Las medallas, la competición de élite en general, deshumaniza a los deportistas. No es que sea culpa del oro, la plata y el bronce. Es culpa nuestra, pero es difícil no caer. Pedri, por ejemplo. Dice el test del pato que si parece un pato, nada como un pato y grazna como un pato, entonces probablemente sea un pato. Pedri tiene vello facial como un adulto, juega con adultos y, sin embargo, solo es un niño con un enorme talento.
De tanto verlo en la Liga, en la Champions, en la Eurocopa y en todos lados —prensa, radio y televisión—, olvidamos que tiene 18 años. ¿Qué hacían ustedes con 18 años?
Como los espectadores deshumanizan al deportista, el deportista lo asume y tiende a autodeshumanizarse. Alberto Ginés también tiene 18 años —¿qué hacían ustedes con 18 años?— y le han descubierto su cuenta B en Twitter. Es decir, tiene su usuario oficial —oficialmente aburrido— con su nombre real, pero donde él se divierte es con su otro usuario. Para mantener su anonimato, digamos que su alter ego en Twitter es «me gustan los jueves».
Se trata de una maravillosa cuenta sin filtro, en la que todo es una sucesión de mensajes bajo los códigos propios de la generación Z —la suya— para comunicarse. Desamor, crudeza y cierta angustia existencial de una generación que lo tiene todavía más difícil que los millenials. Reparte sin cortapisas y con ironía contra lo que no le gusta y se posiciona políticamente de manera deliciosamente descarada.
«Wtf [siglas de ‘pero qué coño’ en inglés], por qué se me hace viral esta cuenta y no la ‘oficial’?????», se preguntaba. Es obvio. El Alberto Ginés no oficial es puro aire fresco. Y, dios, cómo extrañamos nuestros 18 años.
