Antony, de una favela de Sao Paulo, al Teatro de los Sueños del mundo del fútbol

Rodrigo López / P. A. LA VOZ

DEPORTES

MAURICE VAN STEEN | EFE

El extremo brasileño se convierte en el cuarto fichaje más caro de la Premier

31 ago 2022 . Actualizado a las 08:59 h.

«Quiero agradecerte todo lo que me enseñaste. Estoy agradecido por todas las oportunidades y el aprendizaje de todos los días. Quiero que sepas que siempre estaré a tu lado si me necesitas». Estas fueron las palabras de Antony a Ten Hag cuando se hizo oficial la marcha del entrenador del Ajax y la llegada al Manchester United. Meses más tarde, el extremo brasileño cumple su promesa y se une a los red devils junto con su mentor neerlandés. No ha sido una operación sencilla y la transferencia se ha convertido en el fichaje más caro del mercado de verano. 95 millones más cinco en variables.

Su llegada hasta la cima del fútbol europeo tampoco ha sido un camino de rosas. Nacido en Sao Paulo el 24 de febrero del 2000, Antony creció en una favela llamada Inferninho, una de las zonas más peligrosas de Osasco, en las afueras de la ciudad paulista. En este barrio era habitual que el joven brasileño presenciara delincuencia, arrestos por tráfico de drogas, persecuciones policíacas e incluso personas que morían cerca de su casa o en la misma calle. Ahora, con 22 años, ya nada le asusta, ni siquiera el hambre que pasó en su intento de triunfar como futbolista, y cada vez que es cuestionado sobre la presión de jugar antes miles de personas en un terreno de juego, no puede evitar esbozar una sonrisa. «La verdadera presión fue cuando vivía en una favela y me iba a la escuela a las nueve de la mañana sin saber si podría volver a comer hasta las nueve de la noche», afirmó el brasileño.

En lo estrictamente deportivo, Antony entró en la academia del Sao Paulo y en el 2020 fue vendido por 16 millones al Ajax de Ámsterdam. En el club brasileño, su punto de inflexión estuvo en la Copa Sao Paulo del 2019, la máxima competición juvenil de Brasil. Cuando todos sus compañeros esperaban la oportunidad de unirse con el primer equipo a la gira de pretemporada por Estados Unidos, Antony priorizó jugar más minutos y se quedó en el equipo sub-20 del club paulista. En dicho torneo, anotó cuatro goles y repartió seis asistencias para ayudar a conseguir el título. «A diferencia de otros niños que se negaron a volver al equipo juvenil y lo vieron como un demérito, él lo aceptó de inmediato», contó Alexandre Passaro (ex director ejecutivo del Sao Paulo) a la BBC Sport.

Avalado por Neymar y Aspas

Un extremo puro, que arranca desde la cal y regatea. Mucho. Regatea mucho. No le importa el minuto, ni la zona, ni tan siquiera el rival que tiene delante, Antony tiene desparpajo, fantasía y, sobre todo, mucha confianza. Algunas veces esta cualidad le ha llevado a tener detractores por su estilo de juego. «Si quieres driblar cada vez que tienes el balón y te sale mal 7 de cada 10 veces... », admitió Van Basten, leyenda del Ajax.

Las críticas no minan la autoconfianza del brasileño y jugadores de talla mundial defienden su forma de entender el fútbol. Neymar lo exculpó durante un clasificatorio sudamericano cuando Tite, el seleccionador de la canarinha, le pidió que pasara más el balón. «¡No, deja que el niño driblee y haga lo suyo!», reaccionó. Otro de ellos fue Iago Aspas, el cual confesó su debilidad por él en una entrevista en la Cope en el 2020. Ahora, Antony tiene la difícil tarea de conquistar Old Trafford y justificar su elevado precio.