Rodrigo Corrales: «Queremos cambiarle el color a la medalla, aunque no es una obsesión»

DEPORTES

TATYANA ZENKOVICH

El cangués, que mañana inicial el Mundial, ya fue bronce en el torneo en el 2021

10 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Rodrigo Corrales Rodal (Cangas, 1991) lleva una década asentado en la selección española de balonmano. Durante este tiempo se colgó dos oros y una plata a nivel continental, un bronce olímpico y otro en el Mundial del 2021. Ahora quiere cambiarle de color y subir a los más alto en una cita universal que mañana comienza en Suecia y Polonia y con Montenegro como primer rival de los Hispanos.

—¿Cómo ve el Mundial?

—Es muy importante, porque entra en juego la clasificación para los Juegos Olímpicos y para el Preolímpico, lo que nos lleva a dos objetivos: el primero, intentar estar lo más arriba posible y luchar por las medallas, y segundo, hacerse con la plaza.

—¿Cuál es el reto?

—Nosotros queremos cambiarle el color a la medalla. No es una obsesión, pero es un reto natural. Cuando estás en la selección, quieres seguir por este camino y al final es lo que motiva a afrontar cada competición con el ánimo de mejorar lo que hicimos nosotros. Esta selección ya ganó dos mundiales, pero no está generación, y ese sería un reto bonito para nosotros.

—Montenegro, Chile e Irán serán los primeros adversarios en la fase de grupos.

—A priori somos favoritos en los tres partidos, pero en todas las citas siempre nos cuesta arrancar, porque intentamos llegar lo más frescos posible a las rectas finales. Contra Montenegro, que en el último Europeo dio bastantes sorpresas, tenemos que estar serios para no llevarnos una. No debemos dejarnos ningún punto para pasar a la main round del mejor modo.

—¿El período de transición en la selección finalizó o aún están en fase de ajuste?

—Esa transición existe. Después de los Juegos Olímpicos, hubo un cambio considerable de jugadores, pero los jóvenes cada año están mejor, son muy buenos y tenemos mucha calidad.

—Lo mejor es que el equipo sigue sacando resultados mientras hace esa transición.

—Eso nos sorprende más. En el Europeo del año pasado, hicimos un cambio de bloque con respecto a los Juegos y, al final, rendimos por encima de nuestras expectativas (fueron segundos). Porque podemos cambiar la manera de jugar y muchas otras cosas, pero la entidad del equipo no se pierde, siempre competimos hasta el final. Lo que buscamos es estar ahí arriba basándonos en la competitividad y en la identidad del equipo, que es luchar en todo momento.

—¿Los rivales son los de siempre?

—Es difícil, y más en estos tiempos de covid que pueden marcar la competición. Siempre digo que hay dos selecciones que a nivel individual están muy por encima, que son Dinamarca y Francia; luego aparece Suecia como campeona de Europa y anfitriona y luego estaremos nosotros, Egipto e incluso Islandia, que ahora tiene una generación de jugadores muy buenos. Tampoco podemos descartar a Croacia y Alemania.

—España se ha ganado el derecho a estar en ese grupo desde hace muchos años.

—La gente nos respeta mucho porque saben que somos competitivos, que tenemos gente que juega bien y no nos rendimos nunca. Ese crédito lo ganamos, pero cuando se comparan las listas los rivales, no nos ven favoritos, como sucedió el año pasado en el Europeo. Lo más importante es que nos lo creamos nosotros. Si hacemos las cosas bien y trabajamos, podemos ganar a equipos superiores y eso lo sabemos porque lo hicimos en el pasado.

—¿España es de las mejores a nivel táctico y de calidad?

—El balonmano español es muy rico, con jugadores de calidad, que pierden pocos balones y saben escoger el momento, son solidarios. También somos un equipo bien trabajado, entrenamos bastante, vemos mucho vídeo y Jordi hace mucho énfasis en preparar todos los partidos por igual. Eso todo hace de nosotros que seamos un equipo fiable.

«Somos privilegiados, aquí vivimos cosas increíbles»

A nivel personal, todo va sobre ruedas para el portero cangués, que renovó en el Veszprem húngaro hasta el 2026 y que acumula 111 internacionalidades con la selección española absoluta.

—Renovó hasta el 2026 en Hungría con el Veszprém, parece que le van bien las cosas a nivel personal.

—No me puedo quejar. Seguir teniendo al confianza del Veszprem y seguir siendo una pieza importante en el proyecto me hace mucha ilusión. Estoy encantado de cómo está funcionando el club y el año que viene vamos a tener un equipo más potente y, por lo menos, volver a estar en la Final Four de la Champions y mejorar el cuarto puesto. También estoy muy agradecido por estar una vez más en la selección. Creo que ya llevo ocho competiciones de primer nivel, estoy muy satisfecho, pero con muchas ganas de seguir y hacerlo bien. Hay que aprovechar todas las oportunidades mientras duren.

—¿Se tiene que cuidar más cada año?

—Obviamente. Para ser correcto aún soy medianamente joven con 31 años, pero el balonmano cambió mucho en los cinco últimos años, el juego es mucho más rápido y los porteros ya tienen que correr y hacer muchas cosas. En la preparación mejoré bastante y uno se tiene que cuidar, porque me gustaría estar muchos más años a este nivel. Somos unos privilegiados, porque aquí vivimos momentos increíbles.

—¿Se ve jugando hasta los 47 como Javi Díaz?

—No. No puedo decir que voy año a año pero casi. Lo de Javi sí que es increíble porque son muchos años pero, además, haciéndolo muy bien. No es solo estar, sino estar y rendir. Lo suyo tiene mucho mérito, pero es muy difícil. Yo quiero seguir y tengo ilusión, pero no puedo garantizar que seguiré hasta los 47.

—¿Lleva 111 internacionalidades con la absoluta, qué significa eso?

—Son buenos números. No es fácil jugar en la selección, pero mantenerse tanto tiempo para mi es algo que me hace sentir orgulloso y que me motiva para seguir trabajando.