La injusticia de Simeone

DEPORTES

PETER POWELL

15 mar 2022 . Actualizado a las 23:07 h.

El Atlético de Madrid no le hizo falta una versión tan arrebatada como la de la pasada temporada en Liverpool para regresar otra vez de Inglaterra con una sonrisa tan grande como su ambición. Anoche tumbó a ese gigante con pies de barro que es este Manchester United, apenas un resplandor lejano de aquel que maravillaba con Ferguson en el banquillo. Amparado en dos jovencísimos puñales por banda como Sancho y Elanga, pero con una defensa de mentira y Cristiano y Cavani cada vez más lejos de los mejores partidos de su carrera, al equipo de Old Trafford solo le echó una mano ese carácter timorato de Simeone, que entregó de principio a fin el balón a un rival que no sabía más que correr y chocar con él.

El entrenador argentino, que tuvo que gestionar en esta vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones una convocatoria con numerosas bajas, se sigue empeñando en esconder una delantera que para sí quisiera media Europa (con João Félix y Griezmann como titulares, dejó a Luis Suárez y Correa en el banquillo), pero ¿quién necesita atacantes de postín, cuando dispone bajo palos de un portero tan fiable como Oblak? En el teatro de los sueños, como en los viejos tiempos, el guardameta esloveno volvió a sostener a su equipo en la única competición que puede ganar esta temporada. ¡Y qué sueño hecho realidad sería levantar la orejona para este Atlético al que la Copa de Europa se le viene atragantando desde la época en que Luis Aragonés era un juvenil!

Amparado en Oblak y tres centrales, a los que añadió en la segunda parte a Kondogbia y, en el suspiro final, también a Felipe, el Atlético volvió a convertirse en ese rival al que nadie desea, que aburre más que juega, y al que Simeone no hace justicia cuando sienta en el banquillo a sus atacantes y prefiere, como en Mánchester, a todos sus defensas. Pero qué mérito tiene un equipo que inscribe temporada tras temporada su nombre entre los mejores de Europa.