—Seguro que hubo. Desde la base hasta la Primera División te ocurren cantidad de cosas en los campos de fútbol. Cuanto más abajo estás, en las categorías iniciales, el público tiene mayor cercanía y escuchas todo un poquito más. También te falta experiencia y algo más de poso. Es parte de la trayectoria y de lo que te hace después que, cuando estás ante sesenta mil personas gritando, no te llegue a afectar.
—¿Hay algún partido de su carrera que esté grabado en el recuerdo?.
—Los partidos de playoff que he hecho, de todas las categorías, son especiales. No se si es por ser el más reciente, pero me quedo con el último que hice, un Tenerife - Las Palmas. Un derbi canario de una fase de ascenso es una experiencia inolvidable.
—¿Cómo consigue uno abstraerse de todo el ruido del entorno en un encuentro con tanto en juego?
—Desde el momento en el que salimos al campo y damos el pitido inicial nos absorbe la toma de decisiones. Estamos completamente concentrados los 90 minutos del partido, y el barullo del público nos hace disfrutar un poquito más, si cabe, de toda la experiencia.
—Ahora, ¿a disfrutar de las vacaciones antes de que empiece la pretemporada?
—Poquito se va a poder hacer. En breve tenemos ya una concentración en Segovia a la que hay que llegar en forma. Si puedo me escaparé, pero ya en nada empieza la rutina de los entrenos y demás. Pero ni tan mal cuando es por una buena causa.