Al término de esa campaña, Fabinho abandonaba el filial para enrolarse en el Mónaco, mientras el Real Madrid hacía efectiva la opción de compra por Casemiro y lo integraba en la dinámica del primer equipo.
El resto es una historia trufada de imprevisibles giros de guion, como reconoce el aún centrocampista blanco. «A Fabinho lo conozco desde el Castilla. Sabemos que es un gran jugador. Su evolución de mediocentro defensivo te sorprende porque era un gran lateral. En el Mónaco cambió de posición. Viene demostrando a lo largo de los años lo gran jugador que es y es muy importante para el equipo de Klopp», desgrana el del Real Madrid sobre su gemelo, recuperado para la causa del cuadro inglés tras lesionarse hace unas semanas. Seria amenaza para un club que no supo ver el diamante que tenía entre manos.