Se señala el impacto que tuvo en la defensa azul la lesión de Kyle Walter, tras un extraordinario duelo con Vinicius. Que todo hubiese sido distinto si Jack Grealish marca sus dos casi goles antes del súbito vuelco en el marcador, y que el mismo atacante citizen, que costó al club 117,5 millones de euros, no siguió a Dani Carvajal por la banda y permitió el cómodo y perfecto centro que Rodrygo convirtió en el empate de la eliminatoria.
Capitulación perpetua
Pero, ¿por qué les ocurre siempre a ellos?, se preguntan en el Daily Mail. El palmarés de Guardiola en la Liga de Campeones con el Manchester City no es sin embargo tan malo. En su primera participación tras ganar la Premier cayó en los octavos. Luego se habló de gafes, augurios y complejos por su repetida caída en los cuartos de final. El año pasado jugó la final y esta temporada ha perdido en semifinales contra un Real Madrid con historial y cabeza de ganador de la competición. Ningún futbolista del City ha ganado el torneo. Pep Guardiola es considerado por la parroquia que no es forofa -igual que el francés Arsène Wenger durante su tiempo al frente del Arsenal- como un entrenador que ha mejorado la calidad general del fútbol en la Premier. Pero el elegido por los potentados de Abu Dabi para darles fama y gloria despierta antipatías de quienes le reprochan el enorme coste de sus plantillas o les parece que el tiqui-taca es aburrido. Nadie le reprocha esta vez excentricidades, como ocurrió con la alineación de la final de la Liga de Campeones, que perdió contra el Chelsea, la pasada temporada. Lo que hay es observación forense de la víctima y con penetración además en su alma. Oliver Brown escribe en The Daily Telegraph: «Pep Guardiola será perseguido por esta capitulación el resto de su vida». Se especula sobre si la derrota quebrará la voluntad de la plantilla del City para ganar sus próximos cuatro partidos en la Premier. Sería el cuarto título de Guardiola en sus seis años al frente del City.