que Muguruza había vencido en las dos ocasiones en las que se habían enfrentado, ambas en pista rápida. Como ya le ocurrió en el torneo de Adelaida ante la canadiense Bianca Andreescu, la española servía para ganar el partido en dos mangas, pero las dudas volvieron a surgir en una jugadora con la confianza por los suelos a día de hoy. La belga no desaprovechó la oportunidad para llevarse el tie-break del segundo set y hacer cuesta arriba el encuentro a Muguruza.

Mertens, que no se caracteriza por disfrutar de un juego brillante, se limitó a meter la bola y a desesperar a una rival que puso actitud, pero con un nivel tenístico que está muy lejos de lo que fue hace no mucho. En la tercera y definitiva manga, Muguruza acusó el calor y la desconfianza, y la belga le pasó por encima para cerrar el encuentro. «Creo que ha sido una mezcla de tensión y cansancio. Físicamente he notado un bajón y ella se ha venido arriba», justificó la hispano-venezolana. Un resumen perfecto del alarmante momento que sufre Garbiñe.

Atrapada en una crisis

Muguruza no logra escapar de la crisis que le atrapó desde que hace dos años triunfase en el Masters de Guadalajara. Desde entonces, pierde mucho más que gana y agudiza un declive que tiene que ver más con una cuestión técnica y mental que con esa supuesta desidia que se le reprocha. Insiste pero no da con la tecla que le devuelva a la senda ganadora y se acostumbra a abandonar las pistas cabizbaja, escondida como en Melbourne bajo la visera.

Siempre ha sido una jugadora de todo o nada, capaz de lo mejor y de lo peor, pero la situación de Garbiñe es un misterio. A sus 29 años, quiere recuperar esa magia que le hizo campeona y hasta número uno del mundo, pero solo encuentra decepciones. Por condiciones parecía llamada a tocar el cielo, pero ahora no encuentra su fondo. En el 2020 confió en Conchita Martínez para volver a la élite y repuntó precisamente hace tres años en Australia, donde alcanzó la final, pero luego vuelta a las andadas. Para Garbiñe no hay término medio. Puerta grande o enfermería.