Nicolás Lodeiro, futbolista del Seattle Sounders: del puerto de A Coruña a la cima de Norteamérica

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Nieto de gallego, llevó a su equipo a la final y podría darle el jueves contra el Pumas su primer título de la Champions de la Concacaf

02 may 2022 . Actualizado a las 10:05 h.

Galicia debería revisar de una vez por todas del concepto área de influencia, porque cuando excede los ocho mil kilómetros ya se podría considerar que el mundo se le queda oficialmente pequeño a los gallegos.

Uno de ellos (Marcelo Nicolás Lodeiro Benítez, nacido en Paisandú, Uruguay, en 1989, y nieto de coruñés), es el empleado de la semana, esa figura tan estadounidense, en los Seattle Sounders, uno de los cuatro equipos de la MLS que participó en la Liga de Campeones de la Concacaf y el único superviviente. Es más, la madrugada del jueves (4.00 horas, concacafgo.com) se jugará contra el Pumas mexicano el partido de vuelta de la final y, por tanto, el título continental más importante de su confederación. En la ida, el Gallego (como es conocido también Guantecito Lodeiro y como eran apodados su padre, su hermano y su abuelo), salvó a su equipo marcando dos goles de penalti (2-2), el último en el minuto 9 del descuento.

La figura del compacto atacante se expandirá por el costado izquierdo del Lumen Field, el estadio más ruidoso de la liga de fútbol de Estados Unidos, en busca de otro hito del deporte universal: llevar a los Sounders a su primera Concachampions, después de haber sido el ídolo de sus dos únicos títulos de la MLS, el primero, nada más aterrizar, en el 2016.

Aquel niño que deslumbró en el Sudamericano sub-20 de Venezuela 2009 llegó al estrecho de Puget con muchos kilómetros de calidad en sus piernas, forjadas en el Nacional de Montevideo que le vio crecer, en el Ajax (fugaz experiencia europea), Botafogo (con Seedorf y Abreu), Corinthians y Boca Juniors (heredando el 10 de Riquelme). Ganó la Liga con todos. Y, por el camino, ganó la Copa América del 2011, y llevó a Uruguay a unos Juegos Olímpicos (los de Londres 2012), tras 84 años de ausencia; y a dos Mundiales.

Ese es el bagaje de un Lodeiro que se hizo más extrovertido con el paso de los años, del futbolista al que le encanta «encarar por donde no se puede o tirar un caño, porque no está en el libreto», pero que todos los entrenadores adoran por su disciplina táctica, del deportista total que practicó tenis, voleibol, salto, baile, baloncesto, natación y triatlón, «y todo lo hacía a la perfección», según su primer entrenador y directivo del Nacional, Daniel Enríquez.

Así arrancó el nieto del coruñés Florentino, que emigró en barco a principios del siglo XX a Montevideo, donde se casó con la italiana Inocencia Abbiati, antecesora del portero del Milan al que alcanzó el palo de una bandera arrojada desde la grada de Riazor en el año 2000. Alfonso (fallecido en el 2011), hijo de Florentino y padre de Nicolás, fue el primer futbolista de los Lodeiro. Triunfó en Paisandú y una lesión truncó su fichaje por el Alicante en 1975. Siempre fueron los Gallegos, indagaron acerca de sus raíces coruñesas, que reivindicaban constantemente: «Siempre pronuncian mal su apellido, dicen cualquier cosa».

Dos negociaciones fueron claves en la trayectoria de Nicolás. La primera, cuando jugaba en el Barrio Obrero y le llamó el Nacional. «Mis padres pusieron como única condición que el club le pagase los estudios en un colegio privado», recuerda su hermana Natalia. En la segunda, para dejar el Boca Juniors y enrolarse en los Sounders, hizo de traductor el delantero del Atlético de Madrid Luis Suárez.

Stephen Brashear | REUTERS

Por el momento, el explosivo, habilidoso, goleador e inteligente Nicolás enamora a la MLS y el Boca Juniors se le insinúa con insistencia, pero los Lodeiro recuerdan el deseo lanzado por el tío Fernando, que siempre se queja de que el público pronuncia mal su apellido galaico: «Si vuelve a Galicia, se cerraría un ciclo familiar».