El Barcelona revuelve el mercado en busca de su cuarta resurrección en este siglo

DEPORTES

CRISTOBAL HERRERA-ULASHKEVICH | EFE

Los tres grandes ciclos del conjunto blaugrana desde el año 2003 se fraguaron con grandes ventanas de fichajes. Dos de ellos, comandados por el actual presidente

26 jul 2022 . Actualizado a las 22:31 h.

Como si de una norma no escrita se tratase, del éxito en el fútbol suele decirse que depende de los ciclos. Una expresión que encierra en sí misma la volatilidad reinante en el deporte rey, en el que es imposible adivinar el buen camino hasta que ya se ha recorrido sobre el verde. No obstante, en la imprevisibilidad de los pronósticos también hay certezas, las que ofrece el pasado. Y si a ellas miramos, se llega a comprender la ilusión de los aficionados del Barcelona, porque cada una de sus grandes etapas en el presente siglo se originaron de una forma similar a lo que está sucediendo este verano: con una revolución en el mercado de fichajes.

Dos de las tres que acabaron con títulos para las vitrinas del Camp Nou las comandó, además, Joan Laporta, que busca repetir resultado con esta tercera. La primera fue en el año 2003, cuando relevó a Joan Gaspart venciendo unas elecciones en las que contaba con el fichaje de David Beckham como as bajo la manga. Su triunfo fue incontestable, pero la promesa no se pudo cumplir y hubo que ilusionar a los socios por otras vías. «Primer, el Barça» fue su iniciación con el eslogan y la de Ronaldinho, la primera de sus grandes victorias. Además, desde el primer día supo que necesitaría de ídolos del pasado para fortalecer ese vínculo con el aficionado aun cuando las cosas no fuesen tan prometedoras. Su elegido fue Johan Cruyff, al que nombró presidente de honor y eligió como consejero para la planificación. Aquel verano llegaron, además del crack brasileño, Davids, Quaresma, Márquez, Van Bronckhorst y Rustu. Piezas que apuntaban a ser muy importantes en todas las líneas y a las que en su segunda ventana veraniega sumó a Eto'o, Giuly o Edmilson. El desenlace, dos ligas consecutivas, y la segunda Champions League de la historia, volviendo a colocar al Barcelona en un escalón europeo que no pisaba desde más de una década antes.

Pero el paso del tiempo acabó por desgastar aquel vestuario y la brillantez del proyecto fue poco a poco apagándose. El presidente tuvo que ingeniar entonces, su segunda maniobra porque la afición ya no creía en aquellos que, dos años antes habían sido héroes en París. Era 2008 y el gancho con el culé lo encontró entonces en Pep Guardiola, que llegaba del filial y que tras haber sido el reflejo de Cruyff en el Dream Team, prometía intentarlo en el banquillo. «Al Loro, que no estamos tan mal» fue su eslogan y la revolución aquel verano tuvo más que ver con salidas que con entradas. Parecía impensable, pero Ronaldinho acabó saliendo junto a Zambrotta, Edmilson y Giovanni dos Santos, entre otros, mientras llegaban Piqué, keita, Hleb, Dani Alves o Martín Cáceres. Arriba ya despuntaba Leo Messi y la contratación previa de Henry se complementó con la permanencia de Eto'o después de que el técnico reculase de su propósito inicial. El resultado, sabido por todos, fue difícil de mejorar, con un dominio incontestable del fútbol mundial durante todo un lustro.

Otra vez se apagó la luz y otra vez el desembolso veraniego volvió a encenderla. Fue en el 2014 y con Bartomeu a los mandos, que repitió la fórmula Laporta para encandilar al socio y puso en el banquillo a Luis Enrique, que si bien no había supuesto tanto en el verde como Pep, sí lo había representado fuera con su marcha del Real Madrid. El mercado fue despampanante, con un gasto de casi 160 millones de euros para fichar a Luis Suárez, Mathieu, Rakitic, Ter Stegen o Bravo, al mismo tiempo que se dejaba salir a Fábregas, Alexis o Víctor Valdés. A la tercera también fue la vencida y aquel conjunto repitió un triplete que no se esperaba volver a presenciar en Barcelona.

La más reciente, aunque con los mismos ingredientes, ha seguido la receta más complicada, pues Joan Laporta quiso regresar al club en uno de los momentos más complicados de su historia. Con una deuda que parecía difícil de remontar y con un rendimiento muy por debajo de la exigencia popular, la ilusión de cara esta nueva etapa se vendía más cara que nunca. Y entonces, el presidente miró al pasado. Primero un eslogan con el Madrid como receptor, al que solo él se atrevería apuntar en un momento así. Segundo, el ídolo del pasado. Koeman y podría representar esa figura, pero el orgullo del barcleonista necesitaba de un nuevo empujón de ilusión y ese no podía ser otro que Xavi. Y tercero, volver a revolucionar el mercado. Esta última era la parte de la fórmula más complicada visto lo visto en las arcas del club, pero a base de levantar palancas se las ha arreglado. Lewandowski, Raphinha, Kessie, Christensen o Pablo Torre han desembarcado en un vestuario al que todo parece indicar que también llegará Kounde. Uno de los mejores delanteros de la última década, una de las sensaciones de la mejor liga del mundo, un fijo en el campeón de Italia, el tercer central del campeón de Europa en 2021 y la gran sensación del fútbol español. Y, posiblemente, el central más codiciado del actual mercado. Ahí es nada. Y todo, por ahora, por 108 millones, un precio muy aceptable para lo que sucede hoy en día.

Enric Fontcuberta | EFE

Habrá que ver ahora si funciona, porque rara vez dos más dos son cuatro en esto del fútbol. Pero, lo que está claro es que, en los últimos 20 años, a Laporta su fórmula del éxito ya le ha funcionado dos veces y al Barça tres. Por lo que habrá que ver hacia donde se dirige la revolución de esta temporada y si la poción de la resurrección vuelve a surtir su efecto en forma de un exitoso ciclo.