Aleix Espargaró pasa del sueño a la pesadilla en el Gran Premio de Catalunya de moto GP

Borja González

DEPORTES

Aleix Espargaró, durante el Gran Premio de Catalunya de moto GP
Aleix Espargaró, durante el Gran Premio de Catalunya de moto GP Enric Fontcuberta | EFE

Fabio Quartararo ganó la carrera en Montmeló, marcado por el error del autor de la pole, que celebró antes de tiempo un segundo puesto y acabó quinto

05 jun 2022 . Actualizado a las 20:22 h.

La carrera de moto GP comenzó en Montmeló de manera dramática. Takaaki Nakagami salía acelerado de más, se caía, golpeaba con su cabeza el neumático trasero de la moto de Pecco Bagnaia, mientras que su Honda embestía a la Suzuki de Álex Rins. En una curva, tres pilotos en fuera de juego. Uno, Bagnaia, que quería pelear por ganar la carrera, y meterse en la lucha por el Mundial. Otro, Rins, que salió con su tercer cero consecutivo y una muñeca dañada. Y los dos muy críticos con el japonés, y con la inacción de Dirección de Carrera, muy señalada tras un incidente que decidieron dejar como normal dentro del ámbito de las carreras, algo muy lejos de la realidad.

Mientras todo esto sucedía, Fabio Quartararo conseguía arrebatar al autor de la pole, Aleix Espargaró, el primer puesto desde la primera curva, lo que le dio la opción de plasmar su carrera ideal. Ritmo, ritmo, ritmo, y el francés que resultó inalcanzable para el resto hasta que vio la bandera a cuadros. «No me esperaba ser tan consistente en la carrera ni tampoco en el ritmo, estábamos bien pero tampoco éramos tan rápidos y la salida era muy importante. Mi estrategia era tirar en las cinco o seis primeras vueltas pero sin hacerlo al máximo, pero sí apretar mucho, y era muy importante el ser constante y tener regularidad sin destruir los neumáticos. Cuando vi la diferencia después de un par de vueltas me di cuenta de lo bien que estaba yendo la cosa», señaló el francés. Quartararo sumó así su tercer triunfo del 2022, uno con más valor si cabe visto cómo les fue a los rivales. Por la caída de Bagnaia, el mismo final que tuvo Enea Bastianini, y por el error de Espargaró, que marcó por completo el domingo.

El de Aprilia no pudo confirmar su favoritismo, pero sí que fue capaz de mantenerse en la pelea por el segundo puesto a rueda de un activo Jorge Martín, y manteniendo la distancia con respecto al cuarto, Johann Zarco. De hecho, Espargaró hizo lo que se le ha visto ver en otras ocasiones, controlar la situación y asestar un golpe definitivo para consolidar su objetivo, esta vez, viendo la escapada de Quartararo, el segundo puesto. Un buen resultado, en casa, donde a lo largo del fin de semana había podido sentirse por primera vez en su trayectoria como el ídolo local (eso sí, en unos días con una presencia masiva de aficionados franceses al olor de los éxitos de su campeón del mundo). Hasta que ese sueño se transformó en pesadilla. «Ha sido culpa mía al cien por cien. La pizarra estaba muy cerca de la curva y no me ha dado tiempo a ver toda la información y solo me ha dado tiempo a ver el '+0.6' con Jorge Martín. Quería asegurar la segunda plaza y como no he visto las vueltas que quedaban he mirado la torre y no me acordaba que aquí la última vuelta la marcan L0, he visto L1 he hecho una vuelta y he cortado. No sé, iba tan concentrado que no me he fijado ni en la bandera de cuadros ni en nada y es un error muy grande», apuntó Espargaró. La narración del drama.

El de Granollers cruzaba la meta a una vuelta para la conclusión y cortaba gas para empezar a celebrar, antes de tiempo, su éxito, saludando a la grada mientras en su box presenciaban estupefactos lo que estaba pasando. «No sé, he visto una pantalla grande donde he visto a Massimo Rivola (el máximo responsable de Aprilia) poniéndose las manos en la cabeza y automáticamente he entendido que él se pensaba que había roto el motor. He visto que todos tiraban a tope y no sé. he hecho la vuelta a tope intentando recuperar», explicaba tras ver pasar a máxima velocidad por su lado a Joan Mir, que terminaría siendo cuarto, y agarrarse a la rueda de Luca Marini para, por lo menos, quitarle a este el quinto puesto. Un resultado muy amargo que le hizo terminar el día sin poder parar de llorar, con los suyos no pudiendo consolar la pena por el error cometido. «Estoy muy triste. Si me pinchan ahora no me sacan ni sangre», eran sus primeras palabras, como cierre de un gran premio que había sido muy especial. «Ha sido un fin de semana muy bonito. He tenido muchísima presión, infinitamente más que cualquier gran premio. Pero he disfrutado de toda la afición, la familia, mis hijos...», decía el que, y no por lo que quería, terminó siendo el protagonista del domingo de carreras.