Manuel Freire Rodríguez, canoísta: el gallego montado en la carroza de la cenicienta del piragüismo

DEPORTES

Con media docena de Europeos y Mundiales en su currículo, el monfortino es el referente galaico en descenso de aguas bravas, también en la Copa de España que acogerá A Pontenova este fin de semana

04 mar 2022 . Actualizado a las 17:44 h.

Manuel Freire Rodríguez (Monforte de Lemos, 2/2/1993) es uno de los grandes nombres del piragüismo español, pero nunca disfrutará de la experiencia y los honores de disputar unos Juegos Olímpicos. A su modalidad, el descenso de aguas bravas, le encaja como anillo al dedo la etiqueta de cenicienta del deporte que más alegrías y motivos de orgullo le ha dado a Galicia. Tan solo un par de clubes de la comunidad apuestan decididamente por esta disciplina de río; apenas una decena lo hacen a nivel de toda España.

Diez años contaba Manuel Freire cuando un vecino que paleaba en el club Quixós de Monforte le dijo «vente a probar». «Y hasta ahora», indica. Al principio «hacía mucho eslalon», la modalidad olímpica en aguas bravas, «pero no tener infraestructura y un lugar adecuado en Galicia» le «hacía perder mucho nivel». De ahí que el monfortino acabase centrándose en la modalidad de descenso, que al contrario que el eslalon, no exige remontar puertas contra corriente camino de la meta, sino ser el más veloz en cubrir un tramo fluvial trufado de rápidos: «Cualquier río te permite alcanzar nivel y es más asequible poder entrenar que hacerlo para preparar eslalon», argumenta un Manuel Freire que explica su decisión de optar por su especialidad y no por la pista, con mayor proyección: «A mí me gustan las aguas bravas, y aún no siendo olímpicas, era lo que me divertía». «Básicamente es ir rápido río abajo. Y si a eso le sumas la adrenalina, la chispilla que tienen las aguas bravas, es bonito de ver», añade.

Campeón de España de C1 esprint en el 2019 y vigente subcampeón nacional del mismo barco, Manuel Freire tardó casi quince años en alcanzar su primera internacionalidad. Fue en el año 2016. Desde entonces es prácticamente un fijo de la selección española de descenso en aguas bravas, encadenando dos Europeos y cuatro Mundiales. El año pasado, finalizando en la cita continental en la localidad leonesa de Sabero duodécimo en el C1 y noveno en el C2 en pareja con el vallisoletano Rodrigo Ramos. Con un octavo puesto en el Mundial del 2017 en Francia como mejor resultado internacional, el monfortino se quedó el año pasado sin acudir a la gran cita anual de la élite de su deporte, programada en septiembre en Eslovaquia. «Semanas antes la Federación Española nos dijo que no nos iba a financiar la participación a los palistas», explica.

Y es que, si ya en el piragüismo de pista las condiciones económicas en España son malas en comparación con otros países, en descenso de aguas bravas no hacen más que acentuarse. Si Freire compite es gracias a becas del CSD y la Deputación de Lugo cuando incluso en su especialidad, no olímpica, «en países como Francia, Alemania o Chequia los palistas viven de este deporte», comenta.

La modalidad de descenso de aguas bravas cuenta con dos especialidades. La de esprint, consistente en cubrir un tramo entre 400 y 800 metros, con los competidores saliendo cada minuto en dos mangas. Y la clásica, con recorridos entre 4 y 6 kilómetros.

Practicado en ríos con rápidos, el descenso en aguas bravas se circunscribe a canoas individuales y dobles y a kayak individual. Embarcaciones que, al contrario que las de pista, carecen de timón, además de ser más anchas, más cortas y estar diseñadas para subir las ondas del agua, no para cortar la lámina como las que han dado tantas grandes alegrías olímpicas a Galicia de la mano de los Cal, Perucho, Toro, Portela, Arévalo y Germade. Las piraguas de descenso son diferentes también a las de la modalidad reina de aguas bravas, el eslalon, siendo las de esta última más pequeñas y anchas y de menor volumen, hechas para poder girar en el agua y remontar así el curso del río, al contrario que las de descenso.

La decena de clubes españoles especializados en descenso, entre ellos el Quixós y Fluvial O Barco, tienen este año un calendario de tres copas de España y un Campeonato Nacional. La primera copa se disputará este fin de semana en el río Eo a su paso por la localidad luguesa de A Pontenova, con participación además de otros dos clubes gallegos, el Ría de Betanzos y el organizador, Ciudad de Lugo. Serán 185 embarcaciones cadete, júnior, sénior y veterano las que hoy competirán en esprint y mañana en clásica. O Barco, el 14 de mayo, acogerá el Campeonato de España.