Nadal y sus antecedentes en el Abierto de Australia: una victoria agónica para dejarlos atrás

Fernando Rey Tapias

DEPORTES

LOREN ELLIOTT

Con un saque extraordinario, el balear salvó una complicada situación ante un peligroso Shapovalov

25 ene 2022 . Actualizado a las 15:37 h.

Todo jugador tiene sus torneos preferidos y la pista en la que se encuentre más a gusto, al igual que el torneo y la pista en que tiene más problemas. En el caso de Rafa Nadal es obvio que París, Montecarlo o Barcelona están entre las primeras y la Rod Laver, la central del Open de Australia, es sin duda donde más percances ha sufrido.

Ganó en el 2009 la final a Federer, pero además de perder 4 finales, sus peores recuerdos van más allá de las derrotas. En el 2007 sufre una lesión en el glúteo ante Fernando González; en el 2010, retirada frente a Murray por lesión en la rodilla; en el 2011 la lesión fue una rotura fibrilar ante David Ferrer; en el 2014 un bloqueo en la espalda le impide competir con Wawrinka en una final en la que era claro favorito; en el 2012 sufre un pinchazo en la rodilla justo antes del torneo, aunque logra alcanzar la final ante Djokovic; en el 2018 tiene que abandonar durante el partido ante Cilic, debido a una lesión en el psoas iliaco de la pierna derecha.

Con estos antecedentes, y teniendo en cuenta las especiales condiciones de calor y humedad en Melbourne, ser el principio de temporada, y la poca preparación competitiva del balear, inactivo desde junio debido a su lesión en el pie, es obvio que la confianza de Rafa se resienta en cuanto los partidos se alarguen y vuelvan a su mente los malos recuerdos del pasado. Lo que siempre fue una de sus principales características positivas (los partidos largos), en Australia se convierten en un riesgo.

El partido frente a Shapovalov responde a estas premisas. Rafa jugó un primer set primoroso en el que superó netamente a su rival. En el 2º, el español siguió dominando, salvo un pequeño bache, pero dando la sensación de tener controlado el partido. Pero Shapovalov, que estaba encogido, en el tercer set se soltó. Aumentó la velocidad de sus golpes, y se fue a la red tras sus saques, obligando a Rafa a dudar desde donde restar y el partido cambió de dominador.

El canadiense sacaba cada vez mejor, ganaba los peloteos y resolvía las voleas ante un rival que aunque tuvo 2 bolas de break, se veía superado. Solo el saque, a pesar de hacer 11 dobles faltas, mantenía una cierta igualdad, pero el ritmo y la movilidad de los dos primeros sets habían desaparecido, a la vez que los golpes del canadiense eran mucho más rápidos y resolutivos.

Rafa no se encontraba bien, y aquejado de molestias estomacales fue atendido por el médico. Agarrándose al partido, y en espera de que le hiciese efecto la medicación recibida, Rafa aguantó el cuarto set sin gastar ni un ápice de energía sabedor de que las pocas que le quedaban las tenía que guardar para el quinto, y así fue.

Basándose en un saque extraordinario, (100 puntos ganados a lo largo del partido), y aprovechándose de los errores por inexperiencia de su rival, ganó su servicio y rompió el de Shapovalov. Con 2-0 , el tercer juego fue durísimo. Shapovalov tuvo bolas para recuperar el break, pero Rafa sabía que era el momento decisivo y consiguió evitar el break y ponerse 3-0.

A partir de ahí Nadal economizó sus fuerzas cediendo sin disputar los juegos de resto, y ganando sus juegos de saque, logrando una victoria agónica que podría resumirse en: dos primeros sets primorosos de Rafa; un tercero dubitativo, ante su menor frescura y la mejora y cambio de táctica del joven canadiense; un cuarto inferior, disminuido pero sin gastar las pocas energías que tenía, y un quinto, en el que echó el resto en sus comienzos para adquirir ventaja, y mantenerla con su saque hasta el final.

En definitiva, otra demostración de épica de Rafa Nadal, que ha salvado una complicada situación ante un peligroso rival y que le permite seguir aspirando a su 21º Grand Slam.