Su nivel en el segundo set bajó, al acumular más errores no forzados y bajar su porcentaje al servicio, pero fue suficiente para poner tierra de por medio con un 2-0 que parecía definitivo. Sin embargo, el ruso, que llegó a la cita con 0-7 desfavorable en el cara a cara, aprovechó el cansancio de un Nadal que fue intimidado con su saque por primera vez en el partido.
La reacción del moscovita fue un espejismo y el sexto clasificado mundial se reencontró con su mejor versión tras conectar varios puntos inverosímiles en el primer tramo de un último set que devolvieron el entusiasmo a un público de la Rod Laver más moderado que el de la noche anterior.