Djokovic abandona Australia tras la cancelación de su visado

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Djokovic, en el aeropuerto de Melbourne, antes de abandonar Australia
Djokovic, en el aeropuerto de Melbourne, antes de abandonar Australia LOREN ELLIOTT | REUTERS

El vuelo, operado por las aerolínea Emirates, partió desde el aeropuerto de Tullamarine de Melbourne

16 ene 2022 . Actualizado a las 13:13 h.

El tenista serbio Novak Djokovic, cuyo visado quedó anulado este domingo tras una decisión judicial, abandonó Australia en un vuelo con destino a Dubái, informan medios locales. El vuelo, operado por las aerolínea Emirates, partió desde el aeropuerto de Tullamarine de Melbourne alrededor de las 22.50 hora local (11.50 GMT).

El tenista serbio Novak Djokovic perdió el recurso contra la decisión del Gobierno de revocarle por segunda vez su visado, lo que le dejó sin la opción de defender su título en el Abierto de Australia. La decisión fue tomada de manera unánime por los tres jueces del Tribunal Federal, que abordó hoy en una vista virtual el recurso presentado por la defensa de Djokovic, quien fue recluido el sábado en un hotel.

Esta decisión judicial suponía que el visado del tenista serbio de 34 años quedaba cancelado y debería ser deportado, por lo que no podrá jugar el Abierto de Australia que comienza este lunes. Según la ley, Djokovic se enfrenta además a una prohibición de regresar al país durante tres años, salvo ciertas excepciones, que pueden incluir «circunstancias imperiosas que afectan los intereses de Australia».

Tras conocer el fallo, el tenista mostró su decepción por la decisión de los jueces en una breve declaración: «Ahora me tomaré un tiempo para descansar y recuperarme, antes de hacer más comentarios más allá de esto. Estoy extremadamente decepcionado con el fallo», según informa en Twitter el periodista australiano Paul Sakkal.

El Tribunal Federal Australiano celebró hoy una vista virtual para estudiar el recurso del tenista, que no está vacunado contra el covid-19, sobre la decisión del Gobierno de cancelar por segunda vez su visado y deportarle, informa Efe. La vista tuvo una duración de más de cuatro horas y fue retransmitida en directo a través de YouTube.

El Gobierno australiano ha dado un paso firme hacia adelante con el caso Djokovic. Ni su entrada en el país sin estar vacunado, ni la exención médica, ni las mentiras del tenista. Ninguno de estos argumentos le valen ya a Alex Hawke, ministro de Inmigración. La preocupación principal del Gobierno pasa por la vida y el orden público. Dos aspectos que considera que se ven afectados con la presencia del tenista en el país. Aunque el principal motivo es su temor a que la presencia de Djokovic desencadene disturbios civiles, las nuevas acusaciones van mucho más allá.

La confianza —o más bien la no confianza— del serbio en las vacunas podría ser una de ellas. Para el Gobierno, preocupado por un posible crecimiento de este sentimiento, la situación se hace insostenible. «Considero que la presencia continua del Señor Djokovic en Australia puede conducir a un aumento del sentimiento antivacunas generado en la comunidad australiana, lo que podría conducir a un aumento de los disturbios civiles experimentados anteriormente en Australia con mítines y protestas. Además, estos mismos pueden ser una fuente de transmisión comunitaria», afirmó el ministro, según recoge el medio australiano The Age.

Hawke le da la razón al tenista en un asunto: accedió al país con una exención médica válida. A pesar de que presenta un riesgo bajo de contagiar el coronavirus, el político considera a Djokovic un peligro para la salud pública, sobre todo con la nueva variante. El nueve veces campeón del primer grand slam de la temporada sería una persona «no vacunada de alto perfil», según afirma el rotativo australiano.

Como muchos deportistas, Djokovic es un personaje en el que inspirarse. El ministro afirmó que tiene recelo de que los seguidores del tenista copien su comportamiento: «Su posición como modelo a seguir en la comunidad deportiva y, en general, su presencia en Australia puede fomentar un desprecio similar por los requisitos de precaución».

Relacionado con esto, otro de los aspectos inquietantes para el Gobierno es el «aparente desprecio» que ha mostrado Djokovic hacia las normas básicas del virus, pues acudió a una entrevista el pasado 18 de diciembre a sabiendas de su condición de positivo. «Su comportamiento puede alentar o influenciar a otros a emular su conducta anterior y no cumplir con las medidas sanitarias apropiadas, actuando de manera inconsistente, con consejos y políticas de salud pública», sentenció Hawke.

El ministro calificó este tipo de asuntos como «cruciales para mantener el sistema de salud en Australia, que se enfrenta a una presión cada vez mayor en las circunstancias actuales de la pandemia». Con todo, Hawke dejó claro que el tenista no ha infringido ninguna ley del país durante su estancia en Oceanía.

EL SERBIO, UN «HOMBRE DE BUENA REPUTACIÓN»

Durante una audiencia preliminar ante el juez Anthony Kelly, el abogado de Djokovic, Nicholas Wood, puso sobre la mesa diferentes puntos. El letrado afirmó las incongruencias en las razones expuestas con motivo de la deportación del tenista. Y es que las explicaciones recibidas por los funcionarios fronterizos del aeropuerto de Melbourne fueron «totalmente diferentes» a las manifestadas por el ministro de Inmigración, Alex Hawke. Sobre el político fue muy claro: «Asume que el señor Djokovic ha cumplido con la ley, asume a favor de este».

Después de muchos meses de controversias por la vacunación del número uno del mundo, Wood salió del paso afirmando que «este hombre de buena reputación tiene una contraindicación médica para una vacuna». Finalmente, se mostró tajante sobre la deportación de Novak Djokovic. Al contrario que el ministro de Inmigración, considera que, a día de hoy, el tenista «representa un riesgo insignificante» para la ciudadanía australiana.

Mientras, el primer grand slam del año demoró el anuncio del orden de juego de mañana lunes, cuando empieza el torneo. Finalmenmte le sustituirá el italiano Caruso.