El Bernabéu y Bale: una relación rota

Óscar Bellot COLPISA

DEPORTES

JAVIER BARBANCHO

Setecientos días después del último partido que disputó en el coliseo blanco, el «Expreso de Cardiff» sigue sin vestirse de corto en su estadio

26 ene 2022 . Actualizado a las 17:38 h.

Corría el 26 de febrero del 2020 cuando Zinedine Zidane recurrió a Gareth Bale para que sustituyese a Vinicius en la recta final del partido de ida de octavos de final de la Liga de Campeones contra el Manchester City. El Real Madrid ganaba al conjunto de Pep Guardiola por 1-0 gracias al gol que Isco había anotado un cuarto de hora antes. Transcurridos tres minutos desde ese relevo, Gabriel Jesus ponía las tablas en el marcador y poco después Kevin De Bruyne consumaba la remontada sky blue al convertir el penalti que el italiano Daniele Orsato decretó por un derribo de Dani Carvajal a Raheem Sterling. Setecientos días y miles de hoyos después, el Expreso de Cardiff, cuyo contrato vence el 30 de junio, no ha vuelto a vestirse de corto en el Santiago Bernabéu.

Inédito desde el 28 de agosto del año pasado, cuando participó en la victoria por la mínima del Real Madrid frente al Betis en el Benito Villamarín, el británico regresó a la convocatoria de Carlo Ancelotti para el derbi del 12 de diciembre contra el Atlético en el templo del Paseo de la Castellana, pero no abandonó el banquillo. Habían pasado tres meses desde que se lesionase en el calentamiento previo al choque contra el Celta de Vigo, correspondiente a la cuarta jornada de Liga, que iba a suponer su reencuentro con la parroquia merengue. Aquella noche, el público volvía al Santiago Bernabéu, huérfano de la pelota durante un año y medio a causa de la pandemia y las obras de remodelación, que llevaron al club de Chamartín a solicitar que sus tres primeras citas del curso en vigor, en las que Bale fue titular, se celebrasen a domicilio.

Uno de los atractivos del pleito contra el cuadro olívico era comprobar el recibimiento que le dispensaba al extremo una afición cuya paciencia se había visto colmada por el largo historial de absentismo y desplantes del futbolista, aderezados por las faltas de respeto de su agente. La rotura en los isquiotibiales de su pierna derecha diluyó el morbo y provocó que Bale se perdiese los nueve enfrentamientos siguientes del Real Madrid en su recinto. Suplente sin minutos frente al Atlético, tampoco compareció luego contra el Cádiz tras dar positivo por coronavirus, ni lo hizo ante el Valencia por una sobrecarga en la espalda. Mejoró lo suficiente para que Ancelotti le reclutase para el envite contra el Elche del pasado domingo pero, una vez más, calentó asiento.

Las cámaras de televisión, que retrataron su hierático rostro mientras el Real Madrid peleaba por remontar frente a la escuadra ilicitana, atestiguaron su presencia entre los suplentes del bloque local. Necesitado de pólvora tras las dianas visitantes de Lucas Boyé y Pere Milla, Ancelotti prefirió recurrir a Jovic, Rodrygo, Isco y Valverde, mientras el galés no movía ni una ceja. De nuevo en blanco a la vera de la hinchada merengue. Relación conflictiva Bale, que marcó su último gol en el Bernabéu el 16 de marzo del 2019, cuando cerró la victoria por 2-0 del Real Madrid contra el Celta en el duelo que supuso la vuelta de Zinedine Zidane al banquillo de los blancos, ha disputado 254 partidos con el conjunto de Chamartín, al que llegó en septiembre del 2013 con el cartel de heredero de Cristiano Ronaldo.

115 de esas apariciones las registró en el coso de La Castellana, donde ha anotado 53 goles, la mitad de los tantos que acumula con la casaca merengue. Pero, pese a protagonizar inolvidables conquistas como la Copa del Rey abrochada en el 2014 frente al Barça en Mestalla con aquella carrera del Expreso de Cardiff que dejó en evidencia a Marc Bartra, la Champions rubricada ese mismo año en Lisboa con un tanto suyo en la prórroga contra el Atlético y, sobre todo, el doblete que selló la tercera orejona consecutiva en Kiev, la relación del británico con su afición ha estado trufada de desencuentros y su historial en el estadio merengue ha seguido una trayectoria declinante.

El tope lo alcanzó en la campaña 2014-15, cuando participó en 22 de los 28 partidos que disputó el Real Madrid al calor de su hinchada, el 78,5 %. Un año antes había figurado en 21 de las 29 citas de los blancos en su estadio. Números que contrastan con los seis encuentros que afrontó en Chamartín en la temporada 2019-20, el 33,3 % de los que acogió el Bernabéu hasta que el fútbol se paró por la pandemia y las obras de remodelación convirtieron el Alfredo Di Stéfano en la casa provisional del trece veces rey de Europa. Allí Bale solo saltó al verde en dos choques, ante Eibar y Mallorca. Luego se marchó cedido al Tottenham y desde su retorno el pasado verano, por un motivo u otro, no ha vuelto a defender el escudo del Real Madrid delante de su afición. El tiempo sigue corriendo.

254 encuentros de Bale con el Real Madrid, con un saldo de 106 goles y 67 asistencias

  • 2013-14: 21 partidos en el Bernabéu (el 72,4 % de los que disputó el Real Madrid), con 13 goles.
  • 2014-15: 22 partidos en el Bernabéu (el 78,5 %), con 8 goles.
  • 2015-16: 15 partidos en el Bernabéu (el 60 %), con 13 goles.
  • 2016-17: 13 partidos en el Bernabéu (el 46,4 %), con 5 goles.
  • 2017-18: 20 partidos en el Bernabéu (el 68,9 %), con 10 goles.
  • 2018-19: 18 partidos en el Bernabéu (el 66,6 %), con 4 goles.
  • 2019-20: 6 partidos en el Bernabéu (el 33,3 %), con 0 goles.
  • 2021-22: 0 partidos en el Bernabéu.

Total: 115 partidos en el Bernabéu (de los 198 que disputó el Real Madrid en ese período, el 58 %), con 53 goles.