El español explicó su indisposición del cuarto set. «No me sentía muy bien en el estómago e intenté hacer algo, tenía algo en el estómago, la presión, la tensión, no lo sé...». De ese lío emergió en la manga definitiva con un arma no tan frecuente en su repertorio. «Tengo suerte de que he sacado muy bien en el quinto set porque en ese momento no era capaz de aguantar los intercambios desde el fondo de la pista», explicó Nadal.
El nuevo calendario del Open de Australia, sin ninguna semifinal el jueves, sino las dos el viernes, permite a Nadal disponer de dos días de descanso antes de encarar la penúltima ronda. «Ya no tengo 21 años. Para mí esto hoy es muy bueno. Después de partidos como estos es bueno disponer de dos días libres. Las condiciones aquí han sido incluso más duras que en el pasado y este es un gran test. Espero que esté listo para las semifinales», comentó antes de insistir en su felicidad por verse compitiendo de nuevo al mejor nivel, pues entre agosto y enero no había disputado torneos oficiales por sus problemas en el escafoides. «Todo lo que sea poder jugar una vez más aquí en semifinales en la Rod Laver Arena me hace feliz y doy gracias a todo el mundo por su apoyo», añadió ante un público entregado con otra demostración de épica. La épica de Nadal.