Aitor Karanka: «Antes se jugaba un City-Liverpool; ahora es Guardiola contra Klopp»

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Aitor Karanka, durante su etapa en el Middlesbrough
Aitor Karanka, durante su etapa en el Middlesbrough

El técnico dará una charla en el congreso O camiño do fútbol mañana

12 nov 2021 . Actualizado a las 09:05 h.

Contesta al teléfono un Aitor Karanka cercano, amable y detallista. Lejos de la imagen que aún permanece entre muchos aficionados españoles de su etapa como segundo entrenador en el Real Madrid. El exjugador se ha labrado una reputación como entrenador en Inglaterra por su buen hacer en el Boro o el Nottingham Forest. Ahora, sin equipo, trabaja como observador para la UEFA. ¿A qué se dedica exactamente? Lo desgranará este sábado en el foro de entrenadores O Camiño do fútbol organizado por la federación gallega de fútbol que se celebra hoy y mañana en Compostela.

—Imagino ese departamento de observación de la UEFA como una especie de Instituto Cervantes del fútbol.

—Más o menos nos piden analizar cómo está el fútbol. Detectar tendencias de juego para dibujar la situación actual. Cosas que cuando estás envuelto en el trabajo de entrenador ni te das cuenta. Luego, la UEFA utiliza esas tendencias, las reuniones que tenemos y las conclusiones para los cursos de formación. Cuando hablas de porteros, por ejemplo, no tiene nada que ver lo que era un portero hace treinta años con lo que es ahora.

—Más o menos se cumplen 30 años desde que debutó como profesional, precisamente en Galicia. Fue en Balaídos.

—Un 7 de noviembre del 93.

—Buenos recuerdos de Galicia entonces, supongo.

—Hombre, siempre. Más allá de los recuerdos deportivos, aunque no tengo muchos buenos de cuando he jugado contra el Dépor. Pero más allá de eso, el estilo de vida, la comida y muchas otras cosas.

—¿Ha cambiado el fútbol?

—Muchísimo, muchísimo. Es que cambia cada año. Yo dejo la Championship [segunda división inglesa] en el 2019 con el Nottingham y vuelvo en el 2020 y me encuentro con una competición totalmente diferente: en ritmos, sistemas y conocimientos. Ya no te digo con la que me encontré hace ocho años cuando llegue a Middlesbrough. El mundo del entrenador me parece tan fascinante por cómo cambia, cómo evoluciona y cómo tenemos que estar formándonos continuamente.

—Ahora ya es más británico que el té con pastas.

—No, qué va. Donde esté la vida del País Vasco y de Vitoria... Ahora que estoy viviendo en Madrid, esa luz se echa en falta. Pero es verdad que, fubolísticamente, es un privilegio vivir aquello.

—¿Qué encontró en Inglaterra que no encontró en España?

—Primero, quería ir porque ya me hubiese gustado ir a jugar. Era una aspiración. Por jugar en la Premier, pero también por la cultura y el idioma. No pude y cuando tuve la oportunidad de llegar como entrenador una de las cosas que me marcó fue el respeto que hay en el fútbol en general, el respeto entre los entrenadores, el tercer tiempo famoso para tomarse una cerveza, un vino o un agua después de los partidos. Cuando llegué allí me volvía loco. Después de perder un partido tener que juntarme con el entrenador del equipo contrario. Con el tiempo te das cuenta de que lo tienes que hacer, que es cultural y que te beneficias de eso. Se entablan relaciones con los entrenadores rivales y los cuerpos técnicos y eso genera una solidaridad, protección y complicidad. Me encantó. Es un placer vivir aquello.

—Supongo que ese encuentro evita rajadas en las salas de prensa hacia el entrenador rival.

—Es que me cuesta ver ruedas de prensa en las que se pueda rajar del contrario. Lo que pase sobre el campo pasa, pero lo importante es crear esa complicidad que luego te vale de mucho.

—¿No se raja en Inglaterra del otro entrenador? Porque en España pasa.

—Es que en España pasan tantas cosas que no pasan en Inglaterra. Es lo que me ha animado a seguir aquí, además de por un tema cultural y familiar. El fútbol se vive de otra manera y lo que pasa en el campo de fútbol se queda en el campo de fútbol. Te matas en el terreno de juego, pero al acabar estás hablando con ellos como si no hubiese pasado nada y de los rivales que vienen.

—Esas imágenes llaman la atención en España.

—En mi primera experiencia en Middlesbrough, después de tres años en el Real Madrid, iba con la idea de cómo eran las ruedas de prensa en el Madrid o de la Liga. Y al llegar te das cuenta de que, de lo que era en sí el partido, hablabas la última o las dos últimas preguntas. Iba con esa predisposición, pero me di cuenta de que allí se habla del partido, de lo que quieres hacer en el partido y del rival

—Me da la sensación que no echa mucho de menos lo de aquí. O que prefiere lo de allí.

—Hombre, al final es un poco todo. Va en la cultura y en la forma de ser que tenemos. En Inglaterra, cuando cuentas la cantidad de periódicos, radios y televisiones que hay en las ruedas de prensa cada día en España, alucinan. Allí los medios no tienen la cultura de ir a la ciudad deportiva. Una vez a la semana había una rueda de prensa y no aparecían. Aquí hay medios de comunicación todos los días con tres y cuatro programas diarios.

—¿Es imposible que se importe un tercer tiempo a España?

—Pues es una cosa que, si algún día entrenase en España, me gustaría. Por lo menos intentarlo. Eso va sobre el respeto, sobre poner la figura del entrenador en valor. Mira, Paco López, que va a estar en el congreso. Lo que ha hecho en el Levante y al final ha salido. Pero ya no es que haya salido, es que pierdes dos partidos y se pone una nube sobre el entrenador. ¡Con lo que ha hecho ese hombre por el Levante! Y luego, antes se jugaba un Manchester City-Liverpool; ahora es un Guardiola contra Klopp. Por una parte, el entrenador coge mucha relevancia; por otra, es el eslabón más débil. Al final hay que poner al entrenador en contexto y decir «hombre, que estamos aquí para algo». Yo creo que esa complicidad entre nosotros siempre está bien.

—Pero en el Nottingham no mantienen a un entrenador toda la temporada completa en el banquillo desde hace muchos años, usted lo sufrió. Lo de Ferguson ya no se estila.

—Creo que eso es por lo que te decía antes. Ha cambiado la cultura de los dueños ingleses, que yo tuve la suerte de tener en Middlesbrough con Steve Gibson en mi primera experiencia. Cada vez hay más propietarios extranjeros. Es fútbol, es negocio y los resultados cuestan tanto que en la Premier cada vez hay más dueños que buscan otras cosas.

—Ha podido disfrutar de Anfield, Old Trafford o Stamford Bridge. ¿Qué los diferencia del Bernabéu, San Mamés o el Calderón?

—Quizás es que son 90, 95 o 97 minutos sin parar. Hay partidos que he ganado en Inglaterra cuando iba perdiendo en el 92. Y lo contrario, ganar 3-0 en el 89 y empatar en el 95. Hasta que no pita el árbitro, por la intensidad que ponen las aficiones, no se puede dar nada por hecho. En España, tienes un córner con 0-2 en el marcador al final del partido y la mitad del estadio se ha ido o es una acción sin más. Allí, con un 0-2 a favor, el equipo rival lo pasa mal. Y como metas el 1-2, vuelves otra vez a entrar en el partido. Es más una cuestión de atmósfera que de fútbol.

—Y ese fútbol directo con el que se relaciona a la Premier, ¿juega algún papel en eso?

—Es que con los dueños y entrenadores nuevos, lo del fútbol directo cada vez se ve menos. Y las aficiones siguen siendo igual. El aficionado inglés va al campo a darlo todo 96 minutos como lo dan los jugadores. Es una filosofía.

—¿Ya no existe entonces el fútbol inglés como preconcepto?

—No, creo que no. Más allá de la Premier, creo que solo hay que ver a la selección. ¿Cómo juega la selección inglesa? ¿Cómo vienen trabajando las categorías inferiores? Te das cuenta que ese 4-4-2, balón largo y delanteros de 1,90 va cambiando y que el año pasado Inglaterra ganó la Champions y llegó a semifinales en la Eurocopa.

—Se ha labrado una reputación en las islas.

—Bueno, creo que el mejor termómetros son las aficiones de donde has estado. Quitando, Birmingham, que el tiempo en el que estuve el campo estuvo cerrado por la pandemia, mi sensación es que he ido a jugar contra el Middlesbrough y han coreado mi nombre. La gente de Nottingham te sigue queriendo y echando en falta. Ese es el mejor termómetro.

—¿Se siente más cómodo allí que en España?

—Hombre, me siento más cómodo porque es donde he estado.

—Pero me da la sensación de que aquí no se le conoce como entrenador.

—Sí, puede ser. Es lo que hay. Cuando me salió lo de Middlesbrough no tuve ninguna duda porque en aquella época sí que quería salir de España. Luego ya trasladas a toda la familia y quiero compaginar mi carrera como entrenador con mi vida personal y te das cuenta que, después de tres años, quieres seguir allí. Salió Nottingham y después sí estuve más abierto a otras cosas, pero no salió nada que se acabase cerrando. Estoy cómodo porque es lo que conozco, pero si saliese alguna oportunidad de venir aquí en el sitio y el proyecto adecuado estaría encantado.

—Llegó y dio su primera rueda de prensa en inglés.

—No sé ni cómo me atreví a dar la primera rueda de prensa en inglés. Incluso mi mujer me decía si estaba loco. Pero son esas cosas de respeto. Si voy a Inglaterra prefiero que la gente vea que tengo un nivel bajo, pero que voy a intentar ponerme en su ambiente lo antes posible.