Champoussin sobrevive a la emboscada de la Vuelta en Mos

x.r.c. VIGO

DEPORTES

Manuel Bruque

El francés, apareciendo de la nada a falta de 1,5 kilómetros, gana la épica etapa gallega diseñada por Óscar Pereiro, en la que Supermán López abandonó al verse fuera del podio

04 sep 2021 . Actualizado a las 19:04 h.

Clément Champoussin (AG2R) fue el más listo y el primero que salió de la emboscada que Óscar Pereiro le tendió a los 146 supervivientes de la Vuelta a España en la etapa que unía Sanxenxo con el Castro de Herville, en Mos. El francés surgió de la nada en el último kilómetro, cuando Roglic y Enric Mas se vigilaban para disputar una etapa de época tras neutralizar una escapada de casi 90 kilómetros de Gibbons. El sudafricano fue uno de los damnificados del día, pero no el principal, papel que recayó en Supermán López, que a falta de 30 kilómetros se bajó de la bici y abandonó pese a los intentos de sus jefes del Movistar, que se quedaron sin un lugar en el podio del modo más inesperado.

La etapa fue una delicia, una clásica fabricada en la mente y en las piernas de Óscar Pereiro que bien podría decidir una Vuelta si de rojo no fuera vestida una bestia llamada Primoz Roglic. En medio de continuas subidas y bajadas, de puertos encadenados, de cambios de firme, de asfalto del siglo pasado y de congostras de la Galicia más enxebre, se sucedieron las escaramuzas.

La primera escapada seria llegó a mitad de carrera con un grupo de 16 unidades en el que destacaba Matteo Trentin, sin embargo, fue su compañero Ryan Gibbons (UEA) quien se convirtió en el gran protagonista de la etapa. Primero, compartiendo fuga y después pedaleando en solitario desde el alto de Mougáns, uno de los cinco puertos encadenados que deparara el tremendo final de etapa de la penúltima cita.

A falta de 25 kilómetros, la diferencia de Gibbons era de dos minutos y medio sobre el grupo de Roglic, pero a diez de meta todavía era de minuto y medio. En ese intervalo, por detrás y fuera de foco sucedió uno de los momentos de la Vuelta, cuando Miguel Ángel López, que viajaba en el tercer vagón de la carrera, puso pie a tierra. Primero, para intercambiar unas palabras con el segundo director del Movistar y minutos más tarde, y de un modo incomprensible, subirse al coche del equipo y abandonar. A 30 kilómetros de la meta y presumiblemente del tercer cajón del podio.

Sin Supermán por detrás, los gallos de la carrera, entraron en ebullición cuando el Castro de Herville asomó. Con un cambio de carretera y un mar de aficionados a pie de pista.

Primero le dieron caza a Gibbons, a quien crearon falsas expectativas dándole una segunda vida a falta de cinco kilómetros (su ventaja pasó de 11 a 30 segundos en un suspiro), pero a falta de tres, la cosa se puso seria. Atacó Yates en busca del podio, Haig (ahora tercero) tenía problemas para no desconectar, se probó Enric Más y a todos les respondió Roglic con la tiranía de quien se sabe el más fuerte. Hasta de dejó ver Bizkarra con un ataque, pero quien sorprendió a todos fue el francés Champoussin. El galo del AG2R emergió desde atrás a falta de un kilómetro y medio para el alto de Herville, y nadie le respondió. Roglic y Mas, primero y segundo de la general, continuaron con su particular juego de naipes y el francés, que ya se había dejado ver en algunos de los puertos, fue el primero en coronar la línea de meta y adjudicarse el triunfo. Una vez más, y van 20 etapas de 21, el triunfo no fue para un ciclista español. El mejor fue Mas, cuarto, por detrás de Roglic y Yates