Sergio García, entrenador del Leyma: «Que nos miremos a los ojos y podamos decir: 'Lo intentamos hasta el final'»

DEPORTES

ANGEL MANSO

Juega este jueves en Riazor para remontar el 2-0 de los cuartos del ascenso a la ACB ante el Girona

02 jun 2022 . Actualizado a las 10:08 h.

Momentos de tensión (20.30 horas, LaLiga Sports TV). Riazor vivirá el tercer partido de la serie de cinco contra el Girona de los cuartos de final para ascender a la ACB como si fuese el último. De hecho, lo será en caso de derrota naranja. Lo contrario enviará la tanda hasta el sábado, en otro match ball para el cuadro de Marc Gasol. Sin embargo, Sergio García Martín (San Sebastián, 1983), apasionado en la cancha y meticuloso en el análisis de una temporada de extremos, mantiene la mesura.

—¿Cómo se encuentran?

—Estamos jugando la mejor parte del año. Hemos competido todo el año hasta clasificarnos para el play off, que era nuestro primer objetivo, y principal. Es la parte más chula de la temporada. Lo estamos disfrutando. En los partidos ante el Girona tuvimos sensaciones distintas. En el primero competimos bastante bien, hicimos el plan de partido que habíamos trabajado, pero nos queda el sabor amargo de no haber tenido el acierto sobre todo en momentos claves que nos metería de lleno en el final de partido igualado, que es lo que queríamos. En el segundo partido, las sensaciones no son buenas. Nos meten los siete primeros triples. A pesar de eso, aguantamos el tirón, pero su acierto y nuestra falta de acierto hace que el partido se rompa y se acabe al descanso. Duró veinte minutos. La segunda parte buscamos que nadie se rompa ni se haga daño y es un trámite. Fastidiados porque nuestro primer objetivo en la eliminatoria era sacar algún partido de allí y no lo hemos conseguido. Ahora centrados en hacer el mejor partido posible en nuestra cancha, para intentar ganar. Fastidiados tienen que estar los que nos están viendo por televisión. Nos gustaría ir 2-0, pero bueno. El nivel de Girona los veis todos, está siendo complicado, pero estoy convencido de que vamos a hacerlo mejor, en nuestro campo y tendremos opciones de disputar el partido.

—¿Acusan las lesiones?

—Llevamos jugando casi tres meses sin el base y el dos titulares. Monaghan está a un porcentaje muy bajo, aunque intenta hacer el esfuerzo por ayudarnos. Hamilton se llevó un golpe que lo dejó KO incluso al día siguiente. Y a Diagne lo traemos sabiendo sabiendo que su punto débil son las rodillas y tiene la mala suerte de que le dan un golpe muy fuerte en una y lo deja fuera. Ya fue capaz de meterse al entrenamiento. Han ido pasando cosas. Estos partidos son más físicos, de contacto. Son de un nivel de intensidad superior, y nos hubiera gustado estar mejor, en mejores condiciones, pero yo creo que está en nosotros intentar hacerlo mejor, tener un poco más de acierto. Y otra cosa que es característica de equipo, para sentirnos bien en los partidos necesitamos del acierto, del tiro exterior y demás. Como se ha podido ver, hubo partidos desastrosos en los triples, siendo el mejor equipo de la Liga regular en ese apartado. Y eso nos cuesta. Tenemos la debilidad de cuando no estamos acertados nos cuesta mentalmente seguir bien en el partido. Es una de las cosas malas que tenemos como equipo, pero tenemos que intentar tener ese acierto para que esa debilidad no nos aparezca.

—El Leyma es uno de los clubes que más rápido reacciona en el mercado, gracias a su scouting y el músculo financiero.

—El scouting lo tenemos, pero el músculo financiero es engañoso. Somos un club que paga todo en A y por el libro. Con la baja de Álex tenemos problemas porque no empezamos la temporada con doce jugadores. Podemos hacer cosas con el tiempo, pero estamos en un club serio, que no hace nada por encima de sus posibilidades. Pero los cambios que hacemos es porque al estar de baja Álex es un gasto que no se está haciendo y con eso se aprovecha para traer a otro jugador. Hearst viene a ayudar en unas semanas, no durante mucho tiempo y Ndow ya lo fichamos muy avanzada la temporada porque no empezamos con doce jugadores.

—¿A Hearst le da tiempo a aportar?

—Es complicado. Nos plantamos en Girona y apenas había entrenado con nosotros. Demostró que tiene puntos, pero ahora es difícil porque son partidos de mucha tensión y lo que necesitamos es ayudarle a no pensar mucho lo que tiene que hacer. En el primer partido estuvo perdido por completo. En el segundo se empezó a encontrar mejor, pero no hubo partido para nosotros. Con estos entrenamientos de más, que juegue pensando en lo que él es bueno, en la rotación y no tanto en los mecanismos. Es importante jugar con otros compañeros, pero cuando tienes que pensar de más se complica.

—¿Hay tanta diferencia como mostró el marcador con el Estudiantes y con el Girona?

—Ni somos veinte puntos mejores que el Estudiantes ni treinta peores que el Girona. Estamos en una Liga con diferencias no tan grandes. Hay un jugador, Marc Gasol, que no es del mismo nivel que los demás y desequilibra mucho el partido, pero no es solo por los puntos, sino lo que genera. Pero en líneas generales hay igualdad. Hay días en los que se pueden dar diferencias grandes. El otro día nos bombardearon de entrada. Fuimos capaces de aguantar ocho minutos, pero desde el momento en el que no pudimos seguir ese ritmo, el partido sufrió un corte en el descanso. Desde el cuerpo técnico planteamos el partido a ver si de entrada somos capaces de engancharnos en los primeros minutos, pero pronto vimos que no era nuestro día, no estaba para nosotros. Soluade no podía ni caminar por un problema en el gemelo y los fisios hicieron un trabajo tremendo para que jugase el segundo partido, pero no lo disputó en buenas condiciones. Cuando vimos que la cosa no iba lo dejamos sentado. Las diferencias no son tan grandes.

—Usted pedía más intensidad tras el segundo partido.

—Con Gasol jugaron unos veinte partidos y apenas perdieron dos. Defensivamente, es en lo que más los destaco, son compactos, agresivos, te empujan hacia Marc y él colapsa y deja muy poquitos espacios. Ese nivel físico y de contacto hubo momentos en los que nos ha costado. En el primer partido pudimos por momentos. De cara al tercero necesitamos más velocidad, que ellos no se puedan colocar defensivamente como ellos quieren. Dejan pocos espacios y necesitamos generar más tiros e irnos cerca de los ochenta puntos, más cerca de nuestra media del año y no de los sesenta y pocos de estos partidos.

—Antes de afrontar el tercer partido, con todo lo que queda y tras el último marcador... ¿qué les impide dejarse ir?

—No podemos pensar más allá del siguiente partido. Tenemos que acabar, el día que sea, y que pase el tiempo, nos miremos a los ojos y podamos decir: «Lo hemos intentado hasta el final». Esto es un deporte y hay que convivir con que haya jugadores o equipos que sean mejores que tú, pero lo que siempre tiene que quedar es la honestidad en el esfuerzo y el trabajo. Tenemos que competir hasta el último día. Y mirarnos a la cara y decirnos, nos dio hasta ahí, para quedar segundos, o terceros o lo que sea. En el momento en que piensas que no lo puedes conseguir es el primer paso para no conseguirlo. Para nosotros solo existe el tercer partido, en hacerlo mejor y tener mejores argumentos para ganarles. Si lo conseguimos, ya pensaremos en el del sábado.

—Frecuentemente se habla de que el objetivo del Leyma es ascender a la ACB.

—El objetivo del ascenso es muy complicado. Si nos vamos al presupuesto, no tenemos uno de los dos mayores de la Liga, por lo tanto no tenemos esa obligación. Y en el tema de los presupuestos, en nuestra Liga hay trampas entre comillas, porque no todos los equipos pagan como paga el Leyma. Hay otros que con el mismo dinero les da para hacer más cosas. No rinde lo mismo el dinero en nuestro club que en otros. Pero sí tenemos esa ambición y esa ilusión. El club lleva varios años con esa mentalidad, que es la correcta. Siempre hay que estar picando pared hasta poder tirarla. Porque se dan casos en el deporte. Si solo pensamos en el dinero, no lo vamos a conseguir. No tenemos la obligación de ascender, pero sí de competir. Y nos ponemos el objetivo del play off que, ojo cada año está siendo más complicado. Lo hemos conseguido y estamos ahí, y tras un triple empate nos ha tocado contra el Girona que, probablemente sea el mejor equipo de los que están en esta ronda. Pues vamos a intentar y pelear hasta el último segundo. Sabemos que es difícil desde el primer momento, pero siempre desde la humildad hay que ser ambicioso y tener ilusión. Si nos vamos a lo frío de los números y el dinero, el deporte es complicado.

—Ambición peligrosa, porque la exigencia puede cobrarse víctimas por las expectativas que se generan si no hay paciencia. ¿Qué va a suceder con su futuro?

—Hay dos prismas distintas. La presión y exigencia del aficionado. Y la del club. Y el club sabe cuál es nuestra situación en la Liga y nuestros objetivos y evidentemente lo mismo que pasa con el entrenador sucede con los jugadores cada año. Y una vez que termina la competición se analiza todo el trabajo. Y si piensan que otro jugador o entrenador lo hace mejor... pero eso forma parte de nuestro trabajo. Ese análisis desde fuea lo puedo hacer yo con cualquier profesión. Pero otra cosa es desde dentro. Como en cualquier trabajo.

—¿Usted se encuentra satisfecho?

—Es que no hemos acabado.

—Pero dado que el objetivo era entrar en el «play off» y competir...

—La respuesta es difícil si no hemos terminado. Pero todo el cuerpo técnico hemos hecho mucho trabajo esta temporada, que ha sido muy complicada. Valoramos mucho habernos clasificado porque hay proyectos potentes que se han quedado fuera. En el primer partido del play off competimos como nos gusta, pero no se dio el resultado, y en el segundo, no competimos como nos gusta. Pero nos quedan partidos por delante, espero, y hay que seguir. Hasta antes de esta temporada que no hemos terminado, las clasificaciones hablan por sí solas. Hemos quedado dos veces terceros, que son las mejores clasificaciones de la historia de este club. Se nos puede valorar por lo que se nos quiera valorar. Hay muchas cosas que no podemos controlar. Yo estoy tranquilo. Confío mucho en mí y en mi forma de trabajar y puedo mirar a la cara a todo el mundo.

—¿Le gustaría continuar?

—Sí, sí, claro. A nivel profesional estoy contento y a nivel personal, si cabe, más. A Coruña es una ciudad genial y mi familia y yo vivimos muy bien. En ese sentido, sí.