Manuel Sotelo: «Es brutal la identidad del aficionado inglés con su club»

Un pequeño equipo dentro del equipo. Y con el estigma de estar un poco locos. Así se ve a los porteros desde fuera. Pero Manuel Sotelo (Cangas do Morrazo, 1981), preparador de guardametas, es todo lo contrario. Transmite calma y serenidad, inteligencia y reflexión. Ahora, con el Brentford, disfruta de su segunda temporada en la Premier League. Y lo hace con una ilusión tremenda, tras noquear al Manchester United este fin de semana (4-0).

—La primera pregunta es obligada. ¿Cómo prepara a sus porteros para enfrentarse a futbolistas como Cristiano o Haaland?

—No se hace ninguna diferenciación, nada especial. La motivación extra que puede haber ya está ahí. Los preparamos exactamente igual, como si fuésemos a jugar contra el Fulham o Everton. Vemos las necesidades y diseñamos la semana. Lo hago con los porteros y eso hace que su compromiso sea mayor. Valoran mucho ser parte de ese proceso.

—Sus amigos eligieron bien el fin de semana de visita. Al vivir en Londres todos querrán ir a verle.

—Mis amigos de toda la vida nunca habían estado aquí y por fin he tenido su visita. Tengo un montón de peticiones de gente que quiere venir a verme, ver cómo es la Premier e ir a partidos, conocer Londres... Siempre es más atractivo. Además, esta liga no tiene comparación con otras.

—Siempre hablan maravillas de la Premier League. ¿Está idealizada o de verdad está en otro nivel?

—Está un par de pasos por encima. No solo con el márketing, sino también a nivel de cada partido. Aquí, casi (y sin el casi) cualquier enfrentamiento es muy atractivo. Ves los nombres de los equipos y todos han tenido una historia detrás de leyenda. Los sábados por la tarde no se puede ver fútbol por la televisión. Eso hace que la gente vaya al estadio más cercano. Los ingleses son muy de la identidad que se forma en cada uno de los clubes, es brutal. El que sea del Cangas de aquí anima al Cangas de aquí.

—Precisamente en esa identidad el Brentford es muy diferente. La plantilla está diseñada a base de estadísticas y son equipos que se alejan bastante de clubes como el City o Newcastle.

—Absolutamente. Es una filosofía totalmente diferente, no tiene nada que ver con los clubes que tienen un montón de dinero. El Brentford es un equipo hecho a base de control de riesgo y cabeza, con los recursos que se tienen. Todas las ideas que hay, toda la filosofía, ha hecho que el club tenga ahora el peso que tiene.

—¿Qué les hace tan distintos?

—Los recursos humanos. Somos una plantilla de trabajadores muy numerosa, y es importante cómo se gestiona todo ese talento. Se valora la opinión de todo el mundo y, si es diferente a la del resto, mucho mejor. Aquí se escucha, cosa que en España no se da tanto. Si tú tienes un proyecto en mente y la directiva cree que es una idea que puede ayudar al club, no te preguntan cuánto vas a tardar, sino qué necesitas. Eso es algo diferencial.

—Entrena a David Raya. ¿Le ve con opciones para el Mundial?

—Sí, tiene unas opciones muy altas de estar. Creo que este año lo va a hacer incluso mejor. Es un chico que no para de crecer, tiene unas habilidades de aprendizaje muy grandes. Esa es su mejor virtud. A pesar de su juventud —tiene 26 años— y de que llegó a la Premier el año pasado, ya tiene un gran peso. Soy su fan número 1.

—No tiene un trabajo sencillo. La portería es una posición que no se rota mucho. ¿Cómo puede tener motivados a los guardametas?

—No es que sea sencillo, es que lo hago con pasión. Cada deportista es diferente, tenemos que conectar y conocer mucho a la persona para sacar el máximo rendimiento. Lo que hago con todos, para que tengan esas ganas siempre, es generar un mapa de crecimiento. Todos tienen unos objetivos a conseguir todas las semanas. A veces no es solo tener al suplente motivado, contento y casi listo para jugar, sino que hay años en los que tengo cuatro porteros en la plantilla.

—En el Deportivo vivió una campaña en la que jugaron cinco. No se habrá visto en una igual.

—Esa temporada fue muy complicada de gestionar, pero no a nivel interno de los porteros, sino externo: todo el ruido que se generó de apuntar culpables cuando se debería generar un poco más de unión y tranquilidad. Hubo cosas muy extrañas ese año. Cuando el equipo no va bien, se buscan razones. Y si una es el de los guantes, pues…

—Entrenó al Dépor y al Celta. ¿Cuál le tira más?

—Estuve cinco años en cada uno, con la cabeza y el corazón al 100 % en cada momento. Es cierto que el tema de la afición deportivista y lo que representa fue muy especial. Cangas está en territorio vigués y mi casa está en A Coruña. Ahora el blanquiazul me tira más.

—¿Qué hace fuera del fútbol?

—No tenemos mucho tiempo libre. Desde que empezó la pandemia toco la guitarra y leo muchísimo. Además, tengo mi bicicleta e intento sacarla todos los días. Cerca de casa tengo una zona verde con muchísimos kilómetros cuadrados.

En corto

Poco fish and chips y mucha morriña. Familiar y gastronómica. Así es Sotelo, quien necesita altas dosis de naturaleza.

—¿Presume mucho de Cangas?

—Siempre. A mis compañeros les hago la broma de por qué van a Mallorca en vez de disfrutar de una costa de verdad. Con estas playas y gastronomía... Además, el clima no dista mucho de lo que tienen aquí.

—Su familia vive en Galicia. ¿Hay más viajes A Coruña-Londres o Londres-A Coruña?

—El primer año aquí, por la pandemia, fue muy difícil. Solo vi a mis niñas 23 días en toda la temporada. Es algo que se hizo muy duro. Siempre es más A Coruña-Londres. Estoy deseando que llegue septiembre para ir.

—¿Cocina?

—Sí, me encanta. Me gusta llegar a casa, relajarme, poner música y cocinar. Me encanta probar cosas nuevas, aunque soy bastante de comer sano y vegetales.

—No habrá hueco en su dieta para el fish and chips.

—Muy poco (ríe). La gastronomía inglesa no es el fuerte de este país... No destaca mucho por eso.

—Un lugar que le quede por visitar.

—Muchos. Cuando viajas por fútbol no te da tiempo a vivir la ciudad. Islandia, Nueva Zelanda, Costa Rica… La naturaleza siempre está presente.

—Una canción.

—La que últimamente me ha tocado más es la de Not sound but the wind, de Editors.

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