Rodrigo Corrales: «La víspera del bronce soñé con mi padre, fallecido, mi promesa era con él»

DEPORTES

«Siempre aparece en los momentos importantes para echarme una mano, él soñaba con esto cuando yo empezaba», explica emocionado el meta de Cangas
08 ago 2021 . Actualizado a las 12:01 h.Excitado por el bronce recién conseguido, Rodrigo Corrales (Cangas do Morrazo, 1991) llega a la entrevista con La Voz y lo primero que comenta es el éxito de los deportistas de su pueblo. Razona cada respuesta en una larga conversación en cuya última pregunta se desmorona un gigante de 202 centímetros y 100 kilos de peso. «Había prometido conseguir una medalla. Tenía muchas ganas de dedicársela a mi padre, que falleció ya hace años, y que, no sé cómo, siempre aparece en los momentos importantes para echarme una mano: no ha sido jugando esta vez, pero sí ayudando al equipo. Esta noche, la víspera, soñé con él, mi promesa era con él, traer algo por él. Cuando yo empecé en el balonmano, él soñaba con que yo llegase aquí. Y también le había prometido a mi familia y a mi pareja poder brindarle un momento de felicidad. Pero esto no para y hay que buscar más motivaciones, aunque este día no se olvidará nunca», indica el meta del Veszprém húngaro.
—¿Han repasado la semifinal ante Dinamarca?
—La exigencia que se nos pone desde fuera, la de una medalla, es debida a los buenos resultados de estos años. Pero nosotros sabemos que física e individualmente seis u ocho equipos son mejores que nosotros. Dinamarca es un equipo increíblemente bueno, así que piensas que has hecho un buen partido, pero que ellos lo han hecho un poquito mejor. Estuvimos cerca, lo peleamos, tuvimos nuestro momento para ponernos a uno y empatar, pero no lo logramos. Da la sensación de que esta selección tiene algo especial, porque hay seis u ocho selecciones con más talento.
—¿Y por qué triunfa España?
—Lo contrarrestamos con la unión del grupo. Muchos de nosotros vivimos juntos, estudiamos juntos, nos formamos juntos... Y llegas y los veteranos te introducen al grupo y te hacen sentir como una familia, en la que te enseñan todos los valores. En esta selección se aparcan los egos, te pones en la causa por el equipo para conseguir un éxito. Todos estos años ha sido así, nos hemos ayudado unos a otros primando el colectivo por encima de lo individual.
—En el partido por el bronce le tocó animar a Gonzalo Pérez de Vargas.
—¿A quién no le gusta jugar? Un deportista tiene la ambición de jugar siempre, porque es también lo que nos hace crecer. Pero en las semifinales él estuvo muy bien, mantuvo al equipo en el partido y eso le dio una confianza extra. Lo previsto era ver cómo se encontraba él y al final lo que me hace ilusión es el bronce y poder volver a este grupo. Hay veces que tienes más protagonismo y otras no, pero la medalla lo justifica todo. Solo quería ganar el bronce, llamar a mi familia y decirles ‘he conseguido el sueño que tenía desde pequeño’.
—Pero, para alguien con tantos títulos, tan bregado, ¿los Juegos son diferentes también?
—Es algo distinto porque se juega cada cuatro años, para siete u ocho jugadores son las primeras Olimpiadas, tiene un poco más de repercusión, la gente le da más importancia y eso esperemos que ayude al balonmano y se pueda recuperar la liga que teníamos en España hace años. Nuestro objetivo también es transmitir valores que empujen a la gente a apostar por nuestro deporte. Para mí sí es especial. Tenía medallas de Europeos y Mundiales, pero la olímpica es nueva y nunca sabes si volverás a estar en un escenario como este.
—¿Qué explicación encuentra a que haya cuatro medallas de Cangas, Teresa Portela, Rodrigo Germade, Iván Villar y la suya?
—Es muy difícil de explicar. En el deporte se busca el resultado inmediato, pero cuando estamos aquí es porque hay un trabajo desde mucho antes. Imagino que tanto Teresa como Rodrigo, cuando eran pequeños, gracias al Náutico Ría de Aldán, encontraron su amor por el piragüismo, Iván Villar, gracias a la pasión por el deporte en Cangas, ha podido triunfar en el fútbol, y yo gracias a tener un club de referencia en Asobal pude coger amor por el balonmano. Y viendo todos los sábados en el Gatañal a los jugadores de la mejor liga del mundo, tuve un sueño. Nunca me imaginaba llegar a unos Juegos, pero sí jugar en el Gatañal y poco a poco se han ido cumpliendo los sueños. La explicación está en la gente del deporte base que apostó por nosotros y nos dio todas las herramientas para desarrollar nuestro deporte. Creo que es un día para ellos, para acordarse de toda la gente que ha hecho posible esto. Cuando se respira en un pueblo esta cultura deportiva, salen las cosas. Espero que esto impulse a más niños a compaginar los estudios con el deporte y a los clubes a seguir enseñándonos para poder desarrollar esta pasión.
—Hablaba de la gente anónima que trabaja con la base.
—Tendría muchas personas de las que acordarme (suspira). Cuando empecé, Óscar [Fernández], que está de director deportivo, tuvo detalles importantes, también Pepe Camiña, hijo de Manuel Camiña [histórico presidente del club] me inculcó el amor por este deporte. Cangas me permitió empezar mi carrera y le doy gracias, como a mis amigos, mi familia y mi pareja, obviamente, por aguantarme siempre. La base es fundamental. La barrera del éxito es muy fina. El deporte es resultadista, pero se trabaja a 20 o 30 años vista, cuidando a los niños en la base.
«Ahora necesito pasar tres o cuatro días de calidad en Galicia»
Rodrigo Corrales no se imaginaba en unos Juegos hasta bien entrada su trayectoria. Un viaje que resume recién alcanzado el bronce olímpico. «Todos empezamos con la ilusión de divertirnos, de pasar tiempo con los amigos e ir a torneos. Vas quemando etapas, como en cualquier trabajo, y llega un momento en que sientes la necesidad de ver hasta dónde puedes llegar. Salí de casa joven, con 15 años me fui a Barcelona, luego ma fijé la ilusión de ser profesional en esto; luego, jugar la Liga de Campeones; a continuación, ir con la selección... En el 2017 empezamos un ciclo de cuatro años más uno: ganamos dos Europeos, conseguimos un bronce en uno de los dos Mundiales, y culminamos los Juegos con este bronce. Con lo cual, más allá del éxito que hemos tenido, está la imagen que damos. Cuando Jordi [Ribera, el seleccionador], nos llama, porque somos el mismo bloque, te crees que puedes estar en los Juegos. Y llegas, después del año más largo que recuerdo. No sé si ha terminado la temporada pasada o ha empezado la nueva... Porque en una semana empezamos otra vez. Había mucha tensión, miedo a lesionarse y no poder estar aquí, hay que sumarle lo del covid... Esta estar aquí no te lo crees y acabar con un bronce es tremendo», explica el portero, en plena madurez deportiva a sus 30 años.
—Este grupo de jugadores del que hablaba antes, tendrá unos cuantos códigos. Como lo que cantaban en presencia del presidente de la Federación Española, Francisco Blázquez.
—Nos había prometido una prima, que no sé si nos dará o no, le cantábamos ‘prima doble’ (ríe). A ver si se porta, pero lo importante es la medalla.
—¿Podrá disfrutarla en Galicia?
—Aún no sabemos el plan, pero ahora necesito pasar tres o cuatro días de tiempo de calidad en Galicia, y los voy a tener seguro. La temporada empieza ya, tengo que estar el día 15 en Hungría, con un partido oficial ya el 23, al que no puedo faltar. Ha sido un año muy largo, no hemos tenido tiempo libre, en Navidades jugamos la final four el 29 y 30 de diciembre, enganchamos con el Mundial... Ahora siento un vacío físico y mental tras un año muy exigente y me gustaría tener esos tres o cuatro días de calidad con mi familia, mis amigos y disfrutar y estar tranquilo en Galicia. El año difícil es el posterior a unos Juegos porque vuelves a enganchar todo sin ningún descanso.