Rodri Veiga: «En esta liga perdí 5 kilos en 5 partidos»

DEPORTES

«El fútbol es una pasión, pero nada en el mundo se puede comparar con el amor de mis hijas», declara el técnico de la SD Compostela

11 oct 2022 . Actualizado a las 17:39 h.

Rodri Veiga nació en O Barco, el 22 de junio de 1977. A los 6 años ya vivía en Santiago por el traslado laboral de sus padres. En el colegio Peleteiro se metió en casi todos los deportes, menos en fútbol. Jugó a hockey, balonmano, baloncesto y fútbol sala, además de practicar yudo. Sus padres, José Luis y Feli, le inculcaron a sus hijos la importancia de la práctica deportiva para un mayor crecimiento personal. A Rodri le encantaba el básquet. Incluso estuvo con la selección gallega sub-16. Pero su vida dio un vuelco inesperado. «El seleccionador me dijo que no tenía altura suficiente y que era mejor que me dedicase a otro deporte».

Entonces, con 17 años, se pasó al fútbol. Dos amigos que estudiaban con él le convencieron para disputar su primera temporada como juvenil en el Conxo. Un año allí y le fichó el Compos para acabar su etapa juvenil. Pasó al filial de Tercera División, con Changui, Gelucho, Rico, Luisito, Coira y Juan Cabrejo, con Suso Moure de entrenador. El presidente de la cantera, Antonio Murcia, apostó por él. El actual entrenador del Compos recuerda que «siempre se portó genial conmigo. Me ayudó mucho».

David Vidal le vio jugar un amistoso en Lalín y le subió al primer equipo, en donde estuvo cuatro temporadas. Se fue al Mirandés, regresó a Galicia y estuvo casi un año sin jugar. Se planteó dejarlo todo para acabar sus estudios de Empresariales: «Me quedaban cuatro asignaturas, las más duras, y tenía muy claro que la prioridad eran mis estudios». Volvió a calzarse las botas, pero ya como aficionado, para disfrutar del deporte rey en el Negreira. Montañeros, Cerceda y Ordes, para acabar de nuevo en el Negreira. La llamada de Yago Iglesias para ser su segundo en el banquillo del Compos le hizo adelantar su adiós futbolístico. Ahora, cinco veranos después, Rodri Veiga es quien manda en el vestuario blanquiazul.

—¿Es el fútbol su gran pasión?

—Sí, desde los 17 años es mi deporte, lo que me gusta hacer, pero mi verdadera pasión son mis hijas Andrea, de 8 años, y Elena, de 4. Ellas son las que me hacen vivir con intensidad. Nada en el mundo se puede comparar con el amor de mis hijas. Un beso, un abrazo... Eso me vuelve loco.

—¿Cómo le convenció Yago Iglesias para colgar las botas?

—Tenía idea de seguir un año más en Negreira, me encontraba a gusto allí. Pero Yago me llamó para ser su segundo. Le conocí en la escuela de entrenadores y ya desde el primer momento noté que tenía algo especial. Conectamos en el primer instante. Hablábamos mucho y teníamos una gran relación.

—¿Le echa de menos?

—Mucho. La idea era seguir juntos, siempre y cuando consiguiese un banquillo en Galicia. Mi situación personal no me permite salir. Cuando Yago empezó a plantearse la idea de entrenar fuera fue cuando Manu Castiñeiras habló conmigo para ser el primer entrenador del Compos. Nunca me había planteado este reto. Disfruté mucho al lado de Yago y ahora di un paso al frente, con más responsabilidades. De hecho en esta liga perdí 5 kilos en 5 partidos. 

—¿Le costó decidirse?

—Era un cambio muy grande. Tuve que meditarlo mucho con mi familia, pero está claro que me hacía mucha ilusión. Toda la vida fui un aficionado del Compostela y jugué en este equipo. Dirigir al club de tu ciudad es un honor. Si fuese por el corazón no lo hubiese pensado ni un instante. La cabeza, sin embargo, me decía que tenía que hablarlo muy detenidamente con mi familia.

—Cuando era futbolista se le veían maneras de entrenador.

—No lo sé. Igual desde fuera se veían otras cosas. Siempre me interesé por el juego y por ayudar a mis compañeros en el campo. Prioricé el tema colectivo. Me decían que tenía madera de entrenador, pero nunca pensé en eso.

—¿Cuál fue su mejor maestro?

—Recuerdo que me gustaba mucho la lectura que hacía de los partidos Julio Díaz, De Pose me gustó el trato del vestuario, su capacidad para dirigir el grupo. De José Ramón me quedo con su idea del juego. Zoran Maric y Gabi Leis creo que fueron los más completos, pues en uno solo reunían lo de todos los demás.

—Y de Yago Iglesias, ¿qué aprendió?

—Muchas cosas de metodología, la forma de organizar contenidos, su visión del fútbol. Tengo una grandísima relación personal.

—¿Hasta dónde llegará como técnico?

—Con un poco de suerte, muy lejos. Trabaja muy bien, tiene una gran capacidad y sus ideas le permitirán alcanzar altas cotas.

—¿Cómo es usted en el vestuario?

—Tengo mi carácter, a veces muy fuerte, pero no voy a reprimirme en ese sentido.

—¿A quién se parece su filosofía de juego?

—Intento reproducir cosas que me gustan de cada entrenador y adaptarlas a mi plantilla.

—¿Qué fútbol le gusta más?

—Una mezcla de Guardiola y Mourinho. De Guardiola, su fútbol combinativo. De Mourinho, la verticalidad. Busco un término medio.

En corto

Rodri Veiga no se plantea objetivos a largo plazo: «Solo pienso en llegar al 30 de junio. No para asegurar mi puesto en el banquillo. Marco esta fecha para luego plantearme si esto me gusta y si estoy ayudando o no a crecer al equipo de mi ciudad. Mi futuro solo es ganar el siguiente partido».

—¿Qué hace al llegar a casa después de tanto ajetreo?

—Estoy un rato con mis hijas, las acuesto, escucho todo lo que hicieron durante el día. Es uno de los mejores momentos. Intento desconectar del fútbol.

—¿Cuáles son sus aficiones?

—Estar el mayor tiempo posible con las niñas y con mi esposa, Belén, aunque desde que soy el primer entrenador tengo más dificultades para eso. Luego, practicar y ver todo tipo de deporte, escuchar música, viajar...

—¿Su música?

—El rock de los 90

—¿Su película?

—No veo muchas.

—¿Qué está leyendo ahora?

—La biografía del ciclista David Millar, «Pedaleando en la oscuridad», y «Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva».

—¿Un partido de fútbol?

—El Real Madrid-Atlético de Madrid de la Champions, con el gol de Sergio Ramos. También el España-Malta (12-1), de grandísimo recuerdo. Otro gran partido fue el Compos-Bilbao Athletic. Fui con mi padre a ver el debut de Julen Guerrero en Santa Isabel.

—¿Qué fútbol le gusta más?

—El ritmo de la liga inglesa. Sorprende la evolución que tuvo. La frase de que todo está inventado en el fútbol no es real.