Pablo Rodríguez, analista del Villarreal: «Conozco el barro, vengo de él»

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Semifinalista de la Champions, no se pone medallas y reivindica sus orígenes

25 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Pablo Jesús Rodríguez Méndez (Viveiro, 1975) es feliz en su día a día entre la aristocracia del fútbol mundial. En el cuerpo técnico del Villarreal ha contribuido a conquistar una Liga Europa y a alcanzar unas semifinales de la Champions League, pero lejos de ponerse medallas, reivindica sus orígenes humildes. A la hora de seleccionar un partido en su carrera, no olvida el penalti con el que catapultó al Racing de Ferrol al fútbol profesional tras casi un cuarto de siglo de ausencia, y si tiene que elegir un entretenimiento más allá del balompié, tira de morriña: «No hay nada como estar en Viveiro. Es mi descanso, mi tranquilidad y mi energía».

—¿Saben ya en Villarreal dónde queda Viveiro?

—Siempre trato de ponerlo en el mapa, pero yo creo que es un lugar ya muy conocido. Me siento muy orgulloso de ser viveirense, y trato de demostrarlo allá dónde voy.

—Cuando empezó, sin tantos ojeadores ni vídeos, no sería fácil llamar la atención desde un pueblo tan alejado de las principales ciudades.

—Todo era muy diferente a hoy en día, había muy pocas actividades y opciones de ocio, así que lo que nos quedaba era jugar al fútbol, yo no era diferente a los demás. Tuve esa pasión desde pequeñito, jugaba las 24 horas del día. No había los medios de captación actuales, pero tuve la suerte de debutar muy joven en Tercera División. Me vio el Dépor, que entonces estaba en Primera, y me llevó a su filial. A los dos años volví, me llamó el Lugo y tuve la suerte de hacer de mi pasión mi profesión.

—Estuvo diez temporadas en Segunda División B y tres en Segunda, ¿qué le faltó para asomarse a Primera?

—Tuve la fortuna de no sufrir lesiones y lo di todo, me entregué en cuerpo y alma al fútbol. Mi conclusión es que si no llegué a más, es porque no me daba para más.

—¿Son muy diferentes el fútbol que disfruta ahora del que vivió como jugador?

—En cada categoría todos tenemos nuestras ilusiones. Cuando jugaba en el Racing de Ferrol o el Lugo, para mí ascender era como ganar un título en equipos de la envergadura de los que estoy ahora. Hace unos meses estaba con el Villarreal en unas semifinales de Champions, pero yo las viví de todos los colores, conozco el barro, vengo de él. Sé lo que es pasar meses sin cobrar, entrenar en pésimas condiciones, lo que es un viaje de 12 o 15 horas en autobús...

—Es analista técnico del Villarreal. ¿En qué consiste su trabajo?

—Formo parte de un staff amplio, y yo soy un técnico asistente que se dedica principalmente al análisis de los rivales, además de trabajar de forma coordinada con el resto de miembros del cuerpo técnico.

—Forjó su relación con Unai Emery en Ferrol, ¿no?

—Fuimos compañeros hace 20 años, o algo más, y mantuvimos la relación. Ahora, además de esa relación personal, tenemos una relación profesional, y es un placer y un privilegio trabajar con un entrenador de esta envergadura.

—¿Cómo alcanza la primera orden del fútbol de élite?

—Durante mi etapa como jugador, mi dedicación al margen era formarme para el fútbol y, a partir de ahí, nunca he parado. El fútbol evoluciona y hay que actualizarse, estar al día, no dejar de aprender nunca. Estoy agradecido de que me diesen la oportunidad de saltar al Valencia cuando era segundo entrenador y analista del Xerez.

—¿Disfrutó más en su etapa de futbolista, o ahora, que ha ganado la Liga Europa y alcanzado unas semifinales de la Champions?

—Lo más bonito es ser jugador, pero yo, además, tengo pasión por el entendimiento del juego, por el análisis. Sigo disfrutando, gane o pierda. Disfruto del día a día. Me dedico a lo que me apasiona, y trato de hacerlo bien, porque cada día cuando me levanto voy feliz al entrenamiento y, luego, me acuesto con la ilusión de que el día siguiente será igual.

—¿Toca algo de balón de vez en cuando?

—Para mí, cuando era jugador, la esencia era competir. Ahora yo creo que ya no tengo edad para deportes de contacto. Salgo a correr, juego al pádel y hago alguna cosa más para tratar de mantenerme en forma y poder permitirme comer un poco más.

—¿Y dentro de diez años dónde se ve?

—No miro las cosas tan a largo plazo. Trato de mantenerme donde estoy, porque estoy contento, pero no sé qué me va a deparar la vida. Mi aspiración es ser feliz, disfrutar de lo que hago, ese es el mayor éxito.

—¿De qué entrenador ha aprendido más?

—Tanto de jugador como ahora he tenido la suerte de aprender de muy buenos entrenadores. He trabajado con la escuela inglesa, italiana, argentina, española... Y de todas he aprendido muchísimo. No podría decirte solo uno, no sería justo, pero estar con Emery es una enseñanza continua, tiene una capacidad admirable.

«Viveiro es mi descanso, mi tranquilidad y mi energía»

Pablo Rodríguez disputó más de 300 partidos con las camisetas del Viveiro, Fabril, Lugo, Racing, Girona, Leganés, Atlético Baleares y Compostela.

—¿Cuál fue el mejor futbolista con el que trabajó?

—Me impactó Emilio Viqueira, quizás el más diferencial con el que jugué.

—¿Y un rival?

—Recuerdo un día que me pusieron de lateral izquierdo contra el Levante y enfrente estaba Félix Ettien. Pasaba por delante mía como si fuese un tren de mercancías.

—¿Podría quedarse con un solo partido en su carrera?

—El Racing de Ferrol-Ceuta del 25 de junio del 2000, que ascendimos a Segunda tras 23 años. Fue un partido clave en mi carrera, con un penalti que marqué y creo que puede haber tenido trascendencia en todo lo que me pasó después.

—No usa redes sociales.

—Son útiles para informarse o leer algún artículo relacionado con tu campo, pero a usar las redes sociales para enseñar lo que haces o lo que tienes no le veo mucho sentido.

—¿A qué dedica el tiempo libre fuera del fútbol?

—Tengo poco tiempo libre y, al final, cuando lo tengo, veo más fútbol. Yo echo mucho de menos a mis amigos y a mi familia y, si me dan a elegir una actividad cuando estoy libre, no hay nada como estar en Viveiro. Es mi descanso, mi tranquilidad y mi energía. La pena es que me pilla un poco lejos y mato el tiempo como puedo, a lo mejor haciendo algún deporte. Nuestra vida no es demasiado interesante, es curioso que cuando tenemos tiempo libre, igual escapamos a ver algún partido en la zona.