Ferran apenas entró en juego. Acusó una evidente falta de ritmo y el Barcelona volcó su juego al lado contrario. Allí, Dembelé apareció para explorar por fuera, para buscar posiciones interiores, regatear, desbordar, centrar e intentar varios remates que no fructificaron. El peligro del Barcelona llevó una y otra vez apellido francés. Torres quedó diluido hasta que Xavi decidió que prolongara el descanso.
Como el que necesita reivindicarse en medio de otra tempestad interna, Dembelé dejó sus virtudes en el escaparate. Su agente, Moussa Sissoko, se había enredado solo horas antes con la directiva del club. La propuesta de renovación de ambas partes dista tanto como la Premier, a la que amenaza con marcharse en junio gratis el extremo, y los despachos del Camp Nou.