Siete medallistas y una decena de diplomas olímpicos elevan a una generación
08 ago 2021 . Actualizado a las 23:33 h.Durante los últimos años se anunció el desembarco en Tokio de la mejor generación de olímpicos gallegos. Gigantes respaldados en Mundiales, sobre todo, porque no hay otro termómetro mejor para medir las expectativas olímpicas de un atleta. Pero el poderío de este grupo de deportistas, una mezcla entre los consolidados por los últimos años y los jóvenes que derribaban las puertas del éxito a estacazos, resultaba difícil de imponer en un contexto, además, tan complicado como el de la pandemia. Consumidos los Juegos del 2020 que se celebraron en el 2021, Galicia celebra, con una enorme diferencia, su mejor legado olímpico. Mire por donde se mire.
La delegación más amplia
Cuando comenzaron los Juegos, los 21 deportistas presentes en Japón ya eran, de largo, la mejor delegación de la historia de la comunidad, superando sus 18 representantes tanto en Barcelona 92 como en Sídney 2000. Terminado el evento en Japón, no hay mejor balance de medallas que el de este verano del 2021, seis, por las cuatro de Pekín 2008 y Londres 2012.
Pero con frecuencia, el más fiable medidor del potencial de un territorio en el mundo del deporte no resulta el número de medallas, sino el de diplomas. A los siete deportistas que lograron seis medallas en Tokio 2020 (la del K4 es compartida por Rodrigo Germade y Carlos Arévalo), se unieron otros diez que participaron de nueve diplomas.
Muchas oportunidades próximas al podio. Resultados que, por un solo punto como sucedió en la vela con Iago López y Támara Echegoyen, no computan para el número de podios, pero sí explican el potencial deportivo de un territorio. A Enmanuel Reyes Pla, el boxeador hispanocubano afincado en A Coruña, le privó del título una caprichosa decisión en cuartos, donde avanzó su verdugo, a la postre campeón olímpico. El betanceiro Carlos Arévalo, que luego alcanzó la plata formando parte del K4, se quedó a una sola décima del podio en la final del K1 200, que terminó en la quinta plaza.
La misma plaza que firmaron Adrián Ben o Antía Jácome, dos grandes bazas para París.
