Desde el principio, Teri supo aprovechar muy bien la técnica

ARACELI MENDUIÑA

DEPORTES

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Teresa Portela comenzó a remar con nueve años en el Club de Mar Ría de Aldán

09 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Fui la primera entrenadora de Teresa Portela. Con 9 años, Teri empezaba a palear en el Club de Mar Ría de Aldán como otra niña cualquiera del pueblo. Era un pasatiempo, una actividad más para pasárselo bien. Suele ser a esta edad cuando los nuevos piragüistas se lanzan al agua. Antes de los 10 años, hay niños que no pueden ni con la pala; Portela pronto supo acostumbrarse a manejarla con soltura.

A Teri ya se le veía desde el principio que paleaba con una técnica más efectiva que la del resto de aprendices. Clavaba la pala en el agua de manera que aprovechaba cada movimiento prácticamente al máximo para avanzar todo lo que pudiera. Incluso era complicado buscar una compañera que en k2 le pudiera seguir el ritmo.

Las regatas de alevines e infantiles de piragüismo acostumbran a ser de 1.500 y 3.000 metros; son carreras de fondo. A esas edades, hay niños que crecen antes que otros y por eso destacan, sin embargo, estas regatas también premian la destreza, la técnica y la habilidad para ganar; por eso Teri empezó a destacar.

En primer lugar, cuando alguien se inicia en el piragüismo, lo importante es desarrollar una buena técnica, aprender a realizar correctamente el movimiento de la pala y del cuerpo. Luego, a medida que uno crece, se desarrollan otas habilidades.

Las carreras de fondo como aprendiz le otorgaron triunfos con el paso de los años. Una vez acudió al CGTD de Pontevedra, como cadete, comenzó su tecnificación. El piragüismo ya no era solo un pasatiempo. Con 13 años, pasó por un punto de inflexión en el que decidió darlo todo por este deporte, aunque nunca se le pasase por la cabeza llegar a conseguir lo que hoy forma parte de su legendario palmarés.

En los años noventa, ningún niño del club soñaba con ir a unos Juegos Olímpicos. Ahora vienen chavales que empiezan a palear y piensan que algún día podrían alzanzarlos, porque lo ven en Teresa. Por suerte y gracias a ella, cualquiera que llegue al club puede soñar con llegar a lo más alto. Por aquel entonces, las aspiraciones de los piragüistas (y de los deportistas en general) eran distintas, más a corto plazo, más factibles.

Ser campeona gallega, ir a los campeonatos de España, formar parte de la selección... Paso a paso, meta a meta, la gesta de triunfos de Teresa se hacía más grande. Ir a Sidney 2000 como júnior ya auguraba un futuro prometedor, pero nunca nadie pensó en seis Juegos Olímpicos, ni mucho menos en conseguir una medalla con 39 años. Y así fue avanzando hasta conseguir la plata olímpica que, además de que no supone el fin de su carrera, recompensa el trabajo y la pasión de toda una vida.

«Sigue siendo parte del club»

Cuando se marchó al centro de tecnificación de Pontevedra, y luego al de Sevilla, obviamente Teresa redujo el contacto con su club. Al principio, cuando tenía tiempo de volver a casa, los pocos ratos que tenía, se los dedicaba a su familia, como es lógico.

Aun siendo una deportista de élite, continuamente viajando, acabó encontrando tiempo para su pueblo, su club, y los aprendices que sueñan con ser como ella. Siempre encontró huecos para dar charlas, salir al agua con los chicos, y no se cansó de regalar ropa de las competiciones internacionales en las que participa. Teresa Portela no sólo es un ejemplo a seguir como persona, madre, medallista olímpica y brillante universitaria, sino también prueba que se puede conseguir todo lo que te propongas si pones esfuerzo y tesón en lograrlo. Aporta ilusión y esperanza a todo aquel que tiene un sueño, tanto en el deporte como en la vida, de ahí la grandeza de su proeza. Es una persona entrañable, cariñosa, educada y alegre, a la que conozco desde que nació. Mi casa estaba a solo cinco metros de la suya; era muy amiga de mi hermana y pasó muchas tardes jugando en nuestro jardín.

Con 9 años, acogimos en el club a una niña ilusionada que se iniciaba como palista; treinta años e incontables medallas después, Teri sigue siendo la misma persona, una piragüista sencilla de Aldán que logró cumplir sus sueños y hacernos partícipe de ellos.

Algo en lo que ha mejorado, el buceo

En el campeonato de España de infantiles por autonomías, en Murcia, durante una semana los palistas tenían que disputar un conjunto de pruebas físicas. Las distintas fases eliminatorias consistían en tramos de carrera, natación, gimnasio y diferentes distancias en piragua. Para llegar a las pruebas de remo, en primer lugar debían superar las de natación, que incluían bucear cinco metros. Teri, aunque sabía nadar, no le gustaba nada bucear y tuvimos que entrenar en la playa esa distancia.

Al llegar a Murcia no consiguió pasar la prueba en un primer momento; cuando sacó la cabeza del agua aun no había pasado la corchera que marcaba la distancia, pero tuvo una segunda oportunidad que aprovechó. Siempre prefirío planear sobre el agua.