El sudafricano Meintjes conquista Les Praeres y Evenepoel es más líder

J. Gómez Peña COLPISA

DEPORTES

Javier Lizón | EFE

El belga refuerza el maillot rojo y saca más de un segundo al segundo clasificado, Enric Mas

28 ago 2022 . Actualizado a las 20:00 h.

Dicen que la subida a Les Praeres tiene cuatro kilómetros al 12,9% de pendiente. Que es una pared para dejarse hasta las uñas. En realidad, es aún peor. Les Praeres es un cuarto de hora de tormento. Eso tarda el primero en arribar a la tierra prometida de la meta. Con sabor a sangre en la garganta. Con la boca de un pez fuera del agua. A Remco Evenepoel, el líder, le quedan varios exámenes: la aclimatación al calor que viene, la resistencia en una carrera de tres semanas... Eso dicen. Tiene 22 años, edad de aprendiz, pero no deja de dar lecciones. En Les Praeres demostró que domina las cuestas violentas. Otro paso más antes de la jornada de descanso y de la contrarreloj de mañana donde alejará a los escaladores.

Cara de niño. Pero no inofensivo. Sentado en las rampas más verticales. Maillot abierto. Con alas. Evenepoel no da pedales. Los tritura, como a los rivales. Ni los mira. Sube convencido de que todos se van a doblar ante su fuerza. Primero desistió Roglic, luego Ayuso y Carlos Rodríguez, y, por último, Enric Mas. Nadie resistió al líder cuando en la cuesta solo quedaba dolor. Evenepoel siguió con su ritmo de tanque. No alcanzó al fugado que iba a quedarse con la etapa, el sudafricano Louis Meintjes, pero sí golpeó a los que le discuten la Vuelta. Ayuso, con 19 años, fue el que menos perdió, 34 segundos. Enric Mas se dejó 44, dos menos que Carlos Rodríguez, un fondista de 21 años que va ya hacia su tierra andaluza. Roglic, incapaz de rendirse, perdió 54 segundos. Apaleados por Remco.

Tras el día de descanso que viene, aguarda la contrarreloj llana de Alicante, hecha para Evenepoel. El belga la afrontará con 1.12 sobre Enric Mas y con casi dos minutos sobre Roglic. Luego, a dos minutos y medio surgen los nombres del futuro, del presente ya, del ciclismo español. Carlos Rodríguez es cuarto y ya es el líder claro del Ineos. La escuadra británica, que podía elegir en cualquier caladero mundial, lo eligió a él cuando era juvenil. Y le diseñó un camino hacia la cima. El vizcaíno Xabier Artetxe es su preparador y lo lleva de la mano. Esta Vuelta, confirma el técnico, es la meta del granadino en la campaña de su eclosión. Ya se ha adaptado a la categoría. Aprende a diario. «Me he cebado en la subida final y lo he pagado. Bueno, si hago podio será un sueño y si reviento, no pasará nada», apuntó. Ambición calmada.

Ya empieza a ser su hora, como la de Ayuso, aún más joven y quinto en la general. Lo dos entran en terreno desconocido. Nunca han disputado una vuelta de tres semanas. Y lo hacen sin complejos. «Para mí todo esto es un regalo», avisa Ayuso. «Le he dicho a mi director que iba a ser valiente en Praeres». Lo fue. Lo es. «He arrancado a 700 metros del final para dejar atrás a Mas y a Carlos... Ufff, no pasaban los metros», contó el alicantino. Evenepoel, otro portento precoz, les marca el paso a los embajadores del nuevo ciclismo español. De momento, los dos siguen la huella del belga. «Remco es bastante superior», dice Ayuso, pero... Sonríe. Sueña. Está en la edad.

Arensman se baja de la fuga

Con la covid sorteando retiradas cada día, los ciclistas salieron en la novena etapa como si fuera la última. Desde el banderazo en Villaviciosa, en las pumaradas de sidra, todos se exprimieron para coger el vagón de la fuga. El pelotón pasó a lo loco por los Acantilados del Infierno. Como escapando del demonio. Hasta la puerta del Torno, un puerto duro, no se conformó esa fuga. En ella se metió un ciclista con galones, Thymen Arensman, decimoprimero en la clasificación general a tres minutos de Evenepoel. En una reacción difícil de entender, su equipo, el DSM, le ordenó parar y esperar al pelotón cuando ya tenía dos minutos de renta y nadie le perseguía. La mala decisión de un director puede arruinarle el trabajo a cualquiera.

Los otros fugados subieron Torno: Battistella, Zambanini, Van Baarle, Conca, Janssens, Stannard, Meintjes (el mejor situado en al general, a más de 8 minutos), Guglielmi y José Manuel Díaz Gallego, un emigrante jienense de 27 años que ganó el Memorial Valenciaga en 2016 y la Vuelta a Turquía en 2021. Se ha hecho ciclista en equipos de Israel, Austria, Francia... e inició esta temporada en el Gazprom ruso, que tiene prohibido competir desde la invasión de Ucrania. Por eso, carambola del azar, Díaz llegó en primavera al conjunto Burgos BH y a su debut ahora en la Vuelta. Detrás, el Quick Step de Evenepoel les dejó hacer al concederles cinco minutos. Sin Arensman en esa fuga, nada le preocupaba al líder belga. Tiene que economizar las fuerzas de sus gregarios tras el abandono por covid de Serry. Una muleta menos.

La carrera tiró hacia el Mirador del Fito, con la sierra de las Coronas a la vista. ¿Corona de rey o de espinas? Del reparto se encargó la subida final a Les Praeres. En el acceso a ese muro asturiano, revirado y con giros estrechos cuesta abajo, se cayeron Harper y Tao Geoghehan Hart. Alaphilippe, buen funambulista, protegió a Evenepoel en ese laberinto. El campeón del mundo le dejó el balón en el punto de penalti, en el inicio de los cuatro kilómetros de la pared de Les Praeres. Remco fue futbolista juvenil en el Anderlecht y en la selección belga. Chutó a gol. Mientras todos parecían cosidos a las brutales rampas, el líder iba clavando chinchetas con los fugados a los que atrapaba. Ninguno de sus rivales pudo tanto. Le quedan asignaturas por aprobar en esta Vuelta, pero de momento su nota es sobresaliente. La mejor. Y tan joven, aunque menos que Carlos Rodríguez y Ayuso. El relevo.