Se marcha, por tanto, con esa herida abierta y pidiendo a sus compañeras que la cierren. «No acaba mi carrera como me gustaría, pero sí donde me gustaría y donde sabía que tenía que acabar», proclamando que se enamoró hace ocho años del club perico y que su familia espanyolista le enseñó cómo se defendía el escudo del club catalán.
Lombi tuvo palabras para los clubes y entrenadores que ha tenido a lo largo de su carrera -entre ellos, El Olivo vigués-, para su familia que le permitió cumplir el sueño y para su pareja, que le ha hecho sonreír en tiempos difíciles. «Te he regalado un descenso, dos retiradas en innumerables lesiones. Tu sonrisa me ha dado fuerzas cuando no me quedaban», expresó dirigiéndose a ella.