Nadal y la incertidumbre de París

Enric Gardiner COLPISA

DEPORTES

FABIO FRUSTACI | EFE

El balear nunca había llegado en un estado físico tan preocupante a Roland Garros, por lo que el 14º título está aún más difícil

13 may 2022 . Actualizado a las 15:49 h.

Las palabras de Rafa Nadal tras perder este jueves ante Denis Shapovalov fueron descorazonadoras. Pocas veces se ha visto al tenista de Manacor en ese estado anímico. «No estoy lesionado; soy un jugador que vive con una lesión. Está ahí y mi día a día es complicado. Lo intento, pero es difícil para mí. Llegará un día en el que mi cabeza me diga basta. Yo juego para ser feliz, pero el dolor te quita la felicidad, y no ya para jugar, sino para vivir. Mi problema es que muchos días vivo con demasiado dolor. Disfruto de lo que hago, pero me da muchos días de infelicidad», explicó Nadal en rueda de prensa.

Minutos antes había perdido ante el canadiense en octavos de final en el Masters 1.000 de Roma, pero la derrota no fue lo peor. Se pasó el último set renqueante, cojeando, con claros signos de que los problemas en el pie habían vuelto. El excelso nivel del primer set, en el que arrasó al canadiense, se había difuminado. Solo quedaba dolor. Y todo esto ocurrió a once días de que comience Roland Garros, la gran fecha en rojo en el calendario de Nadal, que nunca ha llegado en estas circunstancias al segundo grand slam de la temporada. Nunca ha aterrizado en París sin al menos una final sobre tierra batida.

El único ejemplo en el que mirarse fue la temporada 2015, cuando solo llegó a la final del Masters 1.000 de Madrid. Esa es la única campaña -sin contar el 2020, cuando no hubo gira de arcilla- en la que Nadal jugó Roland Garros sin haber conquistado ningún título sobre esta superficie. Una rareza para un tenista que luce en sus vitrinas 12 entorchados en Barcelona, 11 en Montecarlo, 10 en Roma y cuatro en Madrid.

Le queda la espinita de nunca haber logrado todos los títulos de tierra en un mismo año, algo que rozó en el 2007, 2008, 2010, 2011, 2012, 2013, 2017 y 2018, cuando se quedó a un solo trofeo de conseguir el repóker definitivo en arcilla. Ahora la película es muy distinta. Después del mejor inicio de año de su carrera, con 20 victorias seguidas y triunfos en Melbourne, Australia y Acapulco, Nadal ha sufrido un frenazo brusco. La lesión en el pectoral, con una fisura de costilla, fue un contratiempo en la final de Indian Wells que le tumbó durante seis semanas y le privó de competir en Montecarlo y Barcelona, los torneos que mejor se adaptan a su juego.

Solo cinco partidos en tierra

Un parón que es más grave ahora que el español solo ha podido hacer cuartos y octavos de final en Madrid y Roma, respectivamente. Apenas cinco encuentros sobre arcilla, unas 11 horas y media sobre la pista. No es de extrañar que, tras vencer a John Isner en su debut en la capital italiana, le pidiera a su equipo inmediatamente que reservara cancha de entrenamiento. Necesita partidos, ritmo, y ya no va a conseguir más antes de Roland Garros.

El balear debutará el lunes 23 o el martes 24, con un tiempo de recuperación récord tras la derrota en Roma. «No sé lo que pasará mañana ni lo que pasará en dos semanas», espetó Nadal. «Solo tengo que conseguir que mis pies me permitan jugar. Hoy (por el jueves) he visto cosas positivas. Durante un rato he podido jugar a mi mejor nivel desde la lesión. No voy a dejar de creer para poder tener una oportunidad. No voy a fallar en eso. Si hay una remota posibilidad, estaré preparado para pelear por ella», garantizó.

Con la derrota en Roma, Nadal pierde 910 puntos de la victoria del año pasado y cae hasta el quinto puesto del ránking mundial. Un paso atrás que tendrá sus consecuencias en París. Nadal no entrará dentro de los cuatro primeros cabezas de serie y podría encontrarse con Novak Djokovic en los cuartos de final. La última vez que eso ocurrió, en el 2015, el serbio logró su primera victoria sobre el balear en Roland Garros. El gran inicio de año sí le permite al español mantener el primer puesto en la carrera a Turín, donde se disputará la Copa de Maestros.