Un campo maravilloso, un test exigente

Manuel Piñero

DEPORTES

ERIK S. LESSER | EFE

15 jun 2022 . Actualizado a las 20:58 h.

La fuga de jugadores a LIV Golf, el circuito de capital saudí, marca el US Open. A nivel personal entiendo más que se vayan los jugadores más veteranos, primando la parte económica, como puede suceder, en un contexto muy diferente, con los futbolistas que terminan sus carreras en ligas como las de Estados Unidos, China, Catar o Dubái. Me parece más injusto que abandonen los torneos de más tradición, el circuito que los ha hecho grandes, los jugadores que todavía están en plenitud de sus carreras. En todo caso, la guerra abre una incógnita con la Ryder Cup. Entiendo que aquellos que se marchen a LIV Golf no serán elegibles o tendrán muy complicado clasificarse para los equipos por méritos deportivos, pero es algo que falta por conocer.

El US Open vuelve a Brookline, uno de los campos más antiguos y emblemáticos de Estados Unidos, el lugar donde en 1913 ganó un por entonces desconocido Francis Ouimet, en una historia muy bonita que enganchó al público. Una victoria que contribuyó de manera importante al crecimiento del golf.

Me quedo con un hoyo, el par 3 del 16, con una entrada protegida por los árboles y varios bunkers, dentro de un campo precioso. A nivel técnico, es un recorrido muy exigente que, como es habitual en el US Open, se prepara de forma que suponga un desafío todavía mayor para los jugadores. El rough hace muy complicados los golpes de salida, así que quien esté fino y juegue recto desde el tee tendrá mucho ganado.

Rahm estará en la pelea, sobre todo si recupera la finura con el putter. Otros jugadores en forma y con los recursos para rendir en Brookline son Justin Thomas, Rory McIlroy y Jordan Spieth. Y dos nombres más, Tony Finau, que vuelve a competir a buen nivel después de un tiempo desdibujado, y Cameron Smith, que funciona de maravilla en campos exigentes.