—¿Cómo es su día a día?
—Es muy cómodo. Me levanto a las seis y media de la mañana, entreno la parte física con Gabriel Esparza, que es un gran apoyo (plata olímpica en Sídney). Más tarde, desayuno y me ducho, voy a la universidad, como, estudio un ratito y luego me entreno hasta las siete y media de la tarde. Después ceno y, antes de dormir, estudio otra vez.
—¿Y le parece cómodo?
—Estoy a tope pero estoy más tranquila. Antes estaba todo el día de arriba para abajo.
—¿El taekuondo gallego tiene el futuro asegurado?
Sí, está clarísimo. De los 16 que somos en la selección, cuatro somos gallegos. A nivel base tenemos campeones de España, espero poder estar en la selección con ellos. El futuro está asegurado con creces.
—Hablaba al principio de andar antes de correr. ¿Cómo fueron sus primeros pasos?
—Fue por casualidad. Me acuerdo que, en el colegio, el taekuondo estaba como actividad extraescolar. Me avisó mi madre, me dijo: «Creo que pegan patadas». Empecé con cuatro añitos y me gustó, luego seguí en el club y, hasta el día de hoy, sigo haciendo lo mismo.