Rafa Merino, entrenador del Pescados Rubén Burela: «Había equipo para salir adelante»

Iván Díaz Rolle
IVÁN ROLLE BURELA / LA VOZ

DEPORTES

PESCADOS RUBÉN BURELA FS

El equipo mariñano cierra este sábado en Vista Alegre un curso aciago ante un Jaén con el «play off» en juego

03 jun 2022 . Actualizado a las 20:41 h.

El Pescados Rubén Burela cierra su temporada más pobre en Primera y un ciclo de tres años en la élite en la visita de un Jaén Paraíso Interior a la caza del play off (Vista Alegre, 18.30 horas. RFEF). Descendido desde hace más de un mes, el cuadro mariñano ha mejorado sus registros desde que Rafael Merino Rodríguez (Terrassa, 1981) tomó el timón en solitario. No ha podido huir del farolillo rojo, pero ha conseguido diez puntos en las diez últimas jornadas, más que el Osasuna (7) y el propio Jaén (9), los mismos que ElPozo, Betis y Córdoba, y solo uno menos que el Zaragoza.

—¿Cómo se afronta una última jornada ya sin nada en juego?

—Hay que verlo como una oportunidad de ganar y terminar con buenas sensaciones. Es importante dar la cara hasta el final, ser profesionales. Por encima de los tres puntos, que ya no nos sirven de nada, es demostrar orgullo y despedirnos con una victoria de nuestra afición.

—El Jaén se juega una plaza en el play off. ¿Estará más motivado?

—Por lógica debería ser así. Ellos se juegan muchísimo, pero nosotros en casa también tenemos la obligación de ganar por nuestra gente. Ellos tienen más necesidad deportiva, pero por amor propio y ambición nosotros también tenemos motivaciones.

—¿Cómo está siendo el trabajar con un equipo que lleva tantas semanas descendido?

—No me puedo quejar de nada. El grupo ha trabajado muy bien en todas las circunstancias y encima estas últimas semanas hemos sacado alguna victoria, que siempre ayuda un poquito.

—Álex Diz y Edu son las únicas ausencias en la convocatoria. ¿Por qué?

—Álex lleva tiempo arrastrando unas molestias y Edu tuvo un poquito de fiebre. Esta mañana (por el viernes) estuvo por aquí, pero no está en condiciones. Los demás están en perfectas condiciones.

—Desde que tomó las riendas del Burela en solitario, los resultados han mejorado sensiblemente. ¿Por qué no han podido competir así todo el curso?

—Es una pregunta que nos hacemos cada día. Somos el mismo equipo y hemos mantenido el mismo modelo de juego, no he tocado nada porque creo que el trabajo que estábamos haciendo con Alberto (Riquer) estaba muy bien. Son dinámicas. Ganamos el primer partido contra Inter en casa, que precisamente es el que tienes un poco marcado como imposible, y a partir de ahí ganas confianza. Si esa victoria hubiese llegado a mitad de temporada, había equipo para salir adelante. Se dieron muchas circunstancias, a veces no acompañó el juego y además se nos escaparon muchísimos puntos al final en la defensa del portero-jugador. Nos dio un poquito de pánico, cada vez que estábamos por delante temíamos que nos sacasen el portero-jugador y eso solo cambia cuando un día coges confianza porque no encajas, no necesariamente porque lo defiendas bien, incluso porque el otro equipo no está acertado. Ha sido mucho tema de cabeza.

—¿Es más doloroso este descenso por producirse tan pronto?

—Sí. En una competición tan larga como una liga, cada uno está al final dónde merece, pero una cosa es lo que te mereces y otra es dónde podrías estar por la plantilla y el proyecto. Se hace más duro porque a principio de temporada no te planteas que ocurra esto, sabíamos que podíamos estar con los equipos de abajo, pero nunca pensamos que íbamos a estar descendidos a falta de cinco jornadas o incluso antes, porque ya se olía.

—Llegó en octubre de la mano de Alberto Riquer y acabó debutando como entrenador principal en Primera masculina. Intuyo que este no era el guion que imaginaba.

—No ha sido la manera soñada, pero hay que asumir que las cosas no siempre vienen como uno quiere. Me tocó coger el equipo, lo acepté y trataré de quedarme con lo positivo.

—Tras trabajar con Riquer, ¿le costó reemplazarlo?

—Él me animó a aceptar la oferta del club. Me dio un empujoncito muy importante para atreverme. Personalmente no fue agradable, pero se dieron esas circunstancias. El club apostó por mí, Riquer me animó y yo me sentía fuerte y respaldado por los jugadores.

—¿Le han ofrecido renovar?

—Tras el partido nos sentaremos con tranquilidad, valoraremos el año y veremos qué proyecto hay. A partir de ahí, veremos qué sale, no hay nada cien por cien claro.

—¿Pero a usted le gustaría continuar en Segunda?

—Hay que valorar muchas cosas. El Burela es un muy buen club, estoy muy contento aquí. Me siento bien con la directiva, el staff, la afición... Pero también tengo que valorar temas personales.

—Es previsible que este partido suponga una despedida para muchos.

—Los finales de temporada siempre tienen esa parte de despedida por los jugadores que igual no continúan. También nos despedimos de la afición y de la Primera División. Da pena, pero hay que llevarlo lo mejor posible.

—¿Ve mimbres en el club para regresar a Primera?

—El Burela es un club totalmente profesionalizado y en Segunda no todos lo son. Eso te da un plus. Seguro que el año que viene o el siguiente más puede volver porque es un club de Primera División.