El análisis de Rafael Arriaza: Nadal, contra el ultimátum de su pie

Rafael Arriaza
Rafael Arriaza DIRECTOR DEL INSTITUTO MÉDICO ARRIAZA Y ASOCIADOS

DEPORTES

CHRISTOPHE PETIT TESSON | EFE

La radiofrecuencia pulsada, última alternativa antes de la intervención quirúrgica

07 jun 2022 . Actualizado a las 17:36 h.

Lo primero que hay que entender para comprender el tratamiento que se le ha propuesto a Rafa Nadal en su pie es que la sensibilidad de cualquier zona del cuerpo llega al cerebro a través de los nervios llamados sensitivos, y que la mayoría de las estructuras del pie dependen de varios nervios diferentes.

Muchos de estos nervios son mixtos; es decir, tienen fibras que se encargan de transportar el estímulo nervioso que activa los músculos (la parte motora del nervio), y fibras que transportan la información sensorial, sea de posición, tacto, temperatura, dolor... (la parte sensitiva del nervio).

ANESTÉSICOS LOCALES

Sensibilidad y parte motora

Cuando se emplea un anestésico local para bloquear la sensibilidad, muchas veces vemos cómo se afecta también la parte motora, como cualquiera que haya pasado por una anestesia por parte de su dentista conoce perfectamente. En teoría, si lográsemos bloquear solo la parte sensitiva del nervio que llega a un hueso dañado, podríamos quitarle la sensibilidad (al menos, parcialmente, si está inervado por varias ramas nerviosas diferentes) y permitir a su dueño seguir usándolo. Esto es lo que se busca con las técnicas de radiofrecuencia pulsada.

 

De alguna manera, podemos comparar este procedimiento, que se realiza introduciendo un electrodo a través de una aguja hasta la proximidad del nervio, con una endodoncia. En la endodoncia, aunque de manera mecánica, se elimina la estructura nerviosa que inerva a una pieza dentaria, para evitar tener que extraerla. Es evidente que perder la sensibilidad de una zona del cuerpo no es lo ideal, pero a veces es menos malo que someterse a un procedimiento quirúrgico o soportar el dolor.

RADIOFRECUENCIA

Técnica continua: destrucción del tejido

Desde los años 70 se utilizan técnicas de radiofrecuencia para el tratamiento de ciertos dolores, sobre todo, aquellos originados en un nervio (como las neuralgias del trigémino, por ejemplo) o aquellos que se producen por el daño en una estructura cuya sensibilidad está gobernada por un solo nervio (como los dolores generados en las llamadas articulaciones facetarias de la columna lumbar).

Al principio, los sistemas que se empleaban eran de radiofrecuencia continua. En ellos, se utiliza una corriente alterna de alta frecuencia para provocar la destrucción del tejido sobre el que se aplica, generando temperaturas de alrededor de 80 grados. Lógicamente, la magnitud de la destrucción del tejido está en relación directa con la temperatura que se alcanza, la duración durante la que se aplica y el tamaño del electrodo que se emplea.

Efectos secundarios y radiofrecuencia pulsada

Sin embargo, también tiene sus problemas: en algunos pacientes, y dependiendo del nervio sobre el que se actúe, puede causar la lesión de la parte motora del nervio, generando parálisis parciales; o incluso provocar un cuadro de dolor originado por el daño causado en el propio nervio (llamado dolor neuropático) difícil de resolver.

Para solventar estos problemas, se utiliza actualmente un sistema de radiofrecuencia pulsada. En ellos, se generan impulsos cortos (de tan solo veinte milisegundos) de alto voltaje, seguidos de otros periodos más largos (480 milisegundos) de reposo. Esto permite que la temperatura del tejido no supere los 42 grados, con lo que la lesión térmica se minimiza, y el riesgo de dañar a la parte motora del nervio o causar un cuadro doloroso se reduce mucho.

Aplicación en lesiones del pie

En los problemas del pie, la radiofrecuencia pulsada se utiliza sobre todo para el tratamiento de los neuromas de Morton y de las fascitis plantares que no responden a otros tratamientos, pero el hecho de que el dolor que sufre Nadal en su pie por la enfermedad de Müller-Weiss que padece ya haya sido controlado (aunque solo temporalmente) por medio de infiltraciones anestésicas de los nervios que llegan a esa zona del pie, puede ser una señal de buen pronóstico.

ALTERNATIVAS

Intervención quirúrgica: artrodesis

Si los tratamientos conservadores no son eficaces, la alternativa sería una intervención quirúrgica. En ella, lo que se hace es lo que se llama una artrodesis, que consiste en rellenar con injerto de hueso el defecto que se ha producido en el escafoides del pie, y fijar las articulaciones que rodean al escafoides aprovechando para reconstruir el arco del pie, ya que a medida que la enfermedad avanza, el pie se va aplanando.

Los huesos se mantienen solidarizados entre sí con placas y tornillos hasta que se logra un callo sólido y después, si molestan, pueden retirarse. Tras la intervención, como es natural, las articulaciones que se fijan no pueden realizar su función, y el pie se vuelve más rígido, lo que dificulta su adaptación a las superficies irregulares, pero a cambio, la mayor parte del dolor debe desaparecer.

Incógnitas futuras

La incógnita, por supuesto, es si con esa fijación parcial de las articulaciones de la zona media del pie se podría seguir jugando tenis de alto nivel, por lo que es una opción final, si las demás fracasan.

Sin embargo, después de todo el tiempo que Nadal lleva conviviendo con el dolor, usando una plantilla rígida tremendamente incómoda y adaptándose para poder jugar al tenis al nivel que lo hace, y a título personal, no me atrevería a decir que incluso si tuviera que operarse, no sería capaz de volver a las pistas.

Más difícil parecía que el chaval que tendría que haber abandonado el tenis a los 16 años por esta lesión acabase convirtiéndose en el mejor jugador de la historia, y ahí está.