Auba y el baile del mosquito

DEPORTES

Sergio Perez

El delantero gabonés del Barça fue la estrella de un clásico que sirvió para confirmar la rehabilitación del incontenible extremo galo

20 mar 2022 . Actualizado a las 23:53 h.

Para cuando Pedri volvió, se había hecho tarde. Perdido desde la segunda jornada, con el saldo de una victoria y un empate, a su regreso el Barça tenía al Real Madrid a 17 puntos de distancia. Hoy son 12, todavía insalvables, pero la cuenta incluye un repaso en la casa blanca, estirando la infalibilidad liguera del canario sobre el campo. La toma del Bernabéu discurrió al ritmo alegre de sus 19 años mientras Dembélé se abstuvo de acelerarlo. Cada vez que el mosquito quiso, el Madrid no pudo. Empezando por Nacho.

El partido juntó a dos laterales postizos en el mismo flanco. Uno para enfrentar al francés; otro para anular a Vinícius. Si el listón lo coloca con su nivel el adversario, Araujo fue un titán; gol aparte. Sobrevivió al duelo, mientras que al falso carrilero del bando contrario lo retiraron de la orilla al descanso.

Un cuarto de hora antes, Dembélé había echado a correr y ya no hubo forma de frenarlo. Llegó a línea de fondo con ventaja y encontró el resquicio entre Militao y Alaba. Después volvió a encontrarlo, desde la misma esquina y a balón parado. Dos goles para consolidar su condición de máximo asistente culé, desbancando a Jordi Alba. El catalán supera los 1.800 minutos esta campaña; el extremo rebelde rebasa por poco los 700. Su reloj de juego, como el de Pedri, registra varios detalles sobre la prematura despedida del Barça de los torneos más importantes.

En el haber de Xavi quedará la rehabilitación, parcial cuanto menos, del futbolista galo. Aunque está por ver si su equipo obtiene mayor provecho por la puesta a punto. De momento, le ha sacado el arranque de un triunfo que no vale por ningún título, pero deja huella en el Barcelona y en su adversario. Refrenda que hay futuro en jugadores como Ferran, brote verde adquirido para sumar a otros de casa, como los de Nico y Gavi.

También hay presente. El de Aubameyang, hasta final de curso y lo que venga. Después del golpe de humor que unió a Braithwaite con el De Jong de saldo, a la plantilla azulgrana le han colado un delantero. Sin rival de postín por la plaza ni presión por emular a ningún anotador de talla, Auba dedica sus partidos a ganar crédito personal y colectivo. En el Bernabéu marcó dos tantos, que pudieron ser cuatro; pero le alcanzó para resumir el repertorio. Por alto, asomando entre las torres, y por bajo, salvando a Courtois con un balón picado. Entre medias selló de tacón la jugada del clásico. Una muestra del porvenir si los recursos alcanzan.