Javier Álvarez Salgado, exatleta olímpico en México y Múnich: «He cumplido todos mis sueños»

DEPORTES

XOAN CARLOS GIL

El fondista gallego vuelve a ponerse de moda tras la difusion de imágenes de la final de 5.000 metros de Múnich en la que comparte protagonismo con el mítico Prefontaine

31 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Por razones que no vienen al caso, varias multinacionales están rescatando la imagen del atleta estadounidense Steve Prefontaine, un superdotado que frustró su carrera en un accidente de coche y cuya imagen más icónica es la de la final olímpica de 5.000 metros en los Juegos Olímpicos de Múnich. En esas fotos asoma la figura de un atleta gallego que se batió el cobre en aquella final: Javier Álvarez Salgado (Vigo, 1943).Me atiende al teléfono con la voz algo fatigada.

—Es que acabamos de llegar de caminar. Nos encontramos con unos peregrinos despistados y les hemos tenido que orientar.

—Este año le caen 79, ¿cómo está de salud?

—Francamente bien. Tanto Loli [su esposa] como yo salimos a caminar bastante y bastante rápido. Nos encontramos muy bien, de salud y de entusiasmo.

—¿Cuánto caminan al día?

—Entre 10 y 12 kilómetros 4 ó 5 días a la semana. Pero bueno, nosotros vamos caminando a donde sea. Si tenemos que ir a Vigo [viven en Nigrán] a comprar cuatro cosas, vamos andando. Y a un ritmo alto, ¿eh? No a un ritmo de paseo. Vamos a un promedio de 9 minutos y 20 segundos por kilómetro, que es andar.

—¿A qué se dedica ahora?

—Nosotros tenemos nuestra casita con nuestro huerto estupendo: tomates, pimientos, judías, calabazas... de todo. Esta es la vida que hemos estado persiguiendo después de nuestro trabajo.

—Pues entonces puede decir que ha cumplido sus sueños.

—Sí. He cumlido todos mis sueños: deportivos, personales y familiares.

—No sé si se ha visto en esas camisetas y en esas fotos que se están recuperando de aquella final de los 5.000 metros en Múnich.

—Hay docenas de instantes recogidos de aquella carrera, sí, Pero le voy a contar qué paso. Yo corrí las finales de cinco mil y diez mil metros. De aquella se hacían eliminatorias de diez mil y la final. Yo corrí las dos. Y la eliminatoria de cinco mil. Así que cuando llegué a aquella final y hubo que cambiar de ritmo en los últimos metros, acusé un poco el desgaste. Pero durante muchos metros, les di guerra a todos. Por eso salgo en tantas fotos. Porque yo no me arrugué. Di guerra hasta que se me acabó la gasolina, ja, ja.

—¿Llegó a conocer a Prefontaine?

—Competimos juntos, pero no establecimos ninguna relación.

—Son fotos raras: una final de fondo sin africanos.

—Bueno, había un tunecino que quedó segundo. Era muy bueno. Pero allí estaba lo mejorcito que había en el mundo y éramos casi todos europeos.

—Mucho ha cambiado el atletismo.

—Muchísimo. Ahora los africanos exportan corredores a los países árabes y a todo el mundo. Hoy es muy difícil meterse en finales porque tienen un poderío espectacular.

—En aquellos años, un español en una final era un gran éxito.

—En 1968 el presidente del COI nos decía que el objetivo era entrar en alguna final. Yo entré en la final de obstáculos y cumplí. La primera medalla la ganamos en 1976.

—Los Juegos Olímpicos de Múnich también son recordados por la masacre en la delegación israelí.

—También hubo problemas en México. Tuvo más incidencia en los medios que en los proios deportistas. Si pretendían parar los Juegos, se equivocaron. Fue una barbaridad.

Pilar Canicoba

—De aquellas trabajaba en una gasolinera.

—Sí. La familia de mi entrenador tenía una gasolinera en la parte alta de Vigo. Para darme seguridad social y un salario, que entonces no se ganaba nada con el atletismo, me emplearon en la gasolinera. Yo entrenaba de mañana e iba corriendo a la gasolinera, diez o doce kilómetros.

—Con esas cuestas, seguro que se le fortalecieron bien las piernas.

—Hace un año subí por esa carretera con el coche y me sorprendí de haber subido por allí corriendo. Ahora me parece increíble.

—El atletismo le dio la oportunidad de conocer a su mujer.

—Sí. Loli también es atleta y en 1967 participó en  el primer equipo nacional español.

—Están hechos el uno por el otro.

—Sí. 53 años casados y otros dos o tres de relación. Toda una vida.

—Pero el deporte le dio poco dinero.

—Bueno, bueno. El atletismo me dio algo más que dinero. Me dio una familia maravillosa y luego un trabajo extraordinario porque, en 1972, Adidas me llamó para formar parte del equipo que iba a introducir la marca en España. Fue lo mejor que me quedó del atletismo como trabajo.

—También fue concejal.

—Doce años con el PSOE. Fue una experiencia extraordinaria.

—¿Celta o Dépor?

—Hombre, mi vida deportiva ha estado ligada siempre al Celta, como la de Loli. Eso ni se duda, soy del Celta cien por cien, respetando siempre a todo el mundo y deseando que el Dépor ascienda.

—Defínase en pocas palabras.

—Soy una persona muy cercana, muy familiar y muy amigo de sus amigos.

—¿Qué aficiones tiene?

—Tengo mi vida llena con mi familia y mis amigos.

—¿Y la cocina?

—Nada. Ayudo un poco cuando me lo piden, pero no me pongo el delantal.

—Una canción.

—¡Uf! Soy un petardo para eso. [pregunta a su mujer que propone el tema central de la película La vida es bella]. Pues sí, esa, que fue la que nos pusieron en nuestro aniversario.

—¿Lo más importante en la vida?

—La salud, la familiay el trabajo.