Manuel Mosquera: «Nos ha pasado algo irrepetible, hemos sufrido la tormenta perfecta»

DEPORTES

Manuel Mosquera, en una visita con el Extremadura a Riazor
Manuel Mosquera, en una visita con el Extremadura a Riazor CESAR QUIAN

El último entrenador del Extremadura sostiene que pese a lo sucedido «el fútbol es hace ya tiempo un ejemplo de gestión económica»

05 abr 2022 . Actualizado a las 20:31 h.

«Aunque el bloqueo ha sido impresionante, las cosas vuelven a ir fluyendo. Ahora al menos puedo volver a trabajar desde ya». Manuel Mosquera (A Coruña, 1968) vuelve a estar disponible para ocupar un banquillo tras abandonar el de un Extremadura que ha sellado su desaparición.

—¿Ya con todo resuelto, qué ha pasado?

—Algo irrepetible. Eso ya lo garantizo yo. Hemos sufrido la tormenta perfecta. Se ha juntado todo en un mismo equipo y en un mismo tramo de tiempo.

—La agonía se ha hecho larga.

—Estiramos porque pensamos que nos llegaría. Pero al final...

—Ha habido un momento en que parecían acumularse los ultimátums en cada partido. Y luego aún venía otro más.

—Es que el problema visto desde fuera no tiene nada que ver con cómo se ve desde dentro, aunque siga siendo igual de gordo. La toma de decisiones había que hacerla en horas. Se nos decía que podía darse la solución, confiábamos y de repente estábamos metidos en otra vorágine en la que las cosas no se daban. Intentábamos adoptar medidas de fuerza, buscar salidas a una situación muy difícil. Entiendo que las cosas que fuimos haciendo pudieran parecer contradictorias, pero confiábamos en forzar de algún modo la inyección económica y nos movíamos en una incertidumbre constante. Íbamos a los partidos pensando que la solución podía estar más cerca y después nos encontrábamos con que no y ya cambiaba todo. Ha sido muy duro. Sobre todo, para los jugadores. Es imposible mantener la armonía entre las piernas y la mente cuando sucede algo así. Su esfuerzo ha sido increíble, excepcional, hasta no poder más.

—¿Cuándo se da cuenta de que el asunto no tiene solución?

—El convenio del concurso en octubre nos pareció una muy buena noticia, pero cuando entramos en noviembre ya empezamos a ver que la cosa realmente se torcía. Se había acabado la capacidad de aguante y necesitábamos ver que nos iban a pagar de verdad, tocarlo. A partir de ahí hubo un antes y un después, vi que iba a ser muy complicado, pero pensé que aún valdría la pena seguir. Dejé de pensarlo en enero, cuando se marchó toda la plantilla. Aún tuvimos arrestos para ganar en Irún, pero lo que vino después, con jugadores del filial, con juveniles... Sobró. Aún así, no podíamos ser nosotros los que parásemos.

—De noviembre es la primera ausencia. En Riazor. ¿Por qué exactamente entonces?

—Quisimos hacer una huelga de tres semanas, pero decidimos jugar contra el Dux porque nos habían prometido una solución en diez días. Como no llegó la inyección económica, entendimos que estratégicamente era necesario saltarnos un partido. Que fuera contra el Dépor fue casualidad.

—¿Se arrepiente de alguna decisión tomada esta temporada?

—Rotundamente, no. Volvería a hacer lo mismo. En todo momento elegimos velar por un club y lo que significa. Creo que lo que he hecho aquí ha valido la pena; pelear como peleamos.

—¿No está desencantado con el fútbol tras algo así?

—No. Sé que esto no es lo normal. Pasarán muchos años hasta que algo así vuelva a ocurrir.

—Han desaparecido otros equipos. También después de que el fútbol asegurara que iba a poner orden en casa. ¿Qué se hace mal?

—Hay muchos equipos haciendo bien las cosas y gestionando de maravilla. Cada vez los clubes se ajustan mejor y quienes los dirigen entienden que están en una empresa con sus gastos y sus ingresos y que tienen que equilibrarse. Que cuando no se puede, no se puede. Creo que el fútbol es hace ya un tiempo ejemplo de gestión económica. Considero que en general estamos en buenas manos. En lo económico vamos por el buen camino, lo del Extremadura ha sido un caso muy concreto.

—¿Se acaba definitivamente el fútbol en Almendralejo?

—No. Esto es cíclico. Aquí hay afición, necesidad de fútbol e historia y habrá un equipo que represente todo eso.

—¿El paso por el Extremadura ha tocado su relación con el Dépor?

—He tenido siempre el máximo respeto por todos los equipos, y en especial por el Dépor. Soy coruñés, he sido canterano del Deportivo y entrenador de su filial, he trabajado en el club... Es el único club que tuve hasta que a los 22 años me fui al Extremadura. Creo que nunca he hecho ni dicho nada que pueda ir contra sus intereses. A partir de ahí, cuando me he enfrentado a él he sido profesional, lo que creo que cualquier entrenador debe ser.

—La crisis definitiva del Extremadura coincidió con la del Dépor. ¿Cómo ve al conjunto coruñés?

—No soy el adecuado para hablar de eso, para valorar lo que sucede en otro equipo. A veces olvidamos que esta es una competición complicada, con rivales de nivel muy alto. El Dépor tiene todas las condiciones para subir. Las tenía antes y las tiene ahora.