José Sito Seoane: «Antes jugaba con ellos en la Play»

DEPORTES

Tras compartir liga con Drogba y Joe Cole, el betanceiro busca equipo cerca de casa

16 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Hasta el más viajero añora su hogar en algún momento. Y eso le ha sucedido a Sito Seoane (Miami, 1989), que tras once años viajando por el mundo para jugar al fútbol en Texas, Canadá, Islandia y Dinamarca, lleva ya dos meses en Betanzos, donde creció y donde tiene a la familia. Con varias ofertas para incorporarse a equipos de Segunda Federación en Madrid o Andalucía, el delantero prefiere esperar a ver si le sale algo más cerca de casa. Ha pasado ya mucho tiempo desde que dejó el Laracha para cruzarse el Atlántico y, aunque no tiene más que buenos recuerdos, le puede la morriña.

—¿Cómo le sale la oportunidad de ir a Estados Unidos?

—Fue en marzo de la temporada 2011-2012. Yo estaba en el Laracha y Manu Mosquera nos llamó a mi y a Aarón Rama para acudir a unos partidos en los que había ojeadores de otros países buscando talento. Algo similar a lo que hace hoy la AFE. Mosquera sabía que tanto Rama como yo nos queríamos formar también a nivel educativo, por eso se puso en contacto con nosotros. Allí estaba Paul Dalglish, el hijo de la leyenda del Liverpool, que buscaba jugadores para llevarse al Austin Aztex, al que entrenaba en Texas. Al tener ya el pasaporte, me dijeron que podían hacerme un contrato profesional y conseguirme una beca para estudiar inglés.

—¿Jugaba y estudiaba al mismo tiempo?

—Mis primeros dos años sí, estuve entre Houston y Austin. Tenía un contrato de cinco meses, que es lo que duraba la temporada en la Liga de Desarrollo que jugábamos en Austin. Y cuando se acababa me mandaban para Houston para tenerme más controlado y aprender inglés con una beca. Era una oferta que no podía rechazar: jugar como profesional y seguir estudiando, todo lo que quería.

—Tras 46 goles y 25 asistencias en 38 partidos, le dan la oportunidad de entrar en dinámica de MLS ¿Qué sucedió?

—El Houston Dynamo compró mis derechos formativos después de ese buen rendimiento y estuve entrenando con ellos tres meses, pero entonces ficharon a dos jugadores que habían destacado con la selección nacional en el Mundial de Brasil. A los tres que cobrábamos menos nos quisieron mandar al filial, aunque yo me negué. Quería jugar a nivel profesional. Allí o en otro lugar. Y me surgió la oportunidad de Dinamarca.

—Allí no tuvo suerte.

—Fue un caso curioso. Firmé por un equipo de la segunda división y casi al momento se fue a la quiebra. Ni un mes y medio estuve allí y eso que era un reto que me ilusionaba mucho porque allí hay verdadera pasión y se juega un fútbol que me gusta.

—¿Por qué Islandia como siguiente reto?

—Se dio la casualidad de que el exentrenador de mi agente estaba en el IBV de la primera islandesa y se ofrecieron a pagar entero mi sueldo, algo que evidentemente le interesó al momento al club danés, que no tenía dinero.

—¿Nunca le ofrecieron nada aquí?

—Sí, muchas veces. Pero nunca una oferta igualó a las que me hacían fuera, con mucha diferencia. Por ejemplo, el último año de Segunda B el Unionistas me ofrecía 1.400 euros cuando en Islandia estaba cobrando sobre 3.000. Desde que he vuelto, en noviembre, me han llamado varios equipos de Segunda RFEF, pero en Galicia solo del sur, y estaba interesado en algo más cercano, que además por aquí conozco a muchos entrenadores y jugadores.

—¿Sigue entrenando?

—Por supuesto, cuatro días a la semana con entrenador personal, tanto sesiones de campo como en el gimnasio.

—¿En qué parte del mundo quedó su mejor recuerdo?

—En Canadá, jugando para el Ottawa. Llegamos a enfrentarnos al Toronto, que ganó ese año la MLS y en el que triunfaba Giovinco, en las semifinales de la Copa de Canadá. En casa ganamos 2-1 delante de 15.000 personas. Provoqué el penalti del primero y marqué el segundo. Pero en la vuelta perdimos 3-0 delante de otros 35.000 espectadores. Me acuerdo bien de ese partido porque con el 0-0 tuve un mano a mano que fallé. Cuando lo veo en vídeos aún me duele. Pero sí, mi gran recuerdo es el de Canadá, porque fue lo más cercano al fútbol de élite que viví: viajes en avión, hoteles, grandes estadios...

—¿Quién le sorprendió de sus rivales?

—El que más, Didier Drogba, porque es una auténtica bestia física. Aunque contra el que más veces me enfrenté fue con Joe Cole y a mí siempre me había encantado. Es impresionante porque en el Pro Evolution de la Playstation lo solía usar mucho.

—¿Por qué eligió volver?

—Ya fueron muchos años por ahí, quiero quedarme por aquí una temporada, tengo ganas de estar en casa. Eso sí, si no hay ninguna oferta que me convenza, ya demostré muchas veces que no tengo problemas para hacer la maleta.

—¿Le llamaron alguna vez para pedirle consejo?

—Sí, yo en las entrevistas o cuando me preguntan siempre animo a los jugadores jóvenes que salen de juveniles o que están en Preferente o Tercera a que se prueben fuera. Hay más opciones de jugar de forma profesional o semiprofesional y además muchas veces te ofrecen la oportunidad de formarte en el idioma y en otros estudios. Una vez me llamaron dos chavales que jugaban en equipos de A Coruña y sé que uno sí se atrevió a dar el paso.

En corto

No ha parado de viajar, pero aún así le quedó alguna cuente pendiente.

—País en el que le hubiese gustado jugar.

—En Arabia Saudí, porque tuve la oportunidad hace unos años y al final no se dio.

—Un referente en el deporte.

—Bebeto y Fran, porque soy del Dépor y los mejores momentos me pillaron todos mientras crecía.

—¿Algún otro deporte?

—El baloncesto.

—¿Le cogió el gusto en Estados Unidos?

—¡No, aquí! Muchos de mis amigos juegan al baloncesto en el Santo Domingo de Betanzos o en la Liga EBA. Yo no tengo mucha mano...

—País en el que mejor comió.

—Quitando Galicia, Islandia, porque me gusta mucho el pescado y allí estaba en la gloria. En sopas, o cocinado de cualquier forma. El bacalao era especialmente típico.

—¿Echó de menos la comida de aquí?

—Después de la familia, lo que más extrañé fue el pulpo y el jamón.

—¿Lee, o es más de ver series?

—Un poco de todo. Yo suelo leer cuando viajo, pero también me gustan las series.

—¿Su libro favorito?

—El último que he leído, que además lo ha escrito mi amigo Fernando Mahía: Coast to Coast, un viaje por los márgenes de Estados Unidos a través del baloncesto.

—¿Y una serie?

—No voy a ser muy original: Breaking Bad.

—¿Alguna otra afición, fuera del deporte?

—Ya no la practico tanto, pero me gusta la pesca, aunque sea deporte, para desconectar.