Misterio y resistencia rojiblanca

DEPORTES

PEDRO NUNES

07 dic 2021 . Actualizado a las 23:29 h.

El fútbol es insondable y este Atlético de Madrid lo demuestra. En el arranque de la temporada parecía haber reunido una de las mejores plantillas de su historia, sobre todo tras recuperar a Griezmann. El francés volvía al equipo en el que había ofrecido sus mejores prestaciones. No hacía falta adaptarlo a la filosofía Simeone porque ya venía imbuido.

Y, de repente, se rompió la química. El conjunto rojiblanco dejó de ser ejemplo de solidez sin el balón y no termina de crecer cuando tiene la pelota. En esa tesitura, se va diluyendo. Lo que no pierde es ese espíritu cholista que no entiende de resignación. Sigue siendo un colectivo sacrificado, voluntarioso, que aprieta los dientes, que quiere, por más que le cueste.

Ante el Oporto lo pasó mal en la primera parte, sobre todo cuando el conjunto portugués se hizo con la posesión y concentró el juego en la mitad rojiblanca del campo. Solo llegó con peligro en una genialidad de Carrasco dentro del área. Griezmann no alcanzó el remate por poco y el portero tapó bien en segunda instancia el chut de Marcos Llorente, ya con poco ángulo. En el otro lado, Oblak tuvo que emplearse a fondo dos veces. Fueron 45 minutos sin apenas sustancia.

Ese espíritu de resistencia cholista le dio frutos al Atlético tras el descanso. No ganó por fútbol, ganó por su empeño en no descolgarse. Primero volvió a aparecer Oblak. Después, Griezmann se encontró un gol a la salida de un córner. A la autoexpulsión de Carrasco, imperdonable, le siguió la de Wendell. Y muy al final, con el Oporto muy desordenado, llegaron dos contras letales.

El proyecto más ambicioso del Atlético estuvo fuera de Europa durante unos minutos, lo que hubiese acarreado un preocupante agujero económico. Pero sigue en la Champions y llegará al derbi reforzado por el resultado. Por perseverancia