La delicada tarea de elegir qué palos de golf

Pablo Herrero

DEPORTES

AFP7 vía Europa Press

29 oct 2021 . Actualizado a las 08:59 h.

Desde que se inician en el golf de alta competición, los profesionales eligen las marcas de material que van a jugar, tanto de palos como de bola, a cambio de una contraprestación económica y del soporte de su equipo e instalaciones dedicadas a la personalización del material e innovación. Formalizan un matrimonio que ambas partes esperan que sea fructífero, aunque no siempre renunciar a la libertad de elegir el material y atarse a lo que la marca es capaz de darle al jugador ayuda a que los resultados acompañen, pudiendo surgir una de las peores pesadillas de cualquier golfista: jugar sin sensación.

Un ejemplo de una buena elección de material es Jon Rahm, quien debutó en el 2016 con TaylorMade. La relación parecía que nunca terminaría, viendo la impresionante progresión de Jon, pero en enero del 2021 pega un giro y Rahm es el fichaje estrella de Callaway. Por ahora, su adaptación a los nuevos palos y bola está siendo un éxito, avalada por su primer major, el US Open, y por ser el número uno del mundo.

Sergio García recorrió el mismo cambio que Rahm tres años antes, tras ganar su primer major en el 2017, el Masters. Zanjó 15 años de contrato con TaylorMade y pasó a jugar los palos y bola de Callaway desde enero del 2018. Pero no fue lo que Sergio esperaba y a principios del 2021, su idilio terminó, regresando a TaylorMade.

Otro que sucumbió al cambio de material recientemente fue Justin Rose, tras firmar con Honma en el 2019 después de años de éxito jugando TaylorMade. Cogió los nuevos palos y el inglés desapareció del mapa, hasta el punto de romper su relación a mediados del 2021.

Una figura que pasó un calvario por cambiar de palos fue Rory McIlroy, quien reconoció que le llevó un año acostumbrarse al nuevo material de Nike tras firmar en el 2013 el que se decía que era el contrato del sucesor de Tiger Woods. Rory vivió una errática temporada, en la que solo logró una victoria menor en el circuito australiano.

Phil Mickelson fue muy criticado por cambiar sus maderas Titleist por otras de Callaway una semana antes de la Ryder Cup del 2004, que ganó con contundencia el equipo europeo y en la que Phil perdió tres de los cuatro partidos que disputó. El golfista zurdo se defendió afirmando que sus resultados no se debían al material, sino a que su swing no estaba fino. Hoy en día, Mickelson es el jugador emblema de Callaway, al que ni siquiera Jon Rahm ha conseguido desplazar.

En definitiva, elegir qué palos y bola jugar supone todo un ejercicio que requiere sangre fría por parte del jugador, para evitar cegarse por el dinero y confiar a la ligera en que un material que no encaja de inicio se adaptará a su juego. Hay quienes, como Brooks Koepka, prefieren no comprometer sus sensaciones y renuncian a este dinero, a cambio de la libertad de elegir el juego de palos y la bola que entienden que les hará rendir mejor en el campo. ¿Quién no haría lo mismo que Brooks, si pudiera?

Pablo Herrero es editor de Golf76.com