Roberto Blanco Valdés: «Cuando voy a Sar a ver al Obradoiro, grito y me meto con el árbitro»

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ABRALDES

Aficionado del Obradoiro, acude a verlo cada vez que puede y asegura vivir los partidos al máximo

18 oct 2021 . Actualizado a las 10:09 h.

Sus artículos de opinión son como las actuaciones arbitrales: no dejan a nadie indiferente. Catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Santiago, conferenciante y ensayista, sus múltiples ocupaciones no le impiden caminar una media de 50 kilómetros semanales. «Antes corría, pero una prótesis de rodilla me lo impide», explica. Una caminata con Barack Obama o una carrera de cien metros frente a Usain Bolt —«me sacaría 90 metros», bromea— lo harían sentirse en plenitud. Entretanto, disfruta con una buena carrera de atletismo, un partido de la NBA o los Juegos Olímpicos. En los de Tokio se emocionó viendo saltar y colgarse el bronce a Ana Peleteiro. Y, cuando la agenda se lo permite, acude a Sar a ver a su Obra, con el que disfruta como un aficionado más.

—Defina su relación con el deporte.

—Siempre he sido un gran deportista. No de calidad, pero sí de cantidad. De pequeño hice atletismo. En A Estrada había unas pistas, con zona de saltos, foso para los tres mil obstáculos y todo. En mi vida, también corrí mucho. Sobre todo por el campus universitario. Luego, hubo una época que jugaba al squash con mi primo José. Por la mañana íbamos al gimnasio, luego nos echábamos un partido y, al final, un baño. Que era más frontón que squash, pero ahí estábamos (se ríe). Y ahora, con una prótesis en la rodilla, me limito a caminar. Procuro andar unos cincuenta kilómetros semanales. He jugado incluso al tenis... Digamos que siempre me ha interesado mucho la actividad física.

—¿Se ve para echarle un pique a Mariano Rajoy?

—Creo que él es un buen andador. Pero no sé si anda tanto como yo, porque imagino que durante años la frenética actividad que tenía no se lo permitiría. No obstante, pienso que es un ejemplo de persona que ha popularizado el andar y eso es bueno. Recuerdo que cuando vino Angela Merkel dio con ella un buen paseo por la zona de Pedrouzo (O Pino).

—¿Con quién le gustaría compartir una buena caminata?

—Con Barack Obama, sin duda. Quizá sea con el que más, pero hay otra mucha gente. Con Vargas Llosa, con Fernando Savater, que es buen amigo. Me hubiera gustado también con el difunto García Márquez.

—Y en sus tiempos de atleta, ¿a quién retaría a una carrera?

—A poca gente porque seguro que perdería (se ríe). Pero me encantaría poderme medir con Usain Bolt. Seguro que en cien metros me sacaba noventa, pero estaría bien verlo correr de cerca.

—¿Cómo son esas caminatas: solo, acompañado, con auriculares, con sus pensamientos...?

—Suelo ir con mi mujer. Nosotros vivimos en el campo, así que nos gusta mucho disfrutar de la naturaleza. Y, generalmente, vamos hablando los dos de nuestras cosas, del día a día, de la naturaleza, que a ambos nos encanta... Y, por qué no, a veces también arreglamos el país (más risas). Cuando voy solo no me gusta llevar auriculares, prefiero ir pensando en mis cosas y escuchar los sonidos del campo: los pájaros, mismo los tractores... 

—Como espectador, ¿qué le hace disfrutar más?

—El deporte que más me gusta con diferencia es el atletismo. Los atletas me producen gran admiración. Recuerdo, en especial, a Carl Lewis. ¡Qué portento! Capaz de saltar como pocos, correr de qué manera los cien, exhibir una gran alegría corriendo los 4x100... Era una maravilla. Pero también he disfrutado con otros muchos. El salto de Bob Beamon en México es probable que lo haya visto cientos de veces. Juantorena, Serguéi Bubka, Linford Christie, Merlene Ottey... Es que hay tantos que me han hecho disfrutar. Y, últimamente, nuestra Ana Peleteiro. Me emocioné viéndola en los Juegos. Fue un bronce que, como suele decirse, sabe a oro.

—Casi todos los que cita son atletas de otros tiempos. ¿Eran figuras más humanizadas que los de ahora?

—No sé si será que yo me hago mayor o qué. Pero, para mí, los atletas han perdido un poco. No transmiten tanto. Habrá un momento en el que sea imposible rebajar más las marcas. Aunque lo hagan de centésima en centésima. No sé si es que antes había más igualdad o qué, pero sí que disfrutaba más.

—¿Qué acontecimiento deportivo le haría dejarlo todo por verlo?

—Los Juegos Olímpicos. El problema son los horarios. Tampoco soy de los que trasnochan para seguirlos durante las tres semanas que duran. Pero me gusta. Quizá antes más. Desde México 68 recuerdo haberlos seguido con bastante atención. Y eso que tienen un aspecto que los hace un poco injustos. El hecho de que un deportista esté cuatro años preparándose y que luego se lo juegue todo en un día. En un instante. Y que pierda... Es tremendo.

—Comentaba que se había emocionado viendo a Ana Peleteiro. Me cuesta imaginármelo implicándose tanto con un acontecimiento deportivo.

—Pues sí. Una carrera de atletismo perfecta. Algunos partidos de Rafa Nadal. Los atletas marroquís de medio y fondo. Un Lakers-Celtic o, en general, los tres últimos minutos de muchos partidos de la NBA. La selección brasileña de fútbol de principios de los ochenta. El deporte puede llegar a emocionar mucho. Eso sí. No soy capaz de ver cualquier cosa. Y no me gusta lo que se mueve alrededor del deporte, principalmente, en el fútbol.

—Vamos, que no es muy futbolero.

—No es que no me guste como deporte. Es todo lo que hay alrededor. Me resultan muy antipáticos los negocios sucios que hay en torno al fútbol. La deuda del Barcelona. Lo que pasó con el Deportivo en la época de Lendoiro. Los precios estratosféricos que se están pagando, y sé que si se paga es porque se genera, pero me parece que, al menos, si cobran mucho, lo mínimo es estar bien con Hacienda.

—¿Sigue la actualidad deportiva?

—Sí. Procuro estar al día en todos los ámbitos. Y me gusta la prensa deportiva bien hecha. Disfruto leyendo algunas crónicas y artículos de opinión. Otros, claro, ni los leo.

—¿Es seguidor de algún equipo en algún deporte?

—Me gusta ver buenos partidos en cualquier deporte. Pero, a nivel de acudir a verlo y demás, sí, soy del Obradoiro. Aunque nací en A Estrada, llevo muchos años en Santiago. Por eso y porque tengo buenos amigos, en especial, Dan Petts (integrante del cuerpo técnico). Pero bueno, sí, cuando puedo voy a Sar y grito, incomodo y me meto con el árbitro.

—Lo hacía más de seguir los partidos sin esa pasión que sí exhibe hablando de política.

—Le voy a contar algo. En A Estrada había un equipo que siendo yo chaval iba en el autobús a verlo todos los partidos. Y ahí aprendí que cuando vas con alguien lo haces con todas las consecuencias. Así que yo cuando voy a ver al Obra lo hago como el que más. Aplaudo, animo... Y luego, dígame quién no le ha llamado cabrón al árbitro en algún partido.

—¿Deportivo o Celta?

—Deportivo, sin duda. Pero no soy anti Celta. Si gana, me alegro. Pero si juegan los dos, soy del Dépor.

—¿Messi o Maradona?

-Maradona, claro

—¿El mejor futbolista gallego de la historia?

—Amancio fue un futbolista enorme. Luis Suárez es el único Balón de Oro español, pero no lo vi jugar para poder opinar. Así que de lo que vi y recuerdo, Amancio.