En el Sánchez-Pizjuán, Vinicius volvió a ser incisivo en su banda, y el árbitro le anuló un gol que parecía legal. En el lado opuesto del campo, su compatriota Rodrygo también desquició a la zaga sevillista, anotó el tanto que iniciaba la remontada y asistió a Benzema en el definitivo 2-3. El francés dio la victoria a su equipo en el minuto 92 y demostró, una vez más, que, en ocasiones, como en algunas novelas y en ciertas trayectorias literarias, lo mejor llega al final.