Las dos semanas que abochornan al fútbol juvenil de Galicia

La Voz REDACCIÓN

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Una tangana en el Areosa-Racing de Ferrol de Liga Nacional se suma a lo ya vivido en el Lalín-Victoria y el Rápido Pereiró-Calasancio en la jornada anterior

01 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El fútbol juvenil gallego vive sumido en el bochorno tras sumar este fin de semana su tercer incidente grave en apenas dos jornadas. Incidentes con jugadores de entre 16 y 19 años, pero también con técnicos y padres.

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Tangana y partido detenido

El partido de la Liga Nacional disputado el domingo en el campo de A Xunqueira, en Comesaña (Vigo), entre el Areosa y el Racing de Ferrol acabó con una batalla campal. Según testigos presenciales, a falta de pocos minutos para el final del partido, un jugador del Racing fue expulsado con una segunda amarilla por darle un manotazo a un rival. «En ese momento, bajó una madre a increparle —comenta Manolo García, el entrenador del Racing juvenil— por lo que decidí que el segundo entrenador y el de porteros acompañaran al chico a los vestuarios». A partir de esta acción todo se precipitó, entraron en escena padres de futbolistas de ambos equipos y al final los jugadores de uno y otro equipo montándose una tangana en las puertas del vestuario. El Areosa declinó dar su versión y su intención es hacer público un comunicado.

La árbitra del encuentro, Zulema González, decidió detener el choque y no volver a reanudarlo hasta que se presentaran en el campo las fuerzas de orden público. Al llegar, la policía tomó datos de todos los afectados y de lo sucedido por las posibles denuncias. Finalmente, con los ánimos ya más calmados, González decidió reanudar el encuentro, disputándose el minuto del tiempo reglamentario que faltaba por jugar.

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«Hoy no salís vivos»

Una semana antes, el 19 de febrero, también se vivió una situación desagradable en un partido de juvenil, de Liga Gallega grupo sur, concretamente un Rápido Pereiró- Calasancio. En el minuto 52 del encuentro, el delegado del conjunto monfortino fue expulsado por dirigirse al árbitro asistente y gritarle al oído «pero que hostias levantas chaval, ni sabes ni tú lo que pitas», según recoge el acta arbitral. En ese mismo minuto, también le fue mostrada la tarjeta roja al entrenador por ingresar en el campo y correr hacia el árbitro principal del partido y gritarle: «qué fuera de juego chaval, no te enteras de nada, gilipollas».

Finalizado el partido, el delegado esperó al equipo arbitral y amenazó a los tres colegiados: «Hoy no salís vivos chavales, hoy no salís vivos, os voy a coser a hostias, vais a ver», les gritó a la vez que agarraba del brazo a uno de los asistentes. Tras unos segundos de tensión, miembros del cuerpo técnico del Pereiró consiguieron entrar y agarrar al delegado del Calasancio para llevárselo del vestuario e impidiendo que volviese a entrar. Finalmente, los miembros del cuerpo técnico del Calasancio fueron separados e identificados por la Policía. El delegado ha sido sancionado con tres partidos de suspensión y dos años de privación de licencia federativa.

Ante la gravedad de lo ocurrido, el Calasancio emitió un escrito a la federación pidiendo «nuestras más sinceras y profundas disculpas, en medio de la estupefacción en la que nos encontramos, por los hechos acontecidos en dicho partido».

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Incidentes por una expulsión

También el sábado 19, pero en el grupo norte de Liga Gallega, hubo lío en el Escola de Fútbol Lalín-Victoria. El duelo tuvo que ser suspendido por un enfrentamiento entre los jugadores y los aficionados. Aunque las versiones de ambos equipos difieren en algunos aspectos, coinciden en que el origen estuvo en un error del colegiado al expulsar al jugador equivocado del equipo coruñés. «Saíu molesto e pegou unha patada as vallas publicitarias, e iso acendeu un pouco á grada», aseguran desde la EF Lalín. Según la versión dezana, el propio jugador zarandeó al linier, lo que generó que varios futbolistas acudieran a recriminar su acción. Algo que, desde el equipo coruñés desmienten. Según Miguel Taibo, técnico del Victoria CF, «el acta no refleja la realidad de lo que pasó». Niega tajantemente la agresión y asegura que la suspensión se produjo después de que varios aficionados locales invadiesen el terreno de juego e increpasen al jugador expulsado, siendo este el inicio de la reyerta. La Policía Local y la Guardia Civil tuvieron que acudir a poner orden .

Como consecuencia, se presentó una denuncia por una supuesta patada propinada por un miembro del cuerpo técnico del equipo local a un futbolista coruñés. Un día más tarde, dimitió el entrenador del Lalín como consecuencia de la trifulca ante el Victoria.