Wimbledon ya conoce a Alcaraz, que remonta ante Struff

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MATTHEW CHILDS | REUTERS

El alemán complicó el debut del español, que solo tenía dos encuentros de experiencia en hierba y levantó un partido adverso a lomos de su descaro y su clase por 4-6, 7-5, 4-6, 7-6 (3) y 6-4

27 jun 2022 . Actualizado a las 19:51 h.

El punto define el fenómeno Carlos Alcaraz. El chaval, a sus 19 años, disputa el tercer encuentro de su vida sobre hierba, la superficie más singular del tenis. Y el descubrimiento, que conlleva su tiempo, se cobra al principio un peaje. Cede por dos sets a uno cuando pinta mal el tie break del cuarto, con 2-0 para Jan-Lennard Struff, un armario de 194 centímetros, crecido todavía más por el juego que le está sacando a sus estacazos. El alemán de brazos interminables envía a los confines de la pista al murciano, que, peleón como ninguno, encuentra un golpe defensivo con una especie de gancho cortado de derecha. De allí cualquiera saldría ya maltrecho, cuando se ve obligado a esprintar de nuevo hacia la otra parte de la pista; y desde allí, sin detenerse, acaricia la bola con un revés sutil, cruzado y preciso que deja al rival sin respuesta. El golpe define al personaje: toque, descaro, valentía y talento. El punto saca a Alcaraz de un apuro, antes de pasar del 0-2 al 7-3 en el desempate. Un presagio de lo que viene en el set definitivo: con 4-4, de nuevo en el instante clave, el español pega el estirón para romper el servicio de su rival y cerrar a continuación el encuentro por 4-6 7-5 4-6 7-6(3) y 6-4.

Ahora Wimbledon ya sabe quién es Alcaraz.

El chaval, que compite con la osadía de los jóvenes y el aplomo de los veteranos, solo ha ganado un partido de primera ronda. Pero por mucho que luzca una protección en su codo, su victoria del estreno supone una declaración de intenciones. «He jugado el mejor partido al servicio de mi vida», confiesa todavía en la pista después de celebrar 30 aces.

Struff acaba de probarle con un duelo clásico de hierba. Porque el alemán sirve y sube a la red, termina el partido con una media de primeros servicios de 200 kilómetros por hora y, además, cuando resta, aguanta el desafío de liarse a raquetazos desde el fondo de la pista con el jugador del momento.

De ese pulso sale vivo Alcaraz, que apenas tenía la experiencia en hierba de los dos partidos del año pasado en Wimbledon, cuando perdió en segunda ronda ante Daniil Medvedev. Mañaña jugará contra el ganador del encuentro entre el holandés Tallon Griekspoor y el italiano Fabio Fognini. Pero Wimbledon ya sabrá quién es.