Catar pone el ring para el último gran asalto entre Cristiano Ronaldo y Messi

DEPORTES

Ambos en declive en sus clubes, porfían por mantener un rol dominante en sus selecciones y el Mundial brinda el cara a cara final

27 sep 2022 . Actualizado a las 08:23 h.

Nada volverá a ser igual. Un pulso de tan inmensas proporciones ha alterado el rumbo de la competición de élite y el fútbol. Por eso, el último enfrentamiento entre Lionel Messi y Cristiano Ronaldo tenía que ser mundial. Y Catar les proporcionará un ring de lujo. Podrían incluso encararse solo para la gran final. La última oportunidad de ambos para la muesca que les falta.

Asumen su rol de manera muy diferente. El comportamiento de Cristiano Ronaldo, intentando forzar su salida del Manchester United, le retrata. El portugués ha perdido peso en su club y los Red Devils se han visto arrastrados por este declive. Cristiano consideró que para mantener su estatus necesitaba jugar la Champions, pero nadie estuvo dispuesto a ficharle. Apenas le queda exprimir con la camiseta de las Quinas el prestigio que le queda. Pero hasta en ese contexto tendrá que sudar. El seleccionador, Fernando Santos, se encargó de sembrar las dudas. «Empecé con una lista de 55 jugadores. La defensa está consolidada, pero más allá, es un caos», se quejaba. Conceptualmente, Erik ten Hag le echó una mano desde otro banquillo, el del equipo inglés. Sentó a Cristiano y le afeó la conducta en público. Ronaldo ya no es intocable, Ya pasa minutos en el banquillo, como en la Liga de Naciones. En las conferencias de prensa, la pregunta es ahora por qué juega.

Sin embargo, Cristiano no lo ve de la misma manera y, a pesar de la atroz competencia que tiene en el combinado nacional, sigue sosteniendo que le avalan 19 años como internacional y ser el máximo goleador histórico del equipo. Será su quinto Mundial y afirma que vivirá más grandes citas.

 

 Messi también firmará su quinta presencia en la Copa del Mundo. Su salida del Barcelona fue más traumática en lo social y menos en lo deportivo (para él), pero el declive mostrado desde su llegada al PSG, que milita en una liga sin competencia, es similar al de Cristiano.

En el ocaso de su carrera, Messi pueda querer refugiarse en el vestuario albiceleste, que antaño era su infierno particular. Los indicadores son palmarios, impensables en un pasado no muy reciente. El PSG se quejó de que pasaba demasiado tiempo y se aplicaba más con la selección que con su club. Su amigo Tévez puso el dedo en la llaga: «Cuando juega con Argentina es feliz, y el resto del año, no». La selección albiceleste, entrenada por el exdeportivista Scaloni, terminó su clasificación para la Copa del Mundo sin perder y con Messi como destacado asistente, rol que ha adoptado en un PSG en el que le eclipsan Mbappé y Neymar. En su equipo nacional el seleccionador se encarga de que eso no ocurra.

No le resulta tan sencillo a Cristiano conseguir lo mismo en Portugal y, aun con esas, se arroga el papel de imprescindible. La diferencia es que en el equipo luso las nuevas generaciones irrumpieron pisando fuerte y ya siente el aliento de Rafael Leão, João Félix, Bruno Fernandes y Diogo Jota. Fernando Santos puso el dedo en la llaga: «En el Sporting era una máquina. Corría veinte veces 50 metros por partido. Iba y venía, iba y venía. Hoy no hace ni cinco carreras de 50 metros».