A partir de ahí Nadal economizó sus fuerzas cediendo sin disputar los juegos de resto, y ganando sus juegos de saque, logrando una victoria agónica que podría resumirse en: dos primeros sets primorosos de Rafa; un tercero dubitativo, ante su menor frescura y la mejora y cambio de táctica del joven canadiense; un cuarto inferior, disminuido pero sin gastar las pocas energías que tenía, y un quinto, en el que echó el resto en sus comienzos para adquirir ventaja, y mantenerla con su saque hasta el final.
En definitiva, otra demostración de épica de Rafa Nadal, que ha salvado una complicada situación ante un peligroso rival y que le permite seguir aspirando a su 21º Grand Slam.