Pato Guillén, portero del Compostela: «Todos preguntáis por mi jubilación»

Ignacio Javier Calvo Ríos
NASO CALVO LA VOZ / SANTIAGO

DEPORTES

Abraldes

«Los futbolistas somos unos privilegiados porque trabajamos en lo que nos apasiona»

15 feb 2023 . Actualizado a las 20:24 h.

Patricio Damián Guillén Gandini (Montevideo, 1984) empezó a jugar al fútbol en el equipo de su barrio, en el Huracán. A los 13 años se fue al River Plate, también de Montevideo. Siendo juvenil comenzó a entrenar con el primer equipo, con el que debutó antes de cumplir los 20. Estuvo en una preselección sub 20 con Uruguay y siguió en la Primera División de su país con el Atlético Cerro y el Racing Club, también de la capital uruguaya. Su madre y su hermana vivían en Barcelona y decidió cruzar el charco. «Estaba jugando pocos minutos y tenía dos opciones, o irme a la Segunda de Uruguay o probar fortuna en España. Me apetecía cambiar y vine a la Tercera División española», cuenta el veterano cancerbero blanquiazul.

Después de militar en varios clubes, llegó al CD Ourense, con el que ascendió a la Segunda B. Luisito estaba en el banquillo, la plantilla no cobraba y el equipo fue campeón de España de la Copa Federación. Después, Barakaldo, una primera etapa en el Compos, Boiro, UD Ourense y de nuevo en el Compos, en donde cumple ahora su cuarta temporada consecutiva (quinta en total).

Pato Guillén superó en el Compos el histórico récord de imbatibilidad que estableciera Docobo (José Ramón Fernández Docobo, Ribadeo, 1962) en la temporada 89-90 con un total de 652 minutos sin recibir un gol. Un registro que duró 30 años. Después, nadie batió al uruguayo durante dos meses y medio, desde el 20 de octubre del 2019 hasta el 5 de enero del 2020. Pato Guillén aguantó 798 minutos sin encajar un gol, desde el minuto 33 del encuentro ante el Estradense en la capital gallega hasta el minuto 21 del partido disputado en O Couto frente al Ourense CF.

—¿Le costó mucho cruzar el charco?

—No fue difícil tomar aquella decisión. Tenía mucha ilusión por cambiar y fue relativamente fácil hacer las maletas.

—¿Ya está pensando en la jubilación?

—No sé si es bueno o malo, pero todos me preguntáis lo mismo. Voy día a día, sin pensar en lo que pueda pasar. Está claro que no voy estirar por estirar mi carrera deportiva. Cuando no me encuentre bien y no tenga la misma ilusión que ahora, claro que lo dejaré. Sé que eso llegará más pronto que tarde, por la edad que tengo. Me están respetando las lesiones y tengo muchas ganas de seguir.

—¿Tiene ahora más ilusión por vestirse de corto que cuando era más joven?

—Cuando eres joven no te das cuenta de muchas cosas, pero ahora saltas al terreno de juego con muchísima ilusión. Cada entrenamiento y cada partido sabes que puede ser el último. Por eso, vivo cada jornada como si fuese la última. Todos sabemos, y yo también, que el final está más cerca.

—¿Se retirará en el Compos?

—No sé lo que puede pasar mañana, pero todo apunta a que el día que deje el Compos es posible que deje el fútbol. Es lo que pienso ahora, pero no sé lo que pensaré o haré mañana.

—¿Seguirá vinculado al fútbol?

—Además de los niveles de entrenador y de la escuela de tecnificación de porteros de Ourense, estudié varias cosas. Me gustaría seguir vinculado al fútbol, pero en el futuro tendré otras opciones.

—¿Qué le ha dado el fútbol?

—Me dediqué toda la vida a este deporte. Somos unos privilegiados porque hacemos y vivimos de lo que realmente nos gusta. En estas categorías en las que estamos jugando somos trabajadores normales, pero vivimos del fútbol, de nuestra afición, de nuestra pasión. Es un lujo.

—¿Cuáles son las claves para poder llegar a su edad en un perfecto estado de forma?

—Un gran cuidado personal. Ser muy profesional, entrenar muy duro y tener siempre muchas ganas de seguir haciendo lo que te gusta. Amo este deporte y eso es una de las claves de estar todavía en activo.

—¿Vive en el Compos su mejor etapa como futbolista?

—Llegué a Santiago en un momento y en una edad perfecta. Tuve la suerte de aprender mucho de la mano de Yago Iglesias, de ver el juego de otra forma, de tener un rol diferente dentro del campo. Llegué a San Lázaro con mucha madurez y me encuentro muy a gusto, querido por el club, por la gente y por los compañeros. Está claro que mis etapas en el Compos y en el CD Ourense son las dos en las que más feliz me encontré jugando al fútbol.

—¿Conseguirá el Compos el ascenso con Fabiano Soares?

—Fabiano es una leyenda del Compos. Sabemos muy bien la persona que tenemos enfrente. Es muy directo y no se anda con rodeos. Eso es muy bueno para el grupo. Estamos encantados y hay que ir poco a poco.

EN CORTO

El fútbol es su gran pasión, pero su hijo Lucas, de cinco años, es quien le hace levantarse cada día con mucha energía y con ganas de comerse el mundo. Para Pato Guillén, la familia fue «fundamental» para poder dedicarle tantas horas a este deporte: «No es fácil compaginar tu vida familiar con el fútbol, sobre todo cuando el niño es pequeño. Por suerte tenemos unos abuelos espectaculares, que siempre nos ayudaron. Sin ellos sería mucho más difícil», reconoce el meta uruguayo.

—¿Casado?

—No, pero mi mujer, [Sira Yebra], está intentando llevarme al altar.

—¿Qué hace en su tiempo libre?

—Estar en la escuela que tengo para porteros y en un ciclo de higiene bucodental en Santiago, en donde empecé las prácticas. La verdad es que estoy bastante ocupado.

—¿Y algo para relajarse?

—Algunas series, me gusta escuchar música y veo bastante fútbol.

—¿Algo de cine?

—Antes de nacer Lucas íbamos bastante al cine, pero ahora se nos complicó todo. Al principio no podía ni dormir. En su primer año era imposible.

—¿Sol o montaña?

—Me gusta el sol.

—¿Un libro?

—La sociedad de la nieve.

—¿Música?

—Ricardo Arjona.

—¿Real Madrid o Barça?

—Algo más del Madrid, pero no soy un fanático.

—¿De qué portero copió más?

—No intenté imitar a nadie. Siempre intenté hacer lo que los entrenadores me pidieron.