El cinturón de Ali se une a las reliquias más valiosas de la historia del deporte

DEPORTES

Los 6,1 millones de euros que pagaron por el título del boxeador lo convierten en el segundo artículo deportivo más caro que se ha subastado

29 jul 2022 . Actualizado a las 19:52 h.

El nombre de Mohamed Ali volvió a estar de actualidad esta semana a causa de una subasta en Dallas en la que se ofertaba uno de los cinturones más míticos de toda su carrera, y también de toda la historia del boxeo, pues se lo arrebató al entonces campeón, George Foreman, en una de las peleas más míticas del noble arte. Era octubre de 1974 en Kinshasa (República Democrática del Congo) y el considerado por muchos como el mejor de todos los tiempos se abrochó un cinturón verde del que poco se supo hasta este martes, cuando fue el producto estrella de la mencionada subasta. El valor que determinó la puja acabó siendo de 6,1 millones de euros, los que pagó Jim Irsay, propietario de los Indinapolis Colts, de la NFL.

«Estoy orgulloso de que este cinturón esté en mis manos y ahora ya se encuentra listo para ser exhibido en el espectáculo del 2 de agosto en Navy Pier en Chicago y el 9 de septiembre en Indiana», dijo Irsay. Y es que el multimillonario estadounidense apadrina una gran colección en la que destacan los objetos referidos al boxeo y, más en concreto, a Muhamad Ali, entre los que se encuentran la túnica que usó en el ring en su revancha de 1965 contra Sonny Liston, los zapatos deportivos que calzó contra Joe Frazier en 1975 y los guantes que se enfundó en 1966 al enfrentarse a Karl Mildenberger. 

El premio del histórico boxeador no es la única reliquia que se ha subastado o intercambiado en los últimos meses. A menudo se trata de piezas de las que ni los propios deportistas conocían el paradero, bien porque las habían regalado o porque el paso del tiempo no perdona ni a los más grandes. Diego Armando Maradona es, por ejemplo, una de las leyendas más perseguidas en cuanto a las prendas que usó durante su carrera. La más codiciada, sin duda, salió a la venta el pasado mes de mayo y rompió todos los récords. Un hombre de Oriente Medio, del que por seguridad no se ha conocido su nombre, se llevó la icónica camiseta azul marino con la que Diego le marcó sus dos goles más sonados a Inglaterra en los cuartos de final del Mundial de México en 1986. El precio alcanzó los 8,86 millones de euros y fue demasiado para un coleccionista argentino que contaba con el apoyo económico de la federación de su país para llevarla de vuelta al lugar que le pertenece. La impresionante cifra marcó la venta más cara de un artículo deportivo en la historia, superando y casi duplicando a lo que se había pagado en Estados Unidos por una camiseta del mítico jugador de béisbol Babe Ruth, que se vendió por casi 5 millones de euros en el 2019.

Y, es que, incluso tras su retirada o, incluso, su muerte, estas leyendas siguen batiendo récords. Otro caso es el de las zapatillas utilizadas y firmadas por Michael Jordan en su quinto partido de las finales de la NBA, durante 1984. En octubre del año pasado fueron adquiridas por Nick Fiorella por más de 1.450.000 euros, lo que las convirtió inmediatamente en el calzado deportivo más valioso que nunca ha existido, pues nunca unas zapatillas habían traspasado la barrera del millón. De hecho, en el 2020 ya se habían vendido unas que el mítico exjugador de los Chicago Bulls había calzado en su segunda temporada en la liga estadounidense, y no pasaron de los 610.000 euros.

La mayoría de estos objetos acaban en las vitrinas de adinerados coleccionistas que se manejan como peces en el agua en el mundo de las subastas, mientras que muchas voces opinan que deberían ser muestras de museo. Lo que está claro es que el deporte mueve muchos euros, incluso el inactivo y que pertenece al pasado. Por ahora, aunque no se trate de un artículo como tal, el tope se ha alcanzado con el coche de carreras con el que Juan Manuel Fangio ganó el Mundial de fórmula 1 de 1954 y por el que se pagaron 29 millones de euros.

Se puede subastar de todo, pues siempre hay quien está dispuesto a adquirirlo. Algunas disciplinas tienen menos tirón, como el atletismo (unas zapatillas con las que Usain Bolt ganó uno de sus mundiales no sobrepasaron los 16.000 euros) pero todas tienen un hueco en estas subastas. Incluso hay quien las promueve con fines benéficos, como hizo Roger Federer hace un año, cuando vendió 20 piezas únicas de sus participaciones en los grandes torneos para recaudar fondos para su fundación, que lucha contra la pobreza en África y Asia.