Fórmulas válidas para unir a un equipo que no cuaja

Manuel Piñero

DEPORTES

KEVORK DJANEZIAN

23 sep 2021 . Actualizado a las 10:03 h.

El papel de un capitán en la Ryder resulta fundamental y si Estados Unidos ha tenido en las últimas décadas un problema de compenetración o unidad, como da la impresión, me parece muy interesante que su capitán, Steve Stricker, reedite fórmulas que quizá puedan mejorar su rendimiento. Como los pods, esos grupos de cuatro jugadores con una convivencia mucho más estrecha entre sí.

En general, durante una Ryder Cup se trata de que el equipo al completo conviva y comparta situaciones y experiencias para hacer piña entre todos los jugadores. Pero sería hipócrita no reconocer que entre unos hay más afinidad que entre otros. Por eso veo positivo reforzar esa sintonía en grupos más cerrados.

En el vestuario de Stricker había de entrada una patata caliente, el pique que mantienen Brooks Koepka y Bryson DeChambeau. Mantener ese problema afectaría al equipo, seguro. Por eso el capitán, que cuenta con una enorme experiencia en la Ryder, tenía que tantear, también con la colaboración de sus vicecapitanes, un posible acercamiento entre ambos. Aunque al final depende de los jugadores que se reconcilien o aparquen sus diferencias por un objetivo en común. Esbozó Stricker que ese trabajo ya se había hecho; lo ideal sería buscar un apretón de manos o un abrazo que zanjase los problemas. Lanzando el mensaje de «vamos a por ellos, vamos a ganar». Un gesto así sería muy positivo para el equipo de Estados Unidos. Y, aunque Stricker ya lo ha descartado, yo hasta me arriesgaría a juntarlos en una pareja porque sería una señal inequívoca de que todos ponen por delante los intereses del equipo a los propios.

De forma habitual, Estados Unidos no ha manejado bien las diferencias, ya con Tiger Woods y Phil Mickelson compartiendo equipo. Así que será interesante ver cómo el capitán y sus ayudantes llevan ese tema.

En cambio, en Europa, ni en mis dos Ryders como jugador ni en las tres en las que fui vicecapitán, recuerdo nada semejante. Ni siquiera cuando compartieron vestuario jugadores con un talento tan grande y con caracteres tan diferentes como Seve Ballesteros, Nick Faldo y Bernhard Langer. Una vez juntos todo era más sencillo y tranquilo, dentro de la tensión de un evento tan fascinante.