Los ataques de Luis Enrique

DEPORTES

MARCELO DEL POZO

06 sep 2021 . Actualizado a las 08:38 h.

Ganó, y ganó sobrado ante una eminencia como Georgia, que al final era lo importante cuando cada partido pendiente de España se ha vuelto una ruleta rusa. O catarí. Casi se nos derrama una lágrima por ver al fin a Marcos Llorente jugar de Marcos Llorente. Los ataques de entrenador, incluso los de Luis Enrique, siempre acaban ofertando alguna tregua. Llorente asistió a Soler y a Ferran Torres para que la selección bajase en canoa sin los aprietos a los que acostumbra. El delantero, por si se lo perdieron, era Abel Ruiz, un canterano del Barcelona al que 13 goles en 47 partidos con el Braga le han bastado para que Luis Enrique lo etiquetase entre lo mejor de España.

Contra Suecia, Luis Enrique salió con Morata y Gerard Moreno, dos buenos rematadores, mientras trataba de carburar por dentro a ritmo del pasemisí. Rematadores sin balones para el remate. Hay una diabólica trola en la herencia del cruyffismo que llevó luego al Barcelona a la gloria, también con el propio Luis Enrique como comandante, y es creerse que la partitura se sostiene con los músicos que sea. O que cualquiera con eso que los puristas calificaron como ADN Barça será capaz de repetir aquello con poco que se meta en faena. Quizá por ello sea capaz de percibir a Eric García como el mejor central de España. Tiene la salida de balón de la Masía, no hay duda. Da igual si es lento, va mal al choque y de cabeza le falta cerrar los ojos al saltar. Los centrales tienen que sacar el balón bien aseado, eso es lo fundamental. Como si los Puyol, Ramos o incluso Piqué tuviesen ahí su principal virtud.

Cuando el partido con los suecos tomó la del purgatorio, Luis Enrique metió a Sarabia y a Brais para intentar extender el juego por fuera. España pretendía tejer entonces opciones de centro para las que ya no había rematadores. Lucho había retirado del campo tanto a Morata como a Gerard. Cuando quiso jugar por dentro, tenía dos nueves en el campo y, en el momento en el que quiso llegar por fuera, los sacó.

España se desquitó con los georgianos como lo había hecho contra Eslovaquia en el único partido que ganó en tiempo reglamentario durante la Eurocopa de la que salió como semifinalista. Quizá sea un cambio de tendencia o quizá otro espejismo. Como cuando parece que cesan los ataques de entrenador en Luis Enrique. Con el pescado vendido, Llorente volvió al lateral.